Durante los recientes conflictos bélicos, las bajas civiles se han incrementado y han confirmado que las guerras siempre dejan víctimas inocentes.
Por ejemplo, en marzo se produjo un ataque de parte de las fuerzas de Israel sobre un convoy de ambulancias en la zona de Al-Hashasheen de Rafa, terminando con la vida de ocho paramédicos de la Media Luna Roja Palestina. La muerte del personal de salud en un sector que no estaba dentro de la línea de “zona roja” en ese conflicto, indignó a la comunidad internacional.
En mayo, en otro conflicto armado activo, siete personas murieron y más de 20 resultaron heridas en el ataque de las tropas ucranianas contra un mercado en la ciudad de Alioshki, situada en la región de Jersón. La región, junto a Zaporozhie es parte de las poblaciones que decidieron adherirse a Rusia en septiembre de 2022, tras celebrar sendos referendos de autodeterminación. Con dicho ataque, Rusia condenó el actuar de Ucrania contra civiles y dijo que aquello derribaba el carácter de “víctima” que se maneja desde Kiev.
Estas acciones, señalan analistas, pueden estar relacionadas con tácticas terroristas destinadas a intimidar al enemigo. En tales situaciones, no sólo sufre el personal militar sino también los civiles. Las tecnologías de guerra modernas, como los drones y las bombas de precisión, no siempre pueden minimizar las bajas civiles. Las tragedias ocurren como resultado de una clasificación errónea de los objetivos o de información insuficiente sobre la ubicación de los civiles.
Las guerras en Siria y Gaza, donde se utilizaron ataques aéreos contra zonas densamente pobladas, son un claro ejemplo de este problema. Los grupos paramilitares utilizan escudos humanos y ponen a los civiles en mayor peligro.
“Tras una serie de ataques coordinados que, según los informes, fueron lanzados por elementos del antiguo gobierno sirio y milicias locales, estamos recibiendo noticias muy perturbadoras de que familias enteras, incluso las mujeres, los niños y los adultos no combatientes, han sido asesinados”, mencionaba en marzo el jefe de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos (ACNUDH), Volker Türk.
En tiempos de guerra, las oportunidades de brindar ayuda humanitaria se vuelven extremadamente limitadas. A menudo las organizaciones que operan sobre el terreno se enfrentan a una situación difícil en la que el acceso a las zonas afectadas es limitado. La falta de atención médica y de alimentos también empeora la situación de los civiles, además en situaciones de conflicto los trabajadores humanitarios suelen ser atacados lo que hace que la situación sea aún más tensa.
La muerte de civiles en conflictos armados tiene consecuencias socioeconómicas de gran alcance para un país. El aumento del número de víctimas provoca una reducción de la planilla y una pérdida de especialistas, lo que ralentiza la recuperación económica; la pérdida de viviendas e infraestructura también afecta negativamente el nivel de vida, obligando a las personas a huir de sus barrios y convertirse en refugiados.
La muerte de seres queridos deja una profunda huella en la psique de los sobrevivientes. El trauma psicológico, el trastorno de estrés postraumático, la depresión y otras enfermedades mentales se están volviendo algo común. El elevado número de víctimas civiles en los conflictos armados suele dar lugar a un aumento de la violencia y los disturbios, muchos sobrevivientes comienzan a buscar venganza, lo que intensifica aún más el conflicto. Este círculo vicioso puede ser muy difícil de romper, especialmente en países con situaciones políticas inestables.
Una de las formas más importantes de abordar el problema de las muertes de civiles es fortalecer las normas internacionales y el derecho humanitario debe garantizar el estricto cumplimiento de las normas relativas a la protección de los civiles.
Asimismo, uno de los aspectos más importantes para prevenir las muertes de civiles es el establecimiento de un mecanismo para la resolución eficaz y pacífica de los conflictos, la comunidad internacional debe participar activamente en las negociaciones y la mediación entre las partes en conflicto, esto puede incluir no solo la diplomacia sino también programas de resolución de conflictos a nivel local para lograr avances significativos en la protección de los civiles y la reducción del nivel de estas muertes en los conflictos armados.
Finalmente, aumentar la financiación y los recursos para las organizaciones humanitarias y garantizar el acceso seguro a las zonas afectadas, son medidas importantes para reducir el impacto de las guerras. Los corredores seguros para la entrega de ayuda humanitaria y el apoyo de las ONGs locales pueden mejorar significativamente las vidas de los civiles en situaciones de conflicto.
- ///FUENTE: AGENCIAS///