Seguridad privada, monitoreo de vías y acoso político

HENRY RICO GARCÍA

La Seguridad Física Privada y el Control y Monitoreo de Vías Públicas son cosas en apariencia similares pero tan distintas como conejos y vizcachas, o como nutrias y focas. De ahí que – para usar un ejemplo didáctico – el exceso que supuso que un fiscal convocara a declarar al Alcalde de Cochabamba en un señalamiento por contratar servicios de seguridad privada cuando lo que se contrató fue monitoreo y vigilancia de vías públicas, equivale a acusar a la alcaldía de haber contratado un coro gregoriano cuando se contrató una banda de jazz.

Aunque para la mayoría de nosotros las nutrias marinas y las focas lucen igual, frecuentan el mismo ecosistema y guardan similares hábitos alimenticios, la primeras son roedores semiacuáticos del genero mustélida y las últimas son otáridos pinnípedos del género fócido.

Un biólogo experto sabría la diferencia entre una y otra especie y de la misma manera se esperaría que un fiscal, un auditor o un técnico del Ministerio de Gobierno pudieran distinguir entre dos tipos de servicios, tan disimiles como la seguridad de una entidad pública y el control de las calles adyacentes.

El servicio de seguridad privada que la Alcaldía de Cochabamba contrata para proveer seguridad a sus instalaciones y sus centros de salud es una cosa y el servicio de control y monitoreo de mercados y ferias es otra diferente. Son tan distintos que en el Clasificador Presupuestario del Ministerio de Hacienda – algo así como un “catálogo de especies” en temas de inversión pública – ambos tipos de servicio tienen un género y una clasificación separada.

Cuando la empresa unipersonal Velarde Caballoty fue contratada por la Alcaldía de Cochabamba no fue para prestar servicios de seguridad física privada, sino para monitoreo de mercados y ferias. Sus empleados no prestan Servicios de Seguridad, no custodian hospitales ni ninguna otra entidad pública – que es la tarea de las empresas privadas de seguridad –, sino que patrullan calles y mercados, una tarea catalogada en Servicios No Personales.

Para ser aun más claros: Los servicios de la empresa cuestionada por el Ministerio de Gobierno y sospechada de proveer seguridad privada, fue contratada con cargo a la partida presupuestaria 26990 “Otros”, que se encuentra en la categoría de Servicios No Personales, y no usando la partida 26620 “Vigilancia Privada”, que está dentro de la categoría Servicios de Seguridad, como el fiscal del caso pretende erróneamente.

De hecho, la alcaldía contrata habitualmente guardias de seguridad física privada para custodiar el Cementerio General de Cochabamba, sus Centros de Salud Integrales, el Hospital del Norte y el Hospital del Sur. En el pliego de especificaciones de esos contratos figura el requisito de la tarjeta de Identificación y la licencia de funcionamiento emitidas por el Ministerio de Gobierno y las empresas adjudicatarias cumplen con ese requisito.

No es el caso de la empresa Caballoty, contratada para asistir en el monitoreo de mercados y ferias, una actividad no catalogada dentro de los servicios de seguridad física privada y para la cual no se requiere el permiso de funcionamiento por el cual se la sancionó y se pretende enjuiciar a la alcaldía.

El Alcalde de Cochabamba Manfred Reyes Villa se hizo presente ante el fiscal que lo requirió. Al fin y al cabo no es la acusación más descabellada o absurda a la que ha tenido que responder. En los pasados diez años se le ha acusado de cosas tan absurdas como haber corregido el proyecto defectuoso de un puente y se le ha hecho pagar el costo por vehículos que aun están en uso de la Gobernación de Cochabamba.

En ese contexto, enjuiciar a la alcaldía por supuestamente haber contratado sin debida autorización un servicio clasificado dentro la categoría programática 26600 (Servicios de Seguridad Física) y la partida presupuestaria 26620 (Servicios Privados de Seguridad), cuando en los hechos se contrató servicios de la categoría 26900 (Otros Servicios No personales) y la partida 26990 (Otros), no es lo más loco que el jefismo ha intentado, aunque si es un nuevo tipo de abuso, más torpe y grosero de lo hasta ahora visto: Confundir conejos con vizcachas.

HENRY RICO GARCÍA

Secretario General del Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba 

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de Visor21.