Tras “festival de chicanas”, elección de Directiva entra en cuarto intermedio hasta el martes

Después de casi 15 horas de debate insulso en una sesión que comenzó a las 15.00 horas del viernes, el aún presidente en ejercicio Nicolás Montero decretó un cuarto intermedio hasta el día martes 3 de mayo que puede tener efectos legales, pues la sesión había sido declarada permanente en los prolegómenos.

Lo cierto es que hay un empate catastrófico en el hemiciclo que impide avanzar en la votación de la Directiva, pues ni siquiera se han podido poner de acuerdo en elementos básicos, como la modalidad.

Por un lado, Unidos cuenta con 12 votos y, aparentemente, con los tres indígenas, es el bloque continuista que ha controlado la Asamblea en este 2021-2022 y que apuesta por mantener las sinergias.

Por el otro lado, los 13 curules del MAS han logrado convencer a Jorge Luis Sanguino y a Francisco Rosas, que se perfila como Presidente, de que es necesaria una Asamblea más combativa con la gestión del Gobernador Óscar Montes.

Establecido ese empate a 15 de forma virtual, las bancadas se han enzarzado en debates insulsos por horas, tanto sobre el rol del presidente, la cualidad de su voto, el sentido de las sesiones permanentes e incluso del voto blanco. Uno de los momentos hilarantes de la noche fue cuando el vocal José Yucra pidió que el presidente dirimiera entre un supuesto empate de 14 votos a favor, 1 en contra y 14 blancos. Parecía broma, pero se prolongó por horas. Otros llegaron a plantear incluso que solo se podía sesionar de lunes a viernes y otras consideraciones similares.

Finalmente, mientras no avanza el diálogo en las mesas paralelas donde se supone estarán Marcelo Poma como coordinador gubernamental – el presidente Arce anunció ayer por cierto entregas en el área rural de Tarija – y alguno de los negociadores no muy eficaces de Óscar Montes, el departamento queda en la incertidumbre sin saber quién asumirá las riendas de la Asamblea para el próximo año que, aparentemente, debía ser el de la recuperación.

//FUENTE: EL PAÍS//