Desde el análisis hasta la gestión hay un abismo, y el alcalde de La Paz, Iván Arias, lo sabe bien. En una entrevista en la red Erbol este martes, la autoridad edil reflexionó sobre el contraste entre opinar desde afuera y asumir el mando de una ciudad en crisis. “Había sido fregado esto, por no decir jodido”, confesó, con un tono entre resignado y desafiante.
Arias asegura que, pese al cambio de rol, mantiene una línea de conducta firme. “Siempre he sido responsable en mi análisis, nunca tirabombas, nunca he usado epítetos ni destilé odio. Y eso mismo trato de hacer en la gestión: equilibrio y responsabilidad”, afirmó.
El paso de la teoría a la práctica fue más brusco de lo esperado. Arias revela que, aunque conocía los problemas estructurales del municipio, no imaginaba la magnitud del déficit: “Sabía que había un agujero, pero no que era un volcán. Entramos y nos encontramos con una deuda de 600 millones de bolivianos. ¿Cómo es posible?”, se pregunta, apuntando al despilfarro de gestiones anteriores.
Uno de los mayores desafíos, dice, ha sido reducir el tamaño de una burocracia sobredimensionada. “Hay otras alcaldías de otros países que tienen casi la misma cantidad de población que La Paz , pero cuentan con menos empleados que nosotros. Cuando yo entré, con Lucho Revilla había 10.500. Con todos los ajustes que he ido haciendo ese año, ahora estoy con 6.000. Y todavía es mucho”, remarca. “Las alcaldías modernas ya no son generadoras de empleo. Licitan servicios, los operadores privados ejecutan y la Municipalidad cobra un canon”.
A modo de ejemplo, menciona el caso de los parqueos en vía pública. “Antes, cuando se ponían parqueadores municipales, yo tenía que pagarte 100 bolivianos por trabajar ahí, y apenas recaudaba 20. El resto era subsidio. No tenía sentido”, dijo, defendiendo la externalización de servicios municipales.
El Alcalde también explicó que los costos de operación se dispararon. “Antes comprábamos la tonelada de asfalto a 8.000 bolivianos; ahora cuesta 18.000. Y el fierro, de 100 a 300 la barra”, detalló. “Realmente es muy preocupante y espero que esta situación pase”.
Pese a los tropiezos, Arias se mantiene firme en su compromiso con la austeridad. “He tenido que tomar medidas muy duras: reducir de 14 a 8 secretarías, de 70 a 50 direcciones. Es muy duro decirle a un amigo: ‘Ya no puedo contratarte’. Pero hay que ser responsables”.
Arias también defendió la importancia del voto como única vía democrática para canalizar tensiones. “El voto en agosto es un dique de contención. La gente ha decidido resolver sus diferencias en las urnas, no con violencia. Hay políticos que no lo están entendiendo. Este país va a reventar si no se respeta el camino democrático”, advirtió.
En la recta final de la entrevista, cuando se le pidió resumir su experiencia de pasar de analista a Alcalde, Arias respondió con honestidad: “Había sido fregado, pero sigo siendo el mismo”.
- ///FUENTE: AMUN///