La cantinela kirchnerista por estas horas es monocorde. El argumento esgrimido es uno solo: existen “poderes concentrados” y Javier Milei mandó a detener a Cristina Fernández de Kirchner por temor a enfrentarla políticamente. De lo que no hablan ni la condenada ni sus partidarios es de la causa en su contra, en la cual fue hallada culpable en tres instancias judiciales.
Cabe recordar que la multiprocesada y sentenciada expresidente fue sobreseída (incluso por el máximo tribunal de justicia que hoy la ratificó el fallo en la causa “Vialidad”) en otros procesos como el de “dólar futuro”. Sin embargo, no se habla ni del expediente, ni de la obra pública en Santa Cruz, ni de los testaferros. Solamente se hace referencia a la supuesta cobardía del gobierno, que habría enviado a la Corte a condenarla a CFK para no tener que ganarle en las urnas. Apelan a la memoria histórica del peronismo buscando un 17 de octubre y hacen una analogía con la proscripción que tuvo lugar en 1955 luego de la denominada “Revolución Libertadora”.
Lo que representa este gobierno es la antítesis más clara y extrema del kirchnerismo. Sin embargo, ¿se beneficia la actual gestión con la desaparición de la vida política electoral de Cristina Kirchner? El impedimento de por vida de ejercer cargos públicos, además de los seis años de cárcel, en realidad no son un beneficio para el oficialismo, sino todo lo contrario.
Luego de la confirmación de condena, el mismo Milei hizo referencia en sus redes sociales a la independencia judicial y recordó lo que el periodismo dijo sobre un supuesto “pacto” entre el presidente y su antecesora, que garantizaría la libertad de CFK. Es evidente por lo que sucedió hoy que ese hecho jamás existió.
Pero, aunque es muy sano y prioritario que en Argentina funcione la división de poderes, lo cierto es que el oficialismo, que hoy tiene para mostrar una gestión republicana, no se beneficia por la condena de Kirchner, que se retira de la lucha electoral para siempre. El beneficiado es el peronismo que se sacó un problema de encima, ante la encerrona de no haber podido encontrar el camino para una renovación política. El favor, aunque jamás lo reconozcan, se lo terminó haciendo el Poder Judicial, al que hoy cuestionan de la boca para afuera.
Para La Libertad Avanza no había nada más accesible que enfrentar una oposición liderada por una mujer que, según lo que indican las encuestas, tenía aproximadamente un 25 % de apoyo y un 75 % de rechazo. No solamente esto era garantía de cualquier balotaje en el bolsillo, sino de la necesidad de otros espacios políticos, como el PRO, de acatar el liderazgo violeta. Si a Axel Kicillof le surge alguna competencia peronista, ya se termina la cuestión de la unidad forzosa porque “enfrente está el kirchnerismo”, debido a que ya no va a estar más.
Hoy muchos vociferan contra un gobierno que antes no había firmado ningún pacto de impunidad y hoy no mandó meter presa a nadie. La justicia actuó de forma independiente y Kirchner fue encontrada culpable por hechos que son una realidad inocultable. Políticamente, esto puede que no resulte conveniente para el oficialismo, pero no es momento de especulaciones, sino de justicia, aunque la dinámica de los hechos termine dándole la oportunidad de la renovación al peronismo, que podría llegar a ofrecer un candidato que no sea repudiado fuertemente por la gran mayoría del padrón.
- ///FUENTE: PANAM POST///