La mafia de los balcanes en Bolivia y su relación con los policías bolivianos

En la década de los años 90, los grupos que componen la mafia de los Balcanes atravesaban una crisis debido a las pérdidas de sus cargamentos, el alto costo de las operaciones del traslado de la cocaína de América del Sur hacia Europa y la baja calidad del producto. Para contrarrestar esto cambiaron de estrategia comercial y tomaron las riendas del negocio disminuyendo a lo necesario a los intermediarios.

Para ello, los cabecillas de algunas facciones del “Grupo América”, decidieron enviar emisarios y adquirir la droga directamente de los mismos productores, lo que al mismo tiempo aumentaba la pureza de su producto. Luego de disminuir las intervenciones policiales sobre su mercancía y abaratar los costos de traslado, con disciplina militar, el tercer paso fue acelerar el proceso del lavado de dinero. Con los años, esas tareas se perfeccionaron, al punto que los organismos internacionales de lucha contra el narcotráfico los identificaron como peligrosos pero prósperos negociantes, que por supuesto, sentaron presencia en Bolivia. Esto, pese a que los responsables de las investigaciones no hayan contabilizado a sus emisarios.

El informante y los préstamos

“La Policía (Boliviana) no investiga eso (el lavado de dinero), porque hasta los mismos policías vienen a solicitar los préstamos para esas cosas. Lo único que hace la Policía es solicitar su coima. Le puedo dar muchos nombres que trabajan conmigo”, declaró a Página Siete el abogado Roger R. (nombre ficticio), un informante eventual de los oficiales que se topan con sus clientes, quien pide la reserva de su verdadera identidad.

Amable, pero conflictuado por el tema de las consultas, el jurista asegura que la mayoría de sus clientes son precisamente uniformados, “de todos los grados”, aclara, “coroneles y sargentos, incluso mujeres policías, no hay discriminación”; los defiende tanto en procesos penales como disciplinarios.

Por la seguridad del intermediario que lo contactó para esta entrevista, Roger R. confiesa que los años de experiencia defendiendo a policías ―“inevitablemente”― lo llevaron a conocer a los supuestos “empresarios extranjeros, croatas, serbios, brasileños” dedicados a los préstamos millonarios.

“¿Cuánto es el sueldo de un policía, de un capitán, de un mayor? Con 10 años de ejercicio de su profesión llega a ganar 7.500, 7.800 bolivianos. ¿Cómo un tipo con ese sueldo va a justificar una casa de 350 mil dólares? (…), un vehículo de 40 mil, 50 mil dólares; vehículo para su mujer; sus hijos en un buen colegio, con pensiones de 100 dólares al mes. O sea, ejemplos de esos policías (entre sus clientes) tengo muchos: policías volteadores, extorsionadores”, explica el abogado que prefirió dar la entrevista para esta investigación en una modesta oficina alquilada, cerca de las instalaciones de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), en Santa Cruz.

Y es que a Roger R. esa información no sólo le llegó de los mismos policías, también la obtuvo de las exparejas de los oficiales y, en especial, de los que resultan criminales que, en la confidencialidad de “cliente – abogado”, admiten que son narcotraficantes y revelan los detalles de su convivencia y el negociado que tienen con diferentes grupos de uniformados incrustados en Interpol, la Felcn y el Comando Departamental.

De vez en cuando algún acuerdo se rompe y ellos terminan como chivos expiatorios, detenidos y presentados ante los medios de comunicación. La mayoría decide no delatar a sus aliados de la institución Verde Olivo, para minimizar los cargos y esperar que las investigaciones en la Fiscalía nunca avancen y por medio de las argucias legales del experimentado Roger R. salir de la cárcel en poco tiempo.

Ese es el caso del narco boliviano sentenciado en Brasil Pedro Montenegro, y el exdirector de la Felcc Gonzalo Medina.

Pero en 2022, en Cochabamba, Beni y Santa Cruz, se dieron casos en los que narcos hallados en flagrancia con paquetes de droga, decidieron denunciar a los policías cómplices. Los acusaban por el robo de su mercancía, extorsión o ser parte de los grupos dedicados al ilícito negocio. Fue el caso de Pedro Montenegro -en 2019-, el narco boliviano extraditado y sentenciado en Brasil, cuya red criminal implicó a más de 15 policías. El principal sindicado fue el entonces director de la Fuerza Anticrimen, coronel Gonzalo Medina, quien fue dado de baja por los estrechos nexos con el delincuente. A su vez, Montenegro logró demorar por años la orden de extradición por su influencia con los policías, fiscales, jueces y magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Si bien no fue Montenegro quien los delató, fueron las rencillas personales entre uniformados lo que provocó que filtren audios y fotografías.

Precisamente los socios de Montenegro, palos blancos o prestanombres, se dedicaban al lavado de dinero por medio del negocio inmobiliario, préstamos y por supuesto la compra y venta de autos. Varios de ellos salieron del país en cuanto estalló el escándalo de fiestas y vacaciones pagadas en Panamá, reveladas por una serie de fotos tomadas y publicadas por ellos mismos.

“Un método de lavado de dinero es la importación de autos; muchas veces hemos pedido que se hagan investigaciones y se han hecho investigaciones muy parciales”, afirmó el exministro de Gobierno, Carlos Romero.

Estrategia comercial

Con sólo ese ejemplo, la versión del abogado Roger R. deja de ser inverosímil y cobran importancia los detalles que brinda sobre los “empresarios extranjeros”, cuya actividad tiene respaldo en informes de Naciones Unidas, reportes y análisis de medios especializados como el de InSight Crime, Proyecto de Reporte de Corrupción y Crimen Organizado (Occrp, por su sigla en inglés) y una serie de publicaciones revisadas para este trabajo de la Europol, medios de Perú, Argentina, Colombia, Bolivia y Paraguay.

Los datos no dejan duda de la presencia de facciones de la mafia de los Balcanes en esta región del continente, Colombia, Perú, Ecuador, Brasil, Paraguay, Argentina y por supuesto, con emisarios en Bolivia. Los datos hacen una especial mención al “Grupo América”, cuyos principales líderes, Zoran Jaksic, Mileta Miljanic y Darko Saric, se asentaron a vivir en Ecuador, Estados Unidos y Perú.

//FUENTE: PÁGINA SIETE / P7 PLUS//