La patética tragicomedia cruceña

MAGGY TALAVERA

No se falta a la verdad cuando se afirma que Santa Cruz es el departamento más pujante de Bolivia. Tampoco cuando se destacan muchos otros atributos: moderno, emprendedor y abierto al mundo, entre los más escuchados. Para sostener los halagos sobran informes, encuestas, indicadores y testimonios entusiastas de propios y extraños que dicen haber encontrado en Santa Cruz lo que los españoles buscaron hace siglos, el soñado y esquivo El Dorado. Y siguen llegando, a cuenta gotas o por montones, los buscadores de tesoros.​

Vaya paradoja, dan ganas de decir, mientras se evidencia la patética tragicomedia que va ganando terreno, saltando del escenario al palco lleno de curiosos, pasando de la ficción o la ilusión, a la realidad. Una realidad tragicómica, sí, como lo prueban los hechos que se registran a diario en Santa Cruz, sobre todo los relacionados a los asuntos políticos, con sus repercusiones en los económicos y sociales. Una realidad patética también, cómo no, por el nivel de ridiculez que alcanzan esos hechos lamentables y sus protagonistas.

La lista es larga y diversa, pero comienzo por un par de hechos que destacan en este mes festivo para Santa Cruz. Uno de ellos, el ya recurrente “dilema” de la invitación o no al presidente del país a los actos conmemorativos por el 24 de Septiembre y a la tradicional inauguración de la Feria Exposición. Digo presidente del país y no presidente Arce, porque este falso dilema ya se ha vuelto una constante en la relación de Santa Cruz con los gobiernos del MAS. Hace unos años fue Morales, hoy es Arce. La pregunta es la misma.

¿Por qué hacer polémica de un detalle protocolar como es el de una invitación, cuando hay temas de fondo a encarar y resolver en esa relación Santa Cruz-gobierno central? Esto se resuelve de manera sencilla: cumpliendo el acto protocolar de la invitación, sin inhibir los necesarios y obligados reclamos que les corresponde hacer a las autoridades políticas, gremios empresariales y organizaciones civiles, por una serie de atropellos, violaciones e incumplimientos de obligaciones del gobierno central con el departamento.

La lista de esos atropellos e incumplimiento de obligaciones gubernamentales es larga. Va desde el artero secuestro y encarcelamiento del gobernador cruceño (al que han vuelto a ampliarle su detención preventiva), hasta la asfixia económica a la que somete a varios sectores privados, entre otros al agroindustrial. En particular, es muy grave la situación que enfrentan los productores de caña y los ingenios azucareros por la deuda de casi 50 millones de dólares que arrastra desde hace meses YPFB. No es el único caso, hay más.

En la lista de reclamos entra también la imposición de proyectos de infraestructura que ponen en riesgo la seguridad hídrica del departamento e incluso la seguridad alimentaria no solo de Santa Cruz, sino del país. El caso de la carretera Kilómetro 13/La Guardia-Las Cruces-Buena Vista es apenas uno de tantos otros propuestos o ya en ejecución. Camiri y varios municipios del Chaco, Chiquitania y valles cruceños enfrentan ya serios problemas de sequía por la ejecución de obras que afectan a sus ríos, lagunas y quebradas.

Ninguno de esos atropellos, violaciones o incumplimientos se resolverán con la entrega o no de una invitación. El problema, por lo tanto, no está en el convite, sino en cuál actitud se toma frente al invitado: ¿lo recibimos con sonrisas y halagos, con golpes e insultos, o con un reclamo formal, serio, sólido y contundente? Por supuesto que no hay nada más patético que recibir a tu opresor o abusador con poses de familia feliz para la foto, pero también lo es convertir un asunto protocolar en una cuestión de estado. Es desgastante.

Por si no bastara ese falso dilema que le resta fuerzas al Santa Cruz pujante y prometedor, aparece en escena otro hecho igualmente patético, esta vez dentro de casa: el ridículo e irresponsable divorcio al interior del gobierno departamental, que ha llevado a los medios a pasar del primer falso dilema ya descrito antes, a la absurda polémica de quién presidirá los actos protocolares de Santa Cruz, dada la ausencia forzosa del gobernador. A ver, ¿en serio hay dudas al respecto? No debería. Por jerarquía, debe hacerlo el vicegobernador.

Pero volvemos al inicio: acá no está prevalenciendo la razón, la lógica, el interés mayor de Santa Cruz. Lo digo por ambos escenarios. Quienes están al mando de las instituciones públicas y privadas, con honrosas excepciones,