Hechos del origen de Bolivia, como Nación libre y soberana (Parte II)

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LUIS ANTEZANA

Entretanto, Simón Bolívar partió de Lima a Puno y de ahí se internó al Alto Perú para conocer en el terreno lo señalado en el Decreto de 9 de febrero. Para entonces, el Congreso General Constituyente argentino dictó, el 1 de mayo de 1825, una trascendental resolución en la que confirmaba que la Asamblea Deliberante de los Pueblos del Ato Perú era el cuerpo colegiado idóneo “para expresar libremente en ella su voluntad sobre sus intereses y gobierno”. No obstante, esa resolución consideraba que las deliberaciones de los altoperuanos no debían ser objeto de ninguna sanción “hasta la reunión del Congreso peruano en Lima en enero de 1826”, por lo que, hasta que no se reuniera el Congreso Constituyente del Perú, las cuatro provincias del Alto Perú debían mantenerse sujetas al Mariscal Sucre.

Reunida la Asamblea Deliberante en Chuquisaca en mayo de 1825, fue elegido Mariano Serrano como presidente de la misma Asamblea y funcionó con un número de 37 diputados.

Enseguida, y en plena libertad para tomar sus propias decisiones, el 18 de julio la Asamblea empezó a considerar el asunto de los destinos del Alto Perú. En ausencia de Mariano Serrano asumió la presidencia José Miguel Lanza, a quien le correspondió, el 6 de agosto de 1825, plantear a la magna reunión las tres fórmulas para votar sobre la independencia del Alto Perú. La primera, de quedar unido al Perú, fue rechazada con dos votos de oposición que proponían seguir bajo dependencia del Perú. La segunda, de quedar unido a Argentina, también fue rechazada. La tercera, de quedar en forma independiente, fue aprobada en forma unánime.

Entonces, el nuevo Estado se denominó República de Bolívar y aprobó a Chuquisaca como su capital, con el nombre de Sucre. A la vez, se aprobó que el Libertador tendría el ejercicio del Poder Ejecutivo del flamante Estado, mientras se encuentre en territorio altoperuano.

Cuando Bolívar llegó a La Paz fue objeto de un grandioso recibimiento popular, con arcos de flores y bandas, acompañado de un fervoroso apoyo por la independencia del Alto Perú. Días antes la Asamblea de Chuquisaca había designado a los diputados Casimiro Olañeta y José María Mendizábal para darle la bienvenida y debatir sobre las causas esenciales que determinaran la decidida resolución por la independencia del nuevo Estado soberano. De La Paz, Bolívar pasó a Oruro, donde también fue objeto de una recepción entusiasta y enseguida partió hacia Potosí acompañado del Mariscal Sucre y su Estado Mayor, con quienes, y junto a autoridades locales, ascendió al Cerro Rico, montaña de plata que tanto asombró a la humanidad.

El 4 de noviembre de 1825 Bolívar llegó a Chuquisaca en medio de delirante entusiasmo popular por la independencia del Ato Perú y una grandiosa recepción que le manifestó su anhelo de que ejerza el mando de la nueva Nación. En cumplimiento de ese deseo, Bolívar se hizo cargo del gobierno y dio comienzo a su tarea de estadista, poniendo los primeros cimientos sobre los que debía asentarse la República de Bolivia. El hecho de que Bolívar asumiese la conducción de la flamante Nación determinó implícitamente la aceptación de Bolívar de la existencia independiente de Bolivia, a la cual llamó su “hija predilecta”.

Al poco tiempo, Bolívar cumplió con la solicitud de la Asamblea Deliberante de redactar la Constitución de Bolivia, documento que enviaría el 25 de mayo de 1826, “ese día, será el día en que Bolivia sea. Yo os lo prometo…”, exclamó el Libertador Bolívar, el 31 de diciembre de 1825, cuando partió hacia Cochabamba, Oruro y Arica, con destino a Colombia. En su lugar, y cumpliendo una decisión de la Asamblea, Antonio José de Sucre asumió la presidencia de Bolivia.

Esos fueron, en síntesis, los episodios sobresalientes de los actos que, hace casi doscientos años, dieron fundación a Bolivia, cuyos antecedentes y hechos, imposibles de desconocer, consolidaron su existencia como Nación libre y soberana.