Uno de los líderes del 21F desapareció en 2019; hoy da testimonio de su caída y regreso

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Redacción VISOR21

Fue líder de las plataformas ciudadanas del 21F, pero cuando el entonces mandatario socialista renunció en noviembre de 2019, Eduardo Gutiérrez Monasterio desapareció del ámbito público hasta hoy.

Eduardo Gutiérrez tiene 39 años y desde 2014 comenzó a visibilizarse como un joven líder nacido desde Santa Cruz para Bolivia, primero como vocero de los movimientos pro vida y luego como figura central en las plataformas ciudadanas que desde el referendo del 21 de febrero de 2016 irrumpieron en el escenario público para denunciar el carácter totalitario y prorroguista de Evo Morales y la cúpula del Movimiento Al Socialismo (MAS).

El 21F fue un movimiento ciudadano de activismo democrático que logró vencer a Morales y su régimen socialista, desde la juventud de sus voceros como Gutiérrez Monasterio, Anelín Suárez, Christian Tejada, Ariel Hurtado, Kelly Tejeda, entre otros liderazgos emergentes nacionales. Pero fue Eduardo Gutiérrez quien destacaba por su carisma y discursos que generaban conciencia en toda una generación que comenzó a tomar el Cristo Redentor de la capital cruceña para gritar “¡Bolivia dijo no!”.

“Era la pasión que sentía por mi país, pero aquello también me debilitaba, me bajoneaba y eso muchas veces me llevó a tomar salidas de escape”, reconoció Eduardo en entrevista con la comunicadora Sandra Parada, en su primera aparición pública desde 2019.

Con toda la sinceridad de un ser humano, Gutiérrez reconoce que las adicciones lo llevaron a tomar malas decisiones y caer en la indigencia.

“Fui cobarde, nosotros sabemos que hay ideales que son los correctos, pero muchas veces no podemos estar a la altura de esos ideales”, expresó.

Como vocero de la plataforma Por la Vida y la Familia, un grupo de denominación cristiana en contra del progresismo, la ideología de género y el aborto, fue un hombre con un discurso claro a favor de la vida desde la concepción.

Desde el 21F los movimientos ciudadanos desplazaron del protagonismo a los partidos políticos de oposición y aquello logró desgastar al MAS al punto de obligar al régimen socialista a forzar el fraude electoral de 2019.

Las movilizaciones se activaron en Santa Cruz con el paro de los 21 días y con el entonces presidente cívico Luis Fernando Camacho como líder del movimiento, Gutiérrez había desaparecido esa noche. Nadie supo de su paradero e incluso se pensaba que fue secuestrado o aprehendido por el Ministerio de Gobierno. Pero la verdad, como ya revela el otrora activista, fue que toda la tensión lo llevó a huir de la realidad consumiendo cocaína con una mujer.

Después de ver la reacción de la población, preocupada por el joven de la polera 21F, Gutiérrez se sintió devastado por haber fallado a la gente.

“Ver que los iba a decepcionar me partía el alma. Tomé una decisión de ser cobarde e irme a Estados Unidos por tres meses y no quise saber nada”, relató.

Gutiérrez Monasterio vivió en un seno familiar económicamente acomodado y sus días los pasaba en la zona Equipetrol de Santa Cruz. Criado por sus abuelos, nunca tuvo ningún vicio y se dedicó al tenis, llegando a estudiar Administración de Empresas en EEUU.

Al volver a su casa recibió como regalo 20 mil dólares de su abuela para comenzar su vida independiente y profesional, pero ahí inició su calvario. No solo despilfarró ese dinero en damas de compañía, bebidas y apuestas de póquer sino que llegó a consumir sustancias.

“Un día perdí 20 mil dólares en 15 minutos. Decepcioné a mis abuelos y dije me voy a suicidar por el sufrimiento que le estaba provocando a mi abuela”, recordó. Y en una fiesta, aquel 2011, le comenta a una mujer su plan personal y ella le da un sobre de cocaína. Cada tres meses recaía en la adición y pasaba a centros de rehabilitación con costos altos por internación mensual.

Sus abuelos fallecieron hace unos años y Gutiérrez se fue a vivir con su madre en un departamento. Pero las adicciones hicieron que ella tome la decisión de echarlo de su casa. “Quedé en la calle, no sabía dónde iba a dormir”, asintió.

Gutiérrez Monasterio como líder de la plataforma del 21F SOS Bolivia, había viajado a EEUU entre 2017 y 2018 para dejar las notas a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar al régimen del MAS. Aquello tendría sus resultados con la resolución sobre la reelección indefinida.

Pero mientras aquella victoria para la democracia se viralizaba en Bolivia, el joven cruceño pasaba de dormir en las congregaciones a moteles y al final en los canales, con los polillas y hombres topo, en plena mendicidad.

“En este tiempo he podido experimentar otras cosas, por ejemplo, charlar con la gente humilde, estar en una vida sin tanto afán, sin tanta huevada. Yo pasé de estar con mis compañeros con ‘lo mejor de la sociedad’, a estar con los chicos de los canales, con quienes conviví un año”, expuso.

Gutiérrez también fue columnista en Visor Bolivia, la primera marca de este medio de comunicación digital. Sus artículos siempre tenían una reflexión sobre los temas de la democracia y la libertad. La Navidad de 2019 remitió su último texto a la Dirección de Visor Bolivia, publicado al día siguiente con el título “Carta abierta: Sr. MacLean no se autoexcluya, nosotros no lo excluiremos”, como respuesta a otro artículo del exalcalde paceño radicado en EEUU.

“Hoy no tengo pensado participar en política en este momento, pero quiero aportar a la sociedad a través de entrevistas y opiniones, porque considero que lo puedo hacer y es en ese ámbito en el que me voy a desenvolver ahora”, dijo, a tiempo de anunciar su regreso a las plataformas digitales en un proyecto de podcast que ya comienza a encaminar junto a gente “que todavía cree en él”.

Gutiérrez asegura que todavía no está sano, que debe enfrentar la enfermedad de la adicción cada día, paso a paso, guiado por Jesucristo, pero que quiere servir al país desde donde sea más útil para generar opinión en la ciudadanía en temáticas sociales.

“Por temor, la gente no habla la verdad, y cuando yo cuento esta mi experiencia es para que la escuchen otras personas que se identifiquen con este problema, con esta enfermedad, que no se sientan como un desperdicio, que no tomen los caminos equivocados y puedan sentir que pueden salir de aquello”, concluyó.

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