Al analizar los factores que inciden en el éxito o el fracaso de la unidad entre determinados partidos o agrupaciones políticas opositoras —para enfrentar el claro totalitarismo de izquierda que, además de sus afectaciones culturales, conduce al país hacia la hiperinflación— debemos considerar la presencia de actores determinantes en nuestra democracia, calificada por la revista The Economist como un régimen híbrido: la élite política exclusivista.
Solo a partir de la experiencia política-electoral vivida en los últimos meses, podemos confirmar con nombres y apellidos quiénes forman parte de esta élite que compite por hacerse con el poder, presentando diversas propuestas económicas para contrarrestar —o incluso agudizar— una crisis inminente.
Dentro de esta élite, solo adquieren relevancia quienes logran su permanencia en esta “rosca” mediante la tan codiciada personería jurídica electoral, obtenida a través de negociaciones conocidas por toda la población. En ellas, quienes ostentan el control de una sigla aseguran curules parlamentarios y otros cargos de poder, acompañados de enriquecimiento a través del Estado, lo que constituye, por tanto, un enriquecimiento ilícito. Existen también nuevos partidos políticos que constituyen excepciones a la regla, aunque también son señalados por haber obtenido personería jurídica ante el OEP en menos de tres meses. Finalmente, están quienes, ostentando una gran capacidad económica proveniente de diversas fuentes, financiaron la adquisición de una sigla.
Lo anterior permite afirmar que solo la élite política en Bolivia puede obtener una sigla y posicionarse entre los primeros lugares para participar en las elecciones, dentro de una democracia de régimen híbrido (lo que, traducido en puntaje, significa entre 4 y 5 puntos sobre 10).
Así, se puede deducir que esta variable parte también de dicho actor determinante, que, por lo señalado anteriormente, puede ser calificado como exclusivista político. Esta afirmación coincide con lo planteado por Acemoglu y Robinson, quienes, sumando este fenómeno al extractivismo, identifican —como economistas laureados con el Nobel 2024— las principales causas del fracaso de los países, al incidir directamente en la institucionalidad.
Sin más preámbulos, la principal variable que impide la unión es: el interés personal de enriquecimiento ilícito a través del Estado.
Si bien, al igual que muchos, quien escribe es consciente de la imposibilidad de confluir doctrinal e ideológicamente entre las izquierdas y de la ausencia de un modelo claro de derecha, la crisis que apunta a una gran depresión económica solo permite tomar un camino que, a regañadientes, los candidatos deberán aplicar, imitando en parte el famoso Decreto Supremo 21060. Por tanto, solo en este caso extremo puede hablarse de una —hasta ahora imposible— unidad.
Es esta variable la que deben anular los comités cívicos, plataformas y agrupaciones de representación civil, si existe alguna esperanza de enfrentar al bloque de izquierda continuista, que no ha dudado en promover el oficialismo, renunciando incluso a una reelección ya resignada por el actual mandatario del país.
Se debe consolidar una estrategia que permita un único candidato de oposición, extremando todos los recursos dentro de la legalidad y la Constitución para enfrentar a quienes, en diversas oportunidades, han sido acusados de incidir en el Órgano Electoral Plurinacional. Para este fin, debe eliminarse la variable que impide la unidad.
No ha sido intención de este breve artículo proponer una estrategia concreta; sin embargo, existen varias alternativas que, como parte de la agrupación política Avanza Libertad, estaré presto a compartir.
La principal motivación de este artículo es alentar a la población a no desfallecer y ejercer presión sobre los líderes de oposición, con el fin de que logren concretar una única opción que permita reconstruir la democracia. Solo así se podrá mitigar el riesgo de fraude en las próximas elecciones y vencer en las urnas al movimiento socialista totalitario que ha capturado a la República de Bolivia.
- AMÍLCAR RONALD ALCALÁ ALCALÁ
- Ingeniero En Petroleo Gas Y Energías Con Formación Académica En Gestión De Gobierno, Políticas Públicas, Proyectos Y Comercio Exterior.
- *NdE: Los Textos Reproducidos En Este Espacio De Opinión Son De Absoluta Responsabilidad De Sus Autores Y No Comprometen La Línea Editorial Liberal Y Conservadora De VISOR21