Las Londras: Periodismo vs. Lucha encapuchada

ROBERTO MÉNDEZ HERRERA

En la audiencia cautelar de este domingo 13 de febrero del 2022, Paulino Camacho Vedia, un agricultor de 28 años, domiciliado en la comunidad Berlín de la zona San Julián, Santa Cruz, al tomar la palabra en uso de su derecho a la defensa, lanzó dos frases que llamaron la atención: “seguiré en mi lucha” y :“hay otros Paulinos”, afuera, poco antes de ser enviado a prisión preventiva por seis meses, por orden del juez de control juridisccional, Roberto Hurtado, acusado de ser probable autor del secuestro y tortura de seis periodistas, cuatro policías y civiles en “Las Londras”, un predio en litigio por derecho propietario, en la provincia Guarayos, el pasado 28 de octubre del 2021.

En “Las Londras” una comitiva de periodistas de varios medios de comunicación fueron emboscados por un grupo de encapuchados armados que salió del monte disparando contra ellos, cuatro policías y civiles para luego destruir a balazos las cámaras de televisión y mantenerlos secuestrados por espacio de 7 horas y previa firma de un acta fueron liberados, con el compromiso de no pisar el lugar de nuevo.

Y Paulino Camacho fue identificado por dos periodistas como uno de los que encabezaba el grupo armado e inclusive por ser quien abrió fuego contra la cámara del colega Percy Suárez.

El remordimiento es un sentimiento que experimenta una persona cuando cree que no ha actuado de manera correcta. Se trata de una sensación de culpa o de un malestar que persiste después de una acción propia que se juzga como negativa o dañina y si le agregamos remordimiento de conciencia es la imposibilidad de un individuo de superar un error a causa recordárselo a sí mismo constantemente, según definen los psicólogos.

Pero en el caso de Paulino Camacho no se observó ese tipo de conducta y por el contrario insistió en varias oportunidades que “seguirá en su lucha”. Y la pregunta del millón. ¿Se está refiriendo acaso a la lucha armada como método para obtener sus objetivos?.

Paulino Camacho ya se había dado el lujo de “ofrecer garantías” a los fiscales para que vayan a tomarle declaración en San Julián el 24 de noviembre del 2021 luego de haber escapado con las manillas puestas de las autoridades policiales y fiscales y de haber intentado atropellar al fiscal Iván Quintanilla, de la comisión investigadora.

Ese mismo día aprehendieron al primer detenido, Sixto Canaza Sacaca y cuando también campesinos de una organización afín al gobierno nacional de turno tomó por asalto el puesto policial de “Los Troncos” y se llevaron detenido a un agente del orden e igual privaron de su libertad al mismo jefe de la policía de San Julián, según relata el coronel Nicolás Curcuy, en un informe.

Camacho, detenido este viernes 11 de febrero del 2022, se abstuvo a declarar ante las autoridades policiales, en uso de su derecho constitucional y tampoco ha sido presentado públicamente, 48 horas después, como lo hicieron con el primer detenido, Sixto Canaza. Por eso no se conoce de “cuál lucha” habla.

En la misma audiencia de este domingo, el colega Percy Suárez le respondió a Camacho y al juez de la provincia Guarayos, Roberto Hurtado, extrañado al haber escuchado el énfasis que puso el imputado cuando insistió en continuar en su “lucha”.

Suárez relató al juez que está vivo por obra y gracia de Dios porque no solo las balas le pasaron silbando la cabeza sino que también después que su cámara fue destrozada a tiros, recibió un cachazo en la nuca que lo dejó en un estado de inconsciencia.

“Mi lucha es por la justicia”, le dijo Suárez. Y esa es la causa de los periodistas que ahora denunciamos que estamos ante un grupo subversivo que toma a la lucha armada y encapuchada como su bandera y queremos advertir que estamos ante un tema de seguridad nacional porque no podemos permitir el germen de grupos subversivos como ocurrió en Colombia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) que luego aparecieron vinculadas con las mafias del narcotráfico o con las de Sendero Luminoso en Perú, luego relacionadas con el terrorismo.

“Bolivia es un Estado pacifista, que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz”, dice el Art. 10 de la Constitución Política del Estado y esa vocación la comprobó la desarticulada guerrilla encabezada por Ernesto Ché Guevara, el 9 de octubre de 1967.

 

ROBERTO MÉNDEZ HERRERA

Periodista y docente universitario

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de Visor21.