Juan Pablo Velasco (38 años) es el acompañante de Tuto Quiroga. Velasco es la síntesis de un perfil que gran parte de Bolivia desea: nuevo en política, joven, emprendedor, estudiado y exitoso; empero, pocas semanas después de su innovadora y mediática presentación en “sociedad”, la figura de Velasco comienza a generar incertidumbre y desencanto debido a sus desafortunadas actuaciones en medios y plataformas.
Es que Velasco ciertamente es demasiado nuevo en política, tanto que, si realmente se sentía seducido por el servicio público, debió debutar desde un cargo menos protagónico que una vicepresidencia; quizá una diputación o arriesgando mucho, una cartera ministerial del área que él domina que es la innovación tecnológica, pero no, se lanzó (o lo lanzaron) a la segunda piscina más grande y honda, y todo indica que Velasco necesitará de muchos salvavidas para no ahogarse…y ahogarnos.
¿Velasco tiene derecho a equivocarse? No. ¿Tiene opción a aprender en el camino? No. ¿Merece el beneficio de la duda? No. ¿Y por qué tanto no?
1. Porque la alianza Libre parece ser la opción más potable de la oposición.
2. Porque Juan Pablo Velasco ha aceptado postularse nada menos que a la Vicepresidencia, es decir, será el presidente nato de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
3. Porque la crítica situación del país no nos permite aprender en el camino.
4. Porque la Asamblea Legislativa es, en sí misma, un espacio donde prima el cálculo y mañuderío político y la mala educación de los “padres de la Patria”; es decir, el peor escenario para principiantes y educados como Velasco.
Pobre Juan Pablo, no debe ser fácil estar en sus boxers, por eso lo dejaré en paz, y haré un esfuerzo para entender por qué tenemos a un candidato Velasco en semejante ojo de tormenta.
1. LA ANTÍTESIS. JP Velasco es candidato a la Vicepresidencia porque es la mejor expresión del anhelo del círculo que rodea a Tuto Quiroga: Clase media, media alta, económicamente pudiente, exitoso empresario, simpático, cruceño, católico y profesional; algo así como la antítesis de Choquehuanca y del perfil de lo que despectivamente en las redes sociales alguna gente llama “masiburro”. Para los cercanos a Tuto, JP es su mejor versión y quizá lo sea; pero esto no significa que sea el mejor candidato para el país. Primer error: un candidato poco empatizado y testeado con las expectativas de la mayoría de los bolivianos y con la compleja e indecente realidad política del país.
2. LA IMPROVISACIÓN. JP Velasco es producto, no cabe duda, de la improvisación que afecta a la alianza Libre y al resto de las alternativas que se disputan el poder. Es difícil de creer, pero la realidad indica que a todos los “partidos” en carrera, les ha costado encontrar un Vice, así como al resto de su plancha; y esto ha dado lugar a que algunos se equivoquen en la corta lista de posibles.
3. EL CAUDILLISMO. Esta es la causa madre, la cabeza del pescado, y es que los bolivianos votamos por caudillos, no por propuestas, ideas y menos por un conjunto de personas. Amamos a los caudillos y simplificamos en ellos todo el resto de representatividad. En el caso de Libre, quizá se pensó que con Tuto sobraba y que, por ende, el perfil de JP bastaría. El caudillismo no solo hace que todas las apuestas estén en la figura del caudillo olvidando que al “resto” hay que elegirlo bien, hay que prepararlo bien, y hay que apoyarlo bien. El caudillismo que nos encanta lleva a las alianzas y partidos a improvisar acompañantes, planchas e incluso propuestas porque creen que el caudillo -Tuto en este caso- basta y sobra.
4. LA VAPULEADA POLÍTICA. Resulta que venimos presenciando la devaluación de la política. Para ser y hacer política basta con ser cualquier cosa menos político: sirve ser corrupto, violador, pegador, atrevido, mentiroso, cocalero, ladrón e ignorante; pero también basta ser joven, profesional, cruceño y bonito. La política, en estas últimas décadas, ha sido maltratada, minimizada, abusada, utilizada, vapuleada; y hoy se cree que cualquiera puede ser Alcalde, Diputado, Senador, Vicepresidente o Presidente.
5. LA DESMANTELACIÓN DE LA DEMOCRACIA. El MAS ha cambiado la forma de hacer país y ha optado por la peor metodología. Su tufo autoritario y totalitario ha diseñado nuevas reglas de juego democrático. El “le meto nomás” de Evo ha fundido Bolivia. Todos le meten nomás y como efecto de ello, hoy tenemos una democracia desmantelada, con fraudes demostrables, con candidatos que, a pesar de haber sido críticos del fraude de 2019, se dedican a comprar votos en esquinas de universidades, puertas de boliches o ha crear bots para falsas votaciones electrónicas. Esa democracia basada en un sistema de partidos políticos ya no existe más porque hoy ya no hay partidos políticos, las siglas con más historia no tienen candidatos y se han puesto a la venta al mejor postor, y porque las agrupaciones o alianzas nuevas están plagadas de amiguitos y parientes de sus caudillos. No basta con eso, tenemos Órganos e institucionalidad tremendamente vulnerables que hacen equilibrismo en una cuerda flojísima. Y así, el ciudadano, ese elector desesperado por la crisis económica, moral, cultural y política, se debate entre el miedo, la incertidumbre y la decepción.
- MÓNICA PATRICIA OLMOS CAMPOS
- Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21