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Si le preguntas al estadounidense promedio qué piensa sobre la «libertad», lo más probable es que obtengas una respuesta positiva. El amor por la libertad está integrado en el tejido cultural de Estados Unidos, y esto es especialmente evidente cuando comparamos a Estados Unidos con el resto del mundo.
Pero para un país que se enorgullece de ser la «tierra de la libertad», hay algunas cosas que parecen, bueno, fuera de lugar. Por ejemplo, Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria per cápita del mundo. También tiene un buen número de regulaciones económicas que interfieren con el libre mercado.
Esto nos lleva a preguntarnos: si los estadounidenses son tan apasionados por la libertad, ¿por qué Estados Unidos deja tanto que desear en este aspecto?
La respuesta, creo, es que hay dos formas de entender la libertad. Está la marca de la libertad y está la filosofía de la libertad. Para la mayoría de los estadounidenses, lo que realmente les gusta es la marca de la libertad. Es la idea general de libertad que les gusta mucho. No hay nada malo en ello, por supuesto, pero no es lo mismo que la filosofía de la libertad.
Para entender esta distinción, veamos cuatro diferencias claves entre estas dos concepciones de la libertad.
1) Principios frente a preferencias
La mayor diferencia entre la marca de la libertad y la filosofía de la libertad es que la marca no tiene principios rigurosos como la filosofía. Para la marca, siempre que se esté de acuerdo con algunas ideas básicas como la libertad de expresión y las elecciones libres y justas, el resto de la política puede ser una cuestión de preferencia personal.
Para la filosofía, sin embargo, la libertad consiste en defender sistemáticamente los principios de libertad en todos los ámbitos, independientemente de las preferencias personales. En el ámbito económico, esto significa eliminar las regulaciones gubernamentales y las barreras comerciales para que la gente sea libre de hacer negocios como les parezca. En el ámbito social, esto significa permitir que la gente tome sus propias decisiones sobre su estilo de vida.
Incluso las prácticas y elecciones impopulares deben ser toleradas según la filosofía de la libertad. Después de todo, el razonamiento es que una libertad que se limita a lo que otros consideran aceptable no es en realidad ninguna libertad.
2) Lo que estamos en contra y lo que estamos a favor
Otra diferencia es que la marca de la libertad tiende a definirse por lo que está en contra, mientras que la filosofía de la libertad tiende a centrarse en lo que está a favor.
Los defensores de la marca de la libertad dedican gran parte de su tiempo a denunciar sistemas políticos represivos como el comunismo y el totalitarismo. En casos extremos, esto puede dar lugar a movimientos como el miedo rojo y el macartismo. Hay mucha atención a los países autoritarios como Rusia, China y Corea del Norte, y un fuerte deseo de «no ser como ellos».
La filosofía de la libertad no considera que este enfoque sea tan erróneo como incompleto. Sí, los países autoritarios son malos, pero para los partidarios de la filosofía de la libertad no basta con condenar las acciones autoritarias. Hay que centrarse en la visión positiva de una sociedad libre, una visión de pluralismo, tolerancia, libre mercado y libre expresión.
No basta con identificar simplemente aquello de lo que queremos alejarnos. También tenemos que describir hacia qué queremos avanzar. El famoso discurso «Tengo un sueño» de Martin Luther King Jr. es un gran ejemplo de ello. No se limitó a expresar su frustración por los problemas que veía. Pintó una imagen de un futuro mejor.
3) Eslóganes vs. sustancia
La marca de la libertad tiende a vivir de eslóganes y estribillos populares. «Tierra de la libertad, hogar de los valientes». «No me pises». «Estoy orgulloso de ser estadounidense, donde al menos sé que soy libre». «Ven y tómalo».
Estos lemas son populares por una razón. Expresan una profunda pasión y aprecio por la libertad. Y de nuevo, no hay nada malo en ello. Pero los eslóganes no forman una filosofía.
La clave de la filosofía de la libertad no es tanto los eslóganes como la sustancia que hay detrás de ellos. «Tierra de la libertad, hogar de valientes» es un bonito sentimiento, pero si no va acompañado de una sólida comprensión de lo que significa realmente la libertad y por qué es importante, las palabras pueden resultar algo vacías.
La filosofía de la libertad es mucho más que un eslogan. Tiene que ver con la ética y la responsabilidad personal. Tiene que ver con la superación personal y la creación de valor para los demás. Se trata de ver a las personas como individuos únicos y de reconocer los enormes beneficios del libre mercado.
Esto es lo que hace que la filosofía de la libertad sea tan diferente de la marca. No se trata sólo de frases que suenan bien. Se trata de ideas prácticas y bien razonadas.
4) Recrear el pasado vs construir el futuro
Otra distinción entre la marca y la filosofía de la libertad es que la marca tiende a centrarse en la recuperación del pasado, mientras que la filosofía se centra en la construcción de algo nuevo en el futuro.
Sin duda, hay libertades de las que los estadounidenses solían disfrutar en el pasado que ya no existen, y es un objetivo digno de recuperarlas. Pero si nos limitamos a añorar los buenos tiempos, estamos adoptando la mentalidad de la marca de la libertad.
La filosofía de la libertad tiene una visión más audaz. No se trata sólo de recuperar las libertades que teníamos antes. Se trata de ampliar esas libertades más allá como nunca se habían ampliado. No se trata sólo de recuperar algo que hemos perdido. Se trata de crear algo aún mejor que nunca hemos tenido.
Practicar lo que predicamos
Estados Unidos está inundado de retórica sobre la libertad. La marca de la libertad está en todas partes. Pero mientras la marca está viva y bien, la verdadera libertad parece reducirse cada día.
Si queremos invertir el rumbo, no bastará con hablar de la libertad de la boca para afuera. Para dar un verdadero giro a la situación, debemos comprender los principios de una sociedad libre y empezar a ponerlos en práctica.
Lograr la libertad es posible, pero no vendrá de una marca. Sólo llegará cuando aprendamos sobre la filosofía de la libertad y nos decidamos a vivirla.
Este artículo fue adaptado de un número del boletín electrónico FEE Daily. Haz clic aquí para suscribirte y recibir noticias y análisis sobre el mercado libre como éste en tu bandeja de entrada todos los días de la semana.
//FUENTE: PANAM POST / FEE//