Ya con menos de un mes para las elecciones generales de agosto del presente año, es acertado decir que el panorama político se va poniendo tenso. A diferencia de otras elecciones y otros periodos de nuestra historia, todo es incierto y las cosas pueden cambiar rápidamente. Por eso es oportuno analizar las últimas encuestas electorales, que en su conjunto nos ayudarán a entender mejor el actual panorama político y sacar algunas conclusiones.
En lo que más me parece que las encuestas son realistas es en mostrar el gran número de indecisos, el cual me animaría a decir que es aún mucho más grande del que se presenta. La gente está harta de la vieja política y de la mediocridad de las actuales propuestas, que en vez de seducir al electorado se encargan de espantarlo.
Dentro del electorado opositor, lo que se espera es ver quién será el candidato mejor parado en las encuestas para darle el voto, pues pese a que hoy esté más débil que nunca, el voto útil seguirá siendo importante.
Por su parte, pienso que el electorado que ha votado por el MAS no sabe si seguir confiando en un proyecto de izquierda o esta vez dárselo a los candidatos opositores. Pero de igual forma, mucho de este voto indeciso es “evista” y está esperando los dictámenes del “jefazo” para ver a quién apoyar.
Si las encuestas llegan a ser similares a los resultados futuros de la elección, entonces tendríamos segunda vuelta entre Samuel y Tuto, lo que me parece imposible. Reitero, hay mucho voto indeciso del MAS y evista que aún no sabe por quién apoyar. Sería ingenuo pensar que el MAS está muerto; el enemigo no está vencido hasta ser “derrotado totalmente”, sin que tenga chances de pararse. Este no es el caso del MAS y el socialismo: están heridos, pero darlos por muertos sería un error.
El electorado deberá pensar mucho si volverá a optar por el voto útil o no, el cual, gracias a las encuestas, parece cada vez más innecesario.
Otra gran generalidad en las encuestas es que Samuel ha ganado todas, pero siempre con un margen de ventaja muy corto. Este liderazgo en vez de ser consolidado, está siendo cada vez más cuestionado y “amenazado”, por lo que urge que el equipo de Samuel se ponga a trabajar y tenga más margen de ventaja respecto al segundo, para de esta forma lograr la obtención del voto útil, que reitero, creo que seguirá siendo importante.
En las últimas encuestas de El Deber, Unitel y Red Uno, también se ha evidenciado que los candidatos en vez de subir están estancados y solo bajan respecto al apoyo del electorado. El único que ha evitado esta tendencia, pero por muy poco, es Manfred. Al que más le ha afectado esto es a Andrónico, que está pagando su falta de experiencia política, pero, sobre todo, el rechazo de Evo Morales.
El resto de candidatos de “izquierda” como Del Castillo o Eva Copa, están jugando estas elecciones a no perder la sigla, por lo que pienso que habrá una unificación de la izquierda. Todo esto muy bien planeado por fuerzas externas, quienes ya por mucho tiempo gobiernan Bolivia y nos han quitado la soberanía.
Lo que hace falta es ver qué hará Evo Morales, quien pese a ser el político más repudiado de todo el país, es el único que cuenta con voto duro y leal.
Puede que las encuestas convenzan o no, pero es evidente que hay un estancamiento de los candidatos. Pero también que Samuel (pese a que me parece la peor opción posible), lidera las encuestas y que el número de indecisos es muy grande y que éste podría decidir su voto incluso el mismo día de las elecciones.
Lo que a mí me interesa es la composición del parlamento, el cual, desgraciadamente y por dictámenes de las leyes masistas, le da al área rural una fuerte representación, área donde no llega la oposición. De nada sirve ganar en ciudades si no se cuenta con gobernabilidad; este será el verdadero desafío.
Me apena nuestra actual situación. Bolivia está destruida por el socialismo y los opositores dejan mucho que desear. El panorama es sin dudas oscuro.
- FABIÁN FREIRE
- Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
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