Gobernabilidad, desafío para el próximo gobierno

Con los resultados de las elecciones del 17 de agosto, ya sabemos cuál será la composición del Parlamento, el cual es una pieza clave en la gobernabilidad. Contra todo pronóstico, el PDC es la fuerza mayoritaria, seguida por LIBRE y UNIDAD. De igual forma, el MAS y sus vertientes han sido totalmente relegadas a un segundo plano, siendo una bancada minoritaria y sin peso político alguno.

Hay dos tipos de gobernabilidad: la que se da en el Congreso y la que se da en las calles, que es, sin dudas, mucho más compleja que la primera. Bolivia es un país caótico, la falta de orden es preocupante y múltiples sindicatos han impuesto su ley por las malas; quienes, al ver sus intereses perjudicados, no dudarán en convulsionar el país.

Muchos se preguntan por qué el pueblo ha sido tan pasivo con la gestión de Luis Arce, por qué se ha tenido tanta paciencia con un gobierno tan inepto. La respuesta, para muchos, radica en que la población estaba esperando las elecciones para desquitarse con el masismo, cosa que pasó. Sin embargo, creo que el gran factor de por qué no ha habido fuertes convulsiones —más allá de las guiadas por Evo Morales— es porque los sectores caóticos forman parte del gobierno. Hablo principalmente de la COB, la CSUTCB y otras organizaciones sociales, que históricamente han sido grupos revoltosos que no han dejado a muchos gobiernos gobernar tranquilos.

Los cambios estructurales que necesita el país son muchos y la gran parte de los mismos abarca un gran costo social. Este “costo social” es uno que muchos gobiernos no son capaces de asumir y, al dictar medidas, terminan retrocediendo o, de por sí, “renunciando”. La crisis actual es muy fuerte y es la peor de los últimos 40 años, por lo que los cambios a realizar serán complejos, y estoy seguro de que habrá mucho malestar y caos. En ese sentido, no me fío ni de Quiroga ni de Paz para poder mantener el orden y la seguridad.

Puede que Paz, al contar con alguien popular como Lara y tener un proyecto relativamente nuevo que ha gustado a múltiples sectores tradicionalmente masistas, pueda contar con mucho más respaldo en las calles que Tuto.

Por su parte, Tuto ya tuvo enfrentamientos con Evo Morales y “militarizó” el Chapare cuando fue presidente. Su tibieza en muchos aspectos y su caridad a Morales causó que éste último tuviera todo listo para proyectarse políticamente a nivel nacional. Entre quienes han impulsado la carrera de Evo, tenemos a Quiroga y a Mesa como sus principales benefactores, quienes, con sus fracasos y ayudas indirectas, le han entregado en bandeja de oro el poder.

Como dije, Paz cuenta con mucho más respaldo popular, y esto le dará una ventaja clara en la gobernabilidad frente a Tuto Quiroga. Pero también en el Congreso, donde el mismo Samuel ya le ha prometido apoyo, con lo que, con esa alianza, podrían gobernar en el parlamento con “tranquilidad”.

Puede que Samuel y Paz, en caso de ser electo Tuto, le den apoyo parlamentario, pero no lo considero un hecho, y peor viendo cómo el equipo de este último está llevando a cabo una guerra sucia atroz y desmedida. Doria Medina se “desinfló” por una guerra sucia de tutistas y masistas, por lo que, de una u otra forma, se las cobrará, algo que también podría hacer Paz.

En caso de que se arme una megacoalición y sabiendo que atravesaremos un período de fuerte inestabilidad y caos, es posible que Paz y Samuel le retiren su apoyo, dejándolo totalmente solo, como le pasó a Goni.

No digo que Rodrigo Paz sea el que podrá mantener orden en Bolivia, pero tiene muchas más ventajas, en caso de ser electo, que Tuto, para tener un país “tranquilo” y sin grandes convulsiones. En caso de que Tuto sea electo, mi pronóstico es que no durará mucho y, posiblemente, de nuevo termine favoreciendo el retorno de Evo y el MAS al poder, que esperan como “lobos hambrientos” el fracaso de la oposición.

  • FABIÁN FREIRE
  • Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
  • *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21