Más allá de la actual crisis económica, el gran problema de Bolivia es la falta de orden. Está claro que el Estado Plurinacional es un Estado fallido, que solo ha servido para dividir a los bolivianos. Bolivia vive en una situación constante de caos, en donde son los sindicatos y organizaciones sociales los que imponen su voluntad, a costa de la libertad y seguridad del resto de la ciudadanía.
No es posible que, en pleno Siglo XXI, los sindicatos tengan más poder que el Estado y que éstos impongan sus deseos dañando el bien común. Es inaudito y urge un cambio radical. Si hay un sector que se destaca por ser violento, caótico y atentar en contra del bien común, ese es el del sector del transporte “público”. Este sector, por años, ha sometido a la población a sus caprichos y, en vez de brindar un servicio limpio, seguro y humano, no hace más que mostrar la situación de miseria actual de nuestro país. Este problema se acentúa aún más en la sede de gobierno, donde por culpa de las ineptas autoridades, el sector de transporte público tiene a los paceños sujetos a sus caprichos.
Se supone que el sector de transporte público debe ser un servicio organizado, educado y limpio. Esta es la situación en muchas partes del mundo, pero en Bolivia es todo lo contrario: es un calvario utilizarlo. Se destaca por no ser higiénico, no ser ordenado y, sobre todo, porque en vez de ayudar a “educar” a la gente, se encarga de propagar el caos.
La aparición del PumaKatari y el Teleférico sin dudas le han hecho mucho bien a La Paz, empero, aún falta que éstos optimicen mucho más sus servicios y que exista la voluntad de competir con el minibús. Siempre han tenido el objetivo de ser complementarios al sector de transporte sindicalizado, algo que debe cambiar: deben pasar a ser el transporte principal de la ciudad. Esto será fundamental para que La Paz conozca un desarrollo verdadero y que, por fin, podamos ser una sede de gobierno digna y ordenada, no una caótica.
La llegada del “Negro” a la alcaldía de La Paz hizo mucho daño al Puma, pues perdió su eficiencia, y es más que evidente que hubo una intención de favorecer a los minibuseros. Es inaudito, ya que el alcalde debe buscar el bien común, no el bienestar de ciertos grupos de poder. Reitero: Bolivia no puede seguir sujeta a los caprichos de estos grupos. No podremos progresar realmente. Hace falta orden a como dé lugar.
El pasado 4 de junio, los choferes, ante la falta de combustibles, organizaron una multitudinaria marcha que, en vez de ser pacífica, solo mostró su verdadera cara. La violencia y la destrucción de la ciudad de La Paz fue la insignia de esta protesta, y, por si fuera poco, agredieron a taxistas que fueron a trabajar. Es el colmo. La nefasta Constitución Política del Estado (CPE) “masista” indica que el trabajo es un derecho para todos; los sindicatos de transporte parecen no respetar esto, y cada que pueden perjudican a la ciudadanía de una u otra forma.
Siempre que hay protestas o manifestaciones, la violencia se hace presente. Lo último que existe en éstas es el respeto y la paz. No podemos seguir por este camino. Hace falta una mano dura que pueda devolver a los bolivianos la seguridad, la paz y la certeza.
El socialismo sin dudas ha destruido a Bolivia y ha favorecido a la mafia sindical, que es el mejor ejemplo de una dictadura totalitaria. Los dirigentes son los que se benefician, mientras que los afiliados se ven limitados y sometidos a lo que dictan los primeros. Es una especie de esclavismo moderno.
Debemos eliminar el socialismo y el caos. Solo se puede a través del orden, algo que todos los bolivianos queremos. Estamos hartos de vivir en un Estado fallido e incapaz. Con orden y seguridad, estoy seguro de que a Bolivia le irá mejor. Basta de miseria y anarquía. Es momento de que nuestro país sea próspero.
Bolivia debe estar sobre todas las cosas.
- FABIÁN FREIRE
- Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21