Del cabildo a las calles

FRANZ BARRIOS

El pasado viernes 23 de septiembre, durante la apócrifa Décima cuarta sesión ordinaria de Asamblea Legislativa Plurinacional, la dictadura centralista, volvió a asestar un Golpe al Legislativo imponiendo un “Defensor del Movimiento al Socialismo” DE FACTO.

Ciertamente no fue el producto de una elaborada estratagema. Porque los azules están más preocupados en posicionar, cada cual, una de sus múltiples facciones sobre las otras. De hecho, este atropello ya se lo veía venir desde hace meses en que estaban esperando convocar, incluso en sábado o domingo, a una sesión extraordinaria para que solo su Bancada terminara designando a su Defensor como finalmente lo hicieron.

Sobre el tema de las licencias, debe apuntarse que asistan o no los asambleístas del bloque de oposición a las sesiones, su participación es únicamente testimonial tras que el centralismo modificara los reglamentos camarales según su conveniencia. Con lo que con su FRAUDULENTA “mayoría”, la dictadura centralista, siempre terminará imponiendo “sus 2/3 -de los presentes (de su Bancada)-“ o nombrando a interinos mediante decretazo avalado por la (in) justicia constitucional.

Por tanto, la defensa de Bolivia contra los sistemáticos abusos de la dictadura centralista (que dicho sea de paso ha perdido cualquier “legitimidad de ejercicio” habidos escándalos de corrupción y narcotráfico), debe volver a trasladarse al Cabildo. Y de este, territorialmente a las calles, donde esa corrompida minoría palaciega NO puede hacer FRAUDE al igual que en las urnas.

Frente al abuso, a lo largo de la historia el pueblo boliviano, múltiples veces, ha resuelto su voluntad en las calles antes que en el parlamento o en estrados judiciales. Por citar algunos casos: contra Gualberto Villarroel (1946), contra ‘Goni’ (2003), contra Evo Morales (2019), o recientemente contra Jhonny Fernández (con el “losetazo” del 2022).

Debemos apuntar que el Cabildo tiene una fortaleza jurídica y política extraordinaria, incluso superior a la de una Asamblea Constituyente. Porque es -por definición- una forma en la que se ejerce la democracia directa y participativa (Art. 11/II.1 CPE); y es alternativa a la democracia representativa que, como ya hemos experimentado, está contaminada por el fraude y ha fracasado en la actual ALP. En adición, este mandato constitucional del Cabildo, se lo debe entender en el sentido de que como la soberanía reside en el pueblo y se la ejerce de forma directa y delegada, “de ella emanan, por delegación las funciones y atribuciones de los órganos del poder público.” (Art. 7 CPE)

Ergo, un Cabildo (entiéndase como la reunión de mandantes para la Teoría de los Contratos) también puede resolver mandatos corrompidos o ser destituyente de empleados públicos desvergonzadamente corruptos (léase mandatarios) por simple incumplimiento del contrato de mandato. Así de claro.

Finalmente, como la ciudadanía se apresta para participar del Cabildo del 30 de septiembre, es oportuno profesar las enseñanzas del jurista Robert Alexy, quien, en su ‘Teoría de la Argumentación Jurídica’, enunció principios para la eficacia de un discurso y la obtención de resultados. A saber:

“Ningún hablante puede contradecirse”; “Todo hablante sólo puede afirmar aquello que él mismo cree”; “Todo hablante sólo puede afirmar aquellos juicios de valor y de deber que afirmaría asimismo en todas las situaciones en las que afirmare que son iguales en todos los aspectos relevantes”; “Distintos hablantes no pueden usar la misma expresión con distintos significados”.

Profesando tales principios se podrán uniformar pretensiones como la urgente ejecución del Censo, que vayan a resolverse de forma soberana y democráticamente en el Cabildo. Para que el pueblo halle la forma de hacerlas cumplir en el marco de la democracia y el Estado de Derecho, como bien ya sabe, en las calles.

FRANZ RAFAEL BARRIOS GONZÁLES

Abogado, investigador en asuntos jurídicos.

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21