Finalmente, el país cumplió doscientos años de existencia. Casi perece un milagro que hayamos llegado tan lejos. Sin embargo, lejos de una celebración alegre y pomposa, el 6 de agosto pasó sin pena ni gloria.
En Sucre, la cosa no fue distinta. En el interior de la Casa de la Libertad y bajo la mirada de los cuadros de Sucre, Bolívar y Ballivián, el presidente y vicepresidente dieron discursos típicos de su idiosincrasia, porque no tienen nada mejor que ofrecerle al país.
Sin embargo, cuando el “sabio” amauta David Choquehuanca abrió la boca para dar su sermón, sostuvo que el Estado Plurinacional es el “proyecto histórico más justo y necesario de estos 200 años”. Como cereza del pastel, dijo que el Estado Plurinacional sigue atrapado por “un sistema republicano, patriarcal, ajeno al pensamiento plural”.
Arce vertió un comentario similar en abril durante una ceremonia en la “Casa Grande del Pueblo”. El mandatario se puso su gorrito de aluminio invisible y dijo que había una conspiración para reemplazar el Estado Plurinacional por la vieja República.
Si la República es tan mala, ¿entonces por qué celebraron doscientos años de la República de Bolivia? ¿Qué fue lo que sucedió en Sucre? ¿Acaso fue una visita escolar?
No sé si las autoridades allí presenten se percataron que, en la Casa de la Libertad, hay un papel que dice “Acta de Independencia de la República de Bolivia”. ¿O es que realmente nunca salimos del sistema republicano y lo de Plurinacional es un eslogan?
Si bien el Artículo 1 de su Constitución señala que Bolivia es un Estado Plurinacional, el Artículo 11 dice lo siguiente: “La República de Bolivia adopta para su gobierno la forma democrática participativa, representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres”.
Sé que muchos dirán que en realidad la República ya no existe por el tono etno-andino del gobierno y demás cosas. En teoría aún tenemos los cuatro órganos estatales, instituciones públicas, normativa legal y demás aspectos que son característicos de un sistema republicano.
De hecho, si se hubiera acabado con la República se habrían derogado todas las leyes de años, décadas y siglo pasados; pero muchas de ellas siguen vigentes.
Entonces, los masistas viven en una contradicción constante la cual no les preocupa, apuesto que ni siquiera se detienen a reflexionar. Prefieren darlo por hecho y no hacerse tanto lío. Ese es el dilema de estos señores orgullosos de su hipocresía, porque la coherencia y fidelidad de principios no calza en sus ambiciones de poder.
- Bryan Orozco Romero
- Abogado, guionista investigador en YouTube y diplomando en periodismo político
- *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21

