Martin Luther King: “I Have a Dream” (Tengo un sueño)

CARLOS LEDEZMA

Cuentan las crónicas del 1 de diciembre de 1955 que, una valiente mujer de color en franca desobediencia civil, se negaba a ceder su asiento a un pasajero blanco dentro de un autobús en la ciudad de Montgomery, Alabama. Este acontecimiento fue el punto de partida para que poco tiempo más tarde, surgiese el Movimiento por los Derechos Civiles. Rosa Parks, protagonista de aquella jornada, desencadenó lo que la historia recogería como el boicot de Montgomery, mismo que duró 381 días y logró finalmente que se produjera la desegregación racial en los autobuses.

Para aquel entonces, el pastor de la Iglesia Bautista Dexter Avenue, se erigía en uno de los principales activistas en contra de la discriminación sistemática a la que eran sometidos los afroamericanos. Martin Luther King Jr., fue uno de los líderes más destacados de la lucha contra de la discriminación racial, la segregación y la opresión. Entre la década de los años 1950 y 1960, luchó incansablemente para promover la justicia, convirtiéndose en baluarte del movimiento por los derechos civiles y un símbolo de la resistencia no violenta de los Estados Unidos y del mundo.

Nacido el 15 de enero de 1929, en Atlanta, Georgia. Hijo de uno de los primeros activistas por los derechos civiles y destacado pastor de la iglesia baptista afroamericana, de quien aprendió muy joven cuál debía ser el camino para continuar la lucha pacífica. Inicialmente fue llamado Michael King, nombre que sería cambiado luego de que su progenitor viajará a Alemania e inspirado en Martin Lutero, decidiera cambiarlo por aquel que la historia recordaría: Martin Luther King.

Creció en un ambiente religioso y familiar que promovía la igualdad de oportunidades y la justicia, junto a hombres como W.E.B. Du Bois, Roy Wilkins y su propio padre, quienes fueron destacadas figuras de la lucha antirracial en los Estados Unidos, trabajando para crear un mundo en el que todas las personas sean tratadas de manera justa desde la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), influenciando la vida de Luther King de forma significativa, gracias al ejemplo y liderazgo que lo inspiraron a convertirse en un defensor apasionado de los derechos civiles, lo que le permitió asumir el liderazgo del movimiento.

Tras la Guerra Civil, durante la llamada Reconstrucción, los estados del Sur de Estados Unidos, establecieron una serie de normas que imponían la segregación racial, exigiendo la separación en las instalaciones públicas, escuelas, restaurantes, sanitarios, calles, transporte, cualquier instalación considerada pública debía separarse en espacios para blancos y otros para gente de color. Estas leyes abarcaban una amplia gama de aspectos de la vida cotidiana, entre otras tantas argucias legales que evitaban que pudiesen participar en procesos electorales en vulneración a la décima quinta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Leyes como estás proliferaron, subordinando a los afroamericanos y otras etnias, obligándolos a tomar diferentes acciones de lucha en contra de la discriminación racial.

Si bien es cierto que el caso de Rosa Parks fue emblemático, no menos importante resultó el acontecimiento de junio de 1892, en el que Homer Plessy (Afroamericano), con un boleto de primera clase abordó un tren en Nueva Orleans (Estados Unidos), dirigiéndose al vagón que era exclusivamente para blancos, en espera de su detención. Este acto de desobediencia civil, fue promovido por los grupos que defendían los derechos civiles en una clara muestra de repudio a las disposiciones legales que fomentaban el racismo y que eran aplicadas con una exacerbada violencia.

El amor y cuidado de los padres de Luther King, permitieron que sea un estudiante destacado, graduándose como Sociólogo de la Universidad Morehouse en 1948 y posteriormente obteniendo su Doctorado en Teología de la Universidad de Boston. Estos aspectos influyeron en el enfoque que empleó para la lucha basada en el amor, la no violencia y la resistencia pacífica, basado en la filosofía de Mahatma Gandhi. A lo largo de su vida lideró numerosas protestas pacíficas, que incluían actos de desobediencia civil, gracias a lo cual obtuvo importantes resultados.

Martin Luther King, inmortalizaría su figura el 28 de agosto de 1963, en el Lincoln Memorial de Washington D.C., donde pronunciaría el discurso más importante de toda su vida frente a una multitud de cientos de miles de personas que habían participado junto a él en una marcha por el derecho al trabajo y la libertad. Plantado frente al monumento de Abraham Lincoln, pronunció: “I Have a Dream” (tengo un sueño), palabras que tras sesenta años, aún repercuten en lo más profundo de los corazones de quienes abogan por la justicia racial y la libertad.

“Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación”. Después de aquella movilización, el congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley de los Derechos Civiles, prohibiendo la segregación racial y allanando el camino para que se eliminen los obstáculos para el voto libre del pueblo afroamericano. En su discurso, King, habló acerca de su visión de los Estados Unidos, donde todas las personas fueran tratadas por igual, independiente de su raza o color de piel. Su apasionada declaración inspiró a millones de personas a través del mundo, convirtiéndose en figura representativa de los movimientos antirraciales.

A nadie sorprendió que para 1964, Martin Luther King fuese galardonado con el Premio Nobel de La Paz, gracias a su ardua labor en defensa de los derechos civiles. Su influencia crecía y su presencia era ampliamente requerida, por lo que se desplazaba por diferentes lugares dentro y fuera de los Estados Unidos. Fue un opositor implacable contra la guerra de Vietnam, pidió el cese de los bombardeos y que se retire al ejército norteamericano.

Mientras cumplía con sus compromisos en Memphis, Tennessee, ante la amenaza de bomba en su contra, el vuelo que debía abordar fue retrasado. El 4 de abril de 1968, mientras se encontraba reunido y saludando a algunos seguidores, Luther King era abatido de un tiro en la cabeza, en el balcón del motel Lorraine. El asesino, James Earl Ray, un convicto que había escapado de prisión un año antes. Fue capturado pocos meses después en Londres (Inglaterra) y sentenciado a 99 años de prisión.

Su muerte constituyó un duro golpe para el movimiento por los derechos civiles, llegando a preguntarse si aquel sueño del que hablaba, moriría con él. Gracias a su labor se consolidaron importantes resultados, aunque quedó mucha tarea pendiente. Las actuales generaciones deben conocer y reconocer la figura de un hombre emblemático, que propugnó elocuentemente al mundo su visión de justicia, igualdad racial y libertad, de forma tan apasionada, que inspiró a muchas generaciones dentro y fuera de los Estados Unidos.

Resulta cada vez más imprescindible que los jóvenes conozcan y valoren la herencia de aquellos hombres únicos y notables como Martin Luther King, para permitirle a la humanidad, asumiendo para sí, la herencia de nobleza y valor que permita albergar el sueño de vivir en un mundo justo, equitativo y libre. La posibilidad de hacerlo real existe, depende única y exclusivamente de quienes al igual que él, estén dispuestos a soñar y trabajar incansablemente para lograrlo.

CARLOS MANUEL LEDEZMA VALDEZ
Escritor. Investigador. Divulgador Histórico. Consultor de Comenius S.R.L. Ingeniería del Aprendizaje
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21