Privatizar la familia y el matrimonio

LUIS CHRISTIAN RIVAS

La responsabilidad de la familia en manos del “pater familias” fue sustituido por el Estado, disminuyendo y relativizando la autoridad sobre su familia, ahora los burócratas son los encargados del cuidado, protección de los niños, mujeres y ancianos, así, surge el paternalismo, que es la mentalidad progresista de esperar que el papá gobierno cuide de todos los miembros de la familia de la cuna a la tumba, otorgándoles cuotas de asistencialismo inaceptables a la dignidad humana, bonos y subsidios como limosnas, dice David J. Theroux: “A medida que el Estado de Bienestar se ha expandido, la familia ha declinado y graves problemas sociales han proliferado. Con el surgimiento del Estado de Bienestar, en lugar de ayudar a aquellos que lo necesitan para convertirse en miembros de una familia y ciudadanos plenamente productivos, la dependencia y el ocio han resultado en su lugar”. Los resultados pueden verse a la vista: “hogares sin padre y niños propensos a patologías sociales como la drogadicción, el suicidio adolescente y una conducta depredadora”.

Entonces, es correcto el lema antiestatista: “con mis hijos no te metas”, porque las medidas ideológicas colectivistas burocráticas no pueden interferir en la manera de educar en base a ideas, filosofía, cultura, tradiciones y visiones de los individuos, siempre que armonicen con el respeto de los derechos humanos.

Lo mismo pasa con el matrimonio, siendo una institución social que pertenecía al sector privado, fue estatizado en registros públicos a cargo de funcionarios públicos especializados a quienes se les suele llamar oficiales de registro civil.

Pero el matrimonio, en su etimología y origen fue descrito en Las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio en la Ley 2, de la siguiente manera: “Matris y munium son dos palabras del latín de que tomó nombre matrimonio, que quiere tanto decir en romance como oficio de madre. Y la razón de por qué llaman matrimonio al casamiento y no patrimonio es esta: porque la madre sufre mayores trabajos con los hijos que el padre…”, Thomas Sowell en un artículo llamado: “La idea del ‘matrimonio homosexual’ es producto del razonamiento torpe”, nos demuestra como las parejas heterosexuales son diferentes a las homosexuales, no solo porque en la primera existe procreación, sino también, por el hecho de que solo la mujer se embaraza y por eso se sitúa en un lugar vulnerable, entonces no podemos decir que el matrimonio puede igualarse entre lo heterosexual y homosexual.

Si el matrimonio es la potencialidad de maternidad, no pueden existir los “matrimonios homosexuales”, estos vínculos serán “uniones libres”, Sowell, en otro artículo llamado: “El ‘derecho` al matrimonio homosexual” aclara que el matrimonio más que un derecho es una restricción, ya que es bien sabido, por ejemplo, que quien se casa comparte en cincuenta por ciento todos los frutos de su trabajo y propiedad, entonces más que el reconocimiento de derechos, lo que los homosexuales quieren es que se reconozca su estilo de vida: “Pero esto es justamente la antítesis de la igualdad de derechos. Si usted tiene un derecho a la aprobación de otra persona, entonces esas otras personas no tienen derecho a sus propias opiniones y valores. No se puede decir que lo que hagan ‘adultos de mutuo acuerdo’ es un asunto estrictamente privado que no le interesa a nadie y, al mismo tiempo, decir que todo el mundo está obligado a darle su aprobación”.

En “Privatización del matrimonio” de Albert Esplugas Boter, el autor pide a homosexuales y heterosexuales dejar de pedir la aquiescencia del Estado en estos temas, sino más bien buscar su indiferencia, el matrimonio debe ser suscrito en acuerdos, compromisos y contratos privados para las condiciones de convivencia y reparto de bienes, que cada uno se adscriba de manera subjetiva a la institución religiosa o laica de su preferencia.

En resumen, el Estado debe devolver al individuo la responsabilidad y autorresponsabilidad por su vida, la de sus hijos, esposa y padres, los seres queridos vistos como el último reducto de protección emocional, psicológica, económica y jurídica del individuo frente al estado deben respetarse; la devolución también significa derogar y abrogar leyes de discriminación positiva cuyo objetivo estén relacionados con el interior de las sabanas de las personas, este es y debe ser un asunto netamente del sector privado tanto para homosexuales como para heterosexuales con plena capacidad de hecho y de derecho. El Estado debe alejarse de la familia y el matrimonio.

LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR

Abogado y representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa – ILCE

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21