Tras los hechos de violencia en Llallagua, la Iglesia Católica en Bolivia demandó la necesidad de que se detenga la espiral de violencia en las carreras ya que solo traerá “más dolor y división” en la población.
A nombre de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), el secretario general de la CEB, monseñor Giovani Arana, leyó un comunicado donde expresó las condolencias a las familias que perdieron a sus seres queridos.
“La situación que vive el país, marcada por enfrentamientos entre bolivianos, bloqueos, escasez de alimentos y uso de armas, nos están llevando por un rumbo peligroso. Es urgente detener esta espiral de odio y muerte que solo traerá más dolor y división”, indica el documento.
La CEB recordó que la violencia “no puede ni debe” convertirse en el mecanismo para resolver las diferencias o problemas, en este sentido, manifestó su rechazo firme a lo que ocurrió en estos días.
“Rechazamos cualquier forma de violencia provenga de donde provenga, las reivindicaciones sociales no deben derivar en actos criminales, y menos deben hacerse uso de armas contra servidores públicos o civiles, esto es inaceptable”, añadió.
En ese sentido, la Iglesia Católica exigió a los actores políticos, sociales y comunitarios evitar más pérdidas de vidas humanas y asumir con “madurez y responsabilidad histórica este momento difícil”.
“Bolivia necesita unidad, entendimiento, diálogo, tolerancia, no enfrentamientos: necesita soluciones, No dolor. A la sociedad entera le pedimos No dejarse arrastrar por la violencia ni el fanatismo. Invitamos a todo el pueblo boliviano a unirse en oración y reflexión”, añadió.
Los sectores sociales “evistas” demandan la renuncia del presidente Luis Arce ante la falta de soluciones a la crisis económica y que Evo Morales sea habilitado como candidato en las elecciones generales.
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