El invierno oscuro de Ucrania

CARLOS LEDEZMA

Cuentan las crónicas del año 1932, que aquel invierno para el pueblo ucraniano sería el más duro, doloroso y muy probablemente por la crueldad ejercida en su contra, el más prolongado que jamás recuerden. El gobierno soviético a la cabeza de Josef Stalin, ignoró (premeditamente) las señales de una catástrofe sin precedentes y continuó con su política de exportar grano para financiar la industrialización y mantener un relato de prosperidad a los ojos del mundo. Fue así, que entre los años 1932 a 1933, millones de ucranianos padecieron hambre extrema, lo que terminaría por conducirlos a la muerte de una forma tan cruel, que resulta difícil poder imaginar.

Ucrania sufrió la que es considerada la peor hambruna de la historia, la más mortífera desde luego, se calcula que durante este periodo de tiempo murieron de hambre entre cuatro a siete millones de ucranianos. En algunos otros periodos de la historia del imperio ruso se habían registrado hambrunas debido a las malas cosechas encadenadas, aunque en esta oportunidad, todo se debía a la voluntad política de los líderes de la Unión Soviética. Fue en todo caso, una hambruna provocada por el hombre.

Durante éste periodo de auténtico pavor, las autoridades soviéticas habían procedido a la colectivización forzosa de la agricultura ucraniana, confiscando las granjas y confinando a la población en sus aldeas. Stalin demandaba el cereal ucraniano para la venta, con la intención de mostrar al mundo que podía industrializar la república de los soviets en un tiempo record, anulando la propiedad privada y el libre mercado.

El “Holodomor” (Matar de Hambre), como fue llamada –años más tarde– esta tragedia, condenó a los ucranianos a privaciones de toda índole, sin poder acceder a los alimentos que producían o al agua que servía para el riego, “so pena” de ser ejecutados de forma inmediata o confinados a los “gulags” soviéticos (campos de concentración para prisioneros políticos en la Siberia ártica).

Los primeros en morir eran los más débiles, los enfermos, los niños y los ancianos, posteriormente en el paroxismo provocado por la hambruna comenzaron a registrarse casos de canibalismo. Los muertos comenzaron a contarse por miles mientras que desde Stalingrado atribuían el fenómeno a una hambruna periódica, un inevitable desastre de la naturaleza del que era mejor no hablar demasiado. Comenzó a restringirse la información y se prohibió taxativamente referirse a los muertos por hambre. Finalmente, el campo ucraniano quedó completamente colectivizado.

El silencio fue absoluto, la complicidad de muchos otros países se hacía evidente, la prohibición de recordar los acontecimientos del “Holodomor” se mantuvo hasta muchos años después de la muerte del líder soviético producida en 1953. Fueron décadas de terror en los que nadie en la Unión Soviética podía referirse a este tema y mucho menos proporcionar información. Desde occidente no se quería dar crédito a que algo tan pavoroso y ruin pudiera estar aconteciendo. Se desdeñaron los informes que llegaban desde Ucrania por considerarlos “exagerados”.

Durante los años treinta, Europa y Estados Unidos estaban más preocupados en solucionar los efectos de la crisis del veintinueve y no mostraban interés en resolver otros problemas más que los propios. Se tuvo que esperar más de cincuenta años para que en la Perestroika de Mijail Gorbachov, pueda hablarse recién de forma pública de estos asuntos.

Los acontecimientos posteriores son por demás conocidos, la Unión Soviética terminó implosionando y Ucrania se convirtió en un Estado independiente, momento en el cual comenzó a investigarse los sucesos que provocaron la muerte de hambre de millones de ucranianos. Tras más de medio siglo no se contaba con la suficiente documentación, tal como acontecían en las masacres de aquellos años se registraban procesos caóticos y rápidos que dejaban una estela de muerte y desolación muy elevada.

El “Holodomor” es una de las tragedias más devastadoras del siglo XX en el mundo, uno de los acontecimientos más recordados en la República de Ucrania que conmemora durante el mes de noviembre a todas sus víctimas, habiendo emplazado un museo nacional en Kiev y repartido monumentos y emblemas por todo el país como recordatorio de la importancia de buscar la verdad y mantener viva la memoria histórica de su pueblo.

Durante el año 2006, el parlamento ucraniano reconoció oficialmente al “Holodomor” como un acto de genocidio perpetrado por el régimen soviético de Josef Stalin durante la década de los años treinta en contra del pueblo ucraniano. Fue gracias a este acto de coraje y valentía que varios otros países y organismos internacionales también reconocerían este abominable acto como un genocidio.

El “Holodomor” dejó una cicatriz perpetua en la historia e identidad ucraniana y sirve como ejemplo de lucha por la libertad y la verdad para el resto del mundo. Es sin parangón, una de las tragedias más sombrías y lúgubres de la historia humana durante el siglo XX. La hambruna provocada es una clara muestra que para el poder no es significativo el sufrimiento humano, pudiendo ejecutar acciones devastadoras de crueldad absoluta.

CARLOS MANUEL LEDEZMA VALDEZ
Escritor, Guionista y Divulgador Histórico. Director General del Proyecto Educativo Viajeros del Tiempo. Colaborador del CEL del Perú
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21