Es innegable que la crisis económica está cada vez peor y que, de no aplicar medidas de shock radicales, podemos convertirnos en la nueva Venezuela. La próxima gestión es decisiva para la nación, no hay margen de error y menos de titubeos. En caso de fallar, Bolivia perecerá y finalmente se instaurará el comunismo. No es exagerado decir que los opositores le han vuelto a fallar a la población y queda claro que ellos no serán capaces de salvar al país. Es realmente penoso, ya que, en momentos decisivos de nuestra historia, los líderes y partidos políticos han estado a la altura de lo que necesitaba nuestro país. Hoy la historia es diferente, los partidos políticos se han convertido en “taxi partidos” y los líderes de oposición siempre han estado al servicio del MAS de una u otra forma.
Sin exagerar y revisando nuestra historia, estamos en una situación como la que vivimos en el gobierno del general Juan José Torres. El mencionado general al llegar al poder se convirtió en un peón de la COB y de los grupos radicales comunistas. Su gobierno fue desastroso y Bolivia estuvo a nada de ingresar en una dictadura comunista que hubiera destruido nuestra nación por completo. La creación de la Asamblea Popular reemplazando al Legislativo, fue algo inaudito.
Afortunadamente para la nación, los principales partidos políticos y el ejército nacional se pusieron de acuerdo para evitar una catástrofe sin precedentes. Hablamos de la Falange Socialista Boliviana y el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que siendo los dos partidos tradicionales de aquella época, dejaron sus irreconciliables diferencias a un lado y decidieron poner primero los intereses de la patria. Junto a las Fuerzas Armadas, formaron el denominado “Frente Popular Nacionalista”, alianza política que se encargó de derrocar el comunismo y salvar a Bolivia.
Los líderes de Falange y MNR para ese entonces eran Mario Gutiérrez y Víctor Paz Estenssoro, personajes que sí eran políticos antes de verdad y que estaban dispuestos a aceptar cualquier costo con tal de salvar a la patria. De Gutiérrez nació la idea de terminar con el gobierno dictatorial de Torres y, pese a que jamás estuvo a la altura del místico Óscar Únzaga de la Vega, cuando la nación lo necesitó, actuó con firmeza y patriotismo. Sumado a esto, fue Falange la vanguardia del levantamiento popular y sus heroicos esfuerzos permitieron terminar con la tiranía comunista. Por su parte, Paz nunca ha sido “santo de mi devoción” por una larga serie de motivos, pero es innegable que un liderazgo como el suyo hace falta en estos tiempos y más en estas situaciones. En los diversos complejos escenarios a los que se enfrentó, siempre supo actuar a la altura, principalmente en agosto de 1971 y en la aplicación del DS 21.060.
Hoy el escenario es distinto, pero estamos en una situación igual de peligrosa que en 1971. La diferencia es que no contamos ni con líderes ni partidos políticos que estén a la altura de lo que se nos viene, es realmente preocupante. Muchos dirán que puedo ser muy alarmista, pero viendo la historia mundial y la amenaza que significa el socialismo marxista, no es exagerado afirmar que estamos a nada de una hecatombe pocas veces vista.
Ante el fracaso de los “políticos” tradicionales, del pueblo deben salir opciones para que Bolivia no caiga en la miseria y anarquía. Debemos dar un paso adelante y buscar el bienestar de nuestra nación a como dé lugar, hoy más que nunca debemos demostrar qué significa ser boliviano. Ojo, siempre en el marco de la ley y la democracia, dando un ejemplo a la tiranía masista. Ya no podemos permitir otro fraude y que nuestro país siga en caída libre, o nos unimos y salvamos a la nación de esta encrucijada o tristemente seremos otra Venezuela.
Bolivia sobre todas las cosas.
- FABIÁN FREIRE
- Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21