Chile rechaza convertirse en un “Estado plurinacional ecologista”

El plebiscito constitucional desarrollado este domingo en Chile para definir el destino de la nueva Constitución chilena, concluyó con el resultado parcial de 62% de rechazo al nuevo texto progresista que pretendía llevar a ese país a convertirse en un Estado plurinacional, intercultural, regional y ecológico.

Con más de 11 millones de votos escrutados, que hacen 88% del total válido, la tendencia marcó un irreversible 62% de rechazo frente al 38% de la opción apruebo. El padrón de electores estaba calculado en 12 millones de votantes, según proyectó el Servicio Electoral de Chile (Servel).

Tras difundirse los primeros boletines de resultados, desde La Moneda se convocó a los jefes de todos los partidos políticos a una reunión de evaluación, tras la cual se dará una conferencia de prensa a cargo del presidente chileno Gabriel Boric, quien fue uno de los impulsores de la campaña por el “sí, apruebo” durante los últimos meses.

“Por especial encargo de Su Excelencia, el Presidente de la República, tengo el agrado de invitar a usted, en su calidad de presidente/a de partido con representación parlamentaria, a un espacio de diálogo transversal sobre los desafíos que debemos enfrentar como país para dar continuidad al proceso Constituyente”, señala la invitación difundida por medios locales.

El economista boliviano Mauricio Ríos García siguió el proceso desde sus redes sociales y tras conocer el resultado irreversible desde el Servel, señaló que el rechazo implica una gran derrota política para el presidente socialista chileno.

“Boric no quiso involucrarse de lleno con el proyecto de nueva Constitución, ni él creía en ella. Luego sus socios lo presionaron para que lo hiciera, y para que no lo culparan por su eventual derrota, finalmente le puso la cara, pero fue aún peor”, escribió en Twitter.

Sin embargo, Ríos García prevé que las corrientes  de izquierda tienen el objetivo de convertir a Chile en otro país del eje socialista y progresista en corto plazo, por ello prevé que continuarán con las acciones para aprobar un nuevo texto que “sepulte” la Constitución que el régimen de Augusto Pinochet diseñó, con buenos resultados, hace 49 años.

De acuerdo con versiones de exmiembros progresistas de la Convención, el nuevo texto puede ser reformulado para ser presentado nuevamente a consideración de un plebiscito en seis meses plazo.

CONSTITUCIÓN “A LA BOLIVIANA”

“Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”, rezaba el primer artículo del texto elaborado por la Convención Constituyente, como si se tratara de una copia de la CPE del Estado plurinacional de Bolivia diseñada por los asesores progresistas españoles y norteamericanos entre 2006 y 2009.

En sus 388 artículos, el texto rechazado este domingo pretendía también elevar a rango de “naciones” a los pueblos originarios Mapuche, Aymara, Rapanui, Lickanantay, Quechua, Colla, Diaguita, Chango, Kawésqar, Yagán, Selk’nam, “y otros que puedan ser reconocidos en la forma que establezca la ley”. Se creaba también los Sistemas Jurídicos Indígenas, una forma paralela de justicia para tener dos “jurisdicciones” y dos tipos de personas dentro de Chile.

El texto también anulaba al Senado para crear la “Cámara de las Regiones” y se fortalecía con mayores atribuciones al “Congreso de Diputadas y Diputados”, así escrito en el mal llamado “lenguaje inclusivo”.

El aborto libre y convertir a Chile en un Estado laico también fueron factores clave para el rechazo de este domingo en un país conservador y de todavía profunda y mayoritaria fe católica.

EL PERIPLO CHILENO

Corría el mes de octubre del 2019 y en Chile era impensado que prontamente la exigencia de una nueva Constitución estallaría con fuerza. En ese año, el país vivía bajo el segundo gobierno del ex presidente Sebastián Piñera quien el 8 de octubre manifestaba en una entrevista televisiva que “en medio de esta América Latina convulsionada, Chile es un verdadero oasis con una democracia estable”, y que “el país está creciendo, estamos creando 170 mil empleos al año, los salarios están mejorando”.

Diez días después de estas declaraciones, Chile explotó sin previo aviso. Durante la noche del 18 de octubre del 2019, una masiva manifestación se hizo sentir en todo Santiago. El caos imperó en la capital a tal punto que, según La Tercera, en esa noche se saldó con “siete estaciones (de metro) completamente incendiadas, 18 parcialmente quemadas, 93 estaciones con múltiples daños y 18 sin destrozos”. Y aunque en un inicio la exigencia principal de la ciudadanía era rebajar el valor del transporte público que había tenido un alza de $30 (USD 0,033), al poco andar se fue sumando la petición de renovar la Constitución escrita en tiempos de dictadura.

Desde el 18 de octubre hasta mediados de noviembre del 2019, las manifestaciones de Santiago se expandieron por todo el país. Chile era realmente un verdadero caos, y a la clase política tradicional no le quedó otra opción que negociar una salida a la crisis que advertía que, sino se hacía algo con urgencia, esta seguiría creciendo hasta límites impensados.

Así fue que el 14 y la madrugada del 15 de noviembre los partidos políticos tradicionales del país se reunieron para mantener negociaciones con el fin de resolver la crisis social. En medio de esas intensas negociaciones nació el “Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución”. Este documento histórico de dos hojas proponía un plebiscito para abril del 2020 que resolviera dos grandes preguntas: en primer lugar, si la población aprobaba o rechazaba la idea de una nueva Constitución; y, si el país se decidía por la primera opción, qué tipo de órgano debía redactar la Carta Fundamental.

Si se aceptaba una nueva Constitución existían dos ideas para decidir qué órgano que debía escribir este texto: una Convención Constitucional cuyos “integrantes serán electos íntegramente para este efecto”, o una Convención Mixta “integrada en partes iguales por miembros electos para el efecto, y parlamentarios y parlamentarias en ejercicio”.

El sufragio para zanjar estos puntos ocurrió el 25 de octubre del 2020. Con una participación de más de 7 millones de votantes, Chile eligió aprobar la idea de redactar una nueva Constitución y el órgano sería una Convención Constitucional.

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