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Vienen las elecciones atomizadas

Diez frentes participarán en las elecciones generales del 17 de agosto, por lo que se prevé que el ganador no alcanzará el 30 por ciento de la votación, de manera que se deberá programar una segunda vuelta.

Esta atomización de frentes se debe en gran parte al egocentrismo de los candidatos, porque sus máximos referentes políticos no parecen estar ocupados en el bien común, sino en la lista de nombres y rostros que cautiven a los votantes; así, el electorado se divide; al final de cuentas, ganará un candidato con una estructura mínima, que no necesariamente represente a una mayoría, como se pretendería en una democracia madura. El correlato será el chantaje de las minorías más el apoyo a cambio de favores.

Los que alentaban una oposición unida, capaz de ganar en la primera vuelta se quedaron con los crespos hechos, porque los Doria Medina, Quiroga, Reyes Villa y compañía se sienten con la musculatura suficiente para ganar. Los que apuntalaban a una unificación del partido gobernante, terminaron más enfrentados que nunca porque aparte de fraccionarse, terminaron descalificándose mutuamente.

Ganaron los asesores políticos (los de siempre) que como corchos sólidos navegan en el mundillo de la política boliviana, aparecieron analistas políticos por doquier y empezaron a perder crédito las empresas encuestadoras, empezando por el empresario boliviano radicado en Estados Unidos que, sin quererlo, aduló a uno y otro, de manera que fortificó a los candidatos en su trinchera.

El politólogo italiano Giovanni Sartori explica que el multipartidismo se da cuando la competencia es entre muchos. Si hay de tres a cinco es moderado, entre siete y diez es polarizante y más de 10 atomizado, este es el caso de nuestro país. En las pasadas elecciones de 2020 se presentaron ocho candidatos, tres de los cuales obtuvieron el 98 por ciento de los votos (Arce, Mesa y Camacho); el resto solo hizo coreografía política.

La atomización es un defecto latinoamericano con distintas variantes y vale la pena citar tres casos. En Argentina hubo siete frentes en las elecciones de 2023; tres de ellos acapararon el 90 por ciento de los votos (Unión por la Patria, Libertad Avanza y Juntos por el Cambio). Para las elecciones de Paraguay en 2023 aparecieron cinco candidatos, aunque tres de ellos se llevaron la casi totalidad de votos (Partido Colorado, Concertación Nacional y Partido Populista Paraguayo). En Chile aparecen inscritos 23 partidos para las elecciones en noviembre; tres grandes frentes son los que se disputan la presidencia Unidad por Chile del presidente Boric, la derecha tradicional llevará a la candidata Evelyn Matthey y la extrema derecha a José Antonio Kast. Solo Unidad por Chile realizó sus elecciones primarias eligiendo a Jeannette Jara del Partido Comunista.

La campaña empezó sin recursos para los frentes inscritos, aunque el frente del gobierno actual y el grupo del expresidente parecen tener bien protegidos a sus candidatos, del resto poco se sabe. Este desconocimiento público se basa en que ignora específicamente su comportamiento financiero, rodeada de sospechas, originada por la falta de transparencia respecto de la totalidad de los fondos adquiridos.

En Bolivia, uno de los tópicos más constantes acerca de los partidos se refiere a su origen caudillista, a su vinculación a un líder poseído de características muy peculiares referidas a su dominación personal y al derecho de atribuirse la representatividad del pueblo, ignorando las características que encierra este concepto.

Las propuestas respecto a la educación, salud, vivienda, trabajo, pasaron a segundo plano frente a la necesidad de obtener recursos para pagar los carburantes subvencionados, evitar el alza del dólar y la provisión de alimentos; de manera que ahora se imponen las propuestas cortoplacistas, justamente, las que se refieren a estos problemas.

José Ortega y Gasset afirma en “La Rebelión de las Masas” que “la salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo o grado, dependen de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral, todo lo demás es secundario”. Esta frase cae estrepitosamente en nuestro país, porque hay muchos misterios no develados en esta elección que se avecina. Así, el futuro que se avecina parece depender más de un milagro que de una sola propuesta de algunos de los frentes.

  • ERNESTO MURILLO ESTRADA
  • PERIODISTA, ACADÉMICO Y DOCENTE UNIVERSITARIO
  •  *NDE: LOS TEXTOS REPRODUCIDOS EN ESTE ESPACIO DE OPINIÓN SON DE ABSOLUTA RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO COMPROMETEN LA LÍNEA EDITORIAL LIBERAL Y CONSERVADORA DE VISOR21