Si hay una palabra que puede definir perfectamente el panorama político actual es mediocre. Pareciera que todos los aspirantes a la presidencia, en vez de ganar el apoyo del electorado y presentar propuestas ambiciosas, se empeñan en cometer error tras error, que no hace más que “manchar” su carrera electoral. Se supone que, en los tramos finales de la contienda electoral, los candidatos deberían “lucirse” y tener su proyecto de país cada vez más firme, siendo más fácil que el “pueblo” simpatice con ellos. En vez de eso, los candidatos no hacen más que decepcionar a sus seguidores y generan más dudas que certezas. Queda claro que, una vez más, el voto útil será el factor decisivo.
Los que más se han destacado en “manchar” su carrera electoral son, sin dudas, Samuel Doria Medina y “Tuto” Quiroga. Ambos empezaron esta contienda “aliados”, pero después de una serie de desacuerdos decidieron ir cada uno por su lado. La ruptura tiene su origen en la encuesta que iba a determinar cuál de los dos sería el candidato único del bloque opositor. “Tuto” alegó que, con la publicación de la encuesta, podrían inhabilitarlo. Por su parte, Samuel sostuvo que “Tuto” no cumplió su palabra y no quiso someterse a la encuesta, ya que iba a perder. El error, para mí, fue sin dudas de Tuto, quien decidió confiar ciegamente en Samuel. Lo advertí en mi artículo del 14 de febrero de este año, “Tuto y Samuel”: Doria Medina haría todo lo que estaba a su alcance para poder manipular la encuesta a su favor y se encargaría de ser respaldado por la gran mayoría de los componentes del bloque opositor, cosa que terminó pasando.
A los ojos de la gran mayoría del pueblo, quien no cumplió su palabra fue Tuto, lo que dejó mucho mejor parado a Doria Medina. De igual forma, éste último fue respaldado por el gobernador Camacho, el único de los miembros del bloque que es importante y que sí aporta de manera positiva.
Pese a su ventaja frente a Tuto, Samuel se encargó rápido de volver a quedar mal frente a los ojos de la población gracias a las supuestas “listas negras” y vetos. Legisladoras de Comunidad Ciudadana salieron a atacarlo, tanto a él como a Camacho, y denunciaron que fueron vetadas injustamente, anunciando su salida de la unidad. Esta situación pudo haberse evitado fácilmente. La gente de CC jamás debió unirse al bloque de unidad y Samuel actuó de manera torpe al ofrecerles “pegas” a cambio de apoyo. Se supone que cuando se conforma una alianza, todos sus componentes deben sumar, no restar, como es el caso con la gente de CC. Son la definición de oposición fracasada e inepta, su único logro es mostrar qué tan inútil puede llegar a ser la oposición. Nunca antes había visto un proyecto político tan patético. Insisto, no debieron haberles ofrecido un espacio de poder, tanto a ellos como a Carlos Mesa.
Ni Samuel ni Tuto me parecen los indicados para salvar Bolivia. Es más, viendo a todos los candidatos, ninguno nos podrá sacar del socialismo. La gente debe entender que esta gestión es decisiva y sumamente compleja. De fracasar, se corre el riesgo de que Bolivia se convierta en una nueva Venezuela.
En momentos decisivos de nuestra historia, tanto líderes como partidos políticos estuvieron a la altura para salvar Bolivia. Hoy es todo lo contrario, parece que estamos destinados a la mediocridad y a la hecatombe. En su momento, Falange y el MNR se aliaron, dejando sus diferencias irreconciliables para evitar que el comunismo se instaure en Bolivia. Costó mucho, pero la nación se salvó. Lo mismo hay que decir de Banzer y Paz con el “pacto por la democracia”, que permitió acabar con la hiperinflación y la miseria. No hay espacio para titubeos, se debe salvar a Bolivia a como dé lugar.
Respecto al MAS y sus vertientes, parece que también están empeñados en sabotearse. La decisión de poner de candidato a Eduardo Del Castillo, por ejemplo, es fatal. Hasta Luis Arce tiene más respaldo.
- FABIÁN FREIRE
- Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21