Las mentiras de Morales, el “autogolpe” y el presidente desnudo

SAYURI LOZA

Estoy de vacaciones y no quiero renegar ni pensar en tonteras, mejor les voy a contar un par de viejas historias de algunos “ilustres” presidentes del país que para variar, junto con el poder se hacían acreedores de una ciega soberbia que entonces hizo mucho daño al país y hoy causa entre gracia y pena. A ver si sirven para que veamos que no es que estemos peor que antes, es que nos hemos olvidado lo mal que siempre estuvimos.

HISTORIA 1: LAS MENTIRAS DE MORALES

Tras la caída del tirano Melgarejo en 1871, uno de los “héroes” que ayudó a derrocarlo derrotándolo militarmente, fue el Comandante del Ejército Agustín Morales. Cuando se instaló el Congreso para tomar decisiones sobre quién gobernaría el país ante el vacío de poder, corrió el rumor de que Morales pediría que se le nombrara presidente provisorio.

Morales dio un discurso en pleno Congreso y dijo que no quería nada, que su misión era salvar a su amada patria de la tiranía y de la violencia y que se debía llamar a elecciones y no pensar en intereses personales, por el bien del país.

El Congreso decidió hacerle caso y se preparaba para el proceso electoral, pero entonces Morales organizó un golpe de Estado, apoyado por el ejército y se hizo del poder con violencia, con el pretexto de que a él le debía Bolivia el haberse librado de Melgarejo, olvidando convenientemente su discurso donde decía que no buscaba poder ni intereses personales. Tiempo después, el mentiroso fue depuesto por otros, también con dificultad y sangre.

El tiempo es un círculo plano, y en 2019 vimos un Agustín Morales moderno en la personalidad de Fernando Camacho a quien algunos llamaron “libertador”; juró en redes sociales que no sería candidato y que le daban asco los intereses personales por encima de la nación. Hoy sabemos que al igual que Morales, olvidó su promesa, no sería el único.

HISTORIA 2: LAS ELECCIONES FRAUDULENTAS, EL “AUTOGOLPE” Y EL PRESIDENTE DESNUDO

Cuando en 1978 Banzer, por presión del pueblo decidió renunciar y llamó a elecciones, se presentaron nueve candidatos; el mismo Banzer lanzó el suyo: Juan Pereda Asbún. Para la elección, que fue el 9 de julio, se entregaban papeletas individuales de los nueve competidores y el votante debía elegir al que quería, poner la papeleta en un sobre y depositarlo en la urna.

Cuando la corte hizo el conteo, observó varias irregularidades (la campaña misma había presentado actos ilegales), la más notoria, que de 1.921.556 inscritos, votaron 1.971.968 personas (aparecieron 50.412 votos de más); se descubrió también, que en muchos recintos faltaban papeletas de todos los candidatos, excepto las de Pereda y que se habían establecido puntos de votación en lugares alejadísimos de los poblados, a los que no pudieron acceder muchos de los votantes, entre otras cosas.

Así, diez días después de las elecciones y aunque Banzer negaba rotundamente la existencia de fraude, la CNE, decidió anular las elecciones. Aunque Pereda Asbún aceptó la nulidad, tan pronto pudo, organizó un golpe de Estado, deponiendo a Banzer (un golpe amañado desde luego, pretexto para decir que Banzer ya no estaba en el poder, pero vamos, Pereda trabajaba para el ex dictador).

Así que Pereda fue presi durante cuatro meses y no hizo nada porque lo depuso David Padilla. Muchos años después y ya como anécdota, en 2010 un anciano Pereda fue arrestado por exhibicionismo, se informó que tenía problemas con las drogas.

No fue la primera vez que se anularon las elecciones, está también la anulación de las elecciones de 1925, en las que había ganado José Gabino Villanueva, aunque éstas no fueron anuladas por fraude, sino por conveniencia, pero eso les cuento otro día y las anuladas de 2019, de las que ustedes saben los pormenores.

Como pueden ver, los tiempos cambian, lo que no cambian son las malas mañas.

SAYURI LOZA

Historiadora, Diseñadora de modas, políglota, artesana. 

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21