El fútbol como un poder más

CARLOS ARMANDO CARDOZO

Luego de la fiesta mundialista y los eternos debates acerca del saldo deportivo del certamen, que si este fue un justo ganador o si los premios individuales fueron otorgados a los verdaderos merecedores de tales reconocimientos. Es menester preguntarse ¿Cuál es el saldo para la Federación Internacional de Futbol Asociado – FIFA? Así como analizar el saldo participar para el organizador, Catar ¿es realmente rentable organizar un evento de tales proporciones?

Para empezar, la FIFA si bien empezó como un grupo de amateurs entusiastas del futbol, desarrollando eventos con la participación limitada de países donde la tradición del futbol no requería de grandes esfuerzos de convocatoria o publicidad tuvo un cambio fundamental en 1974 luego de la presidencia de Stanley Rous, arbitro y dirigente de futbol inglés quien vio el potencial de las transmisiones por televisión y los espacios publicitarios en forma de paneles en los estadios sedes de la competición. Un cambio a la única fuente de ingresos disponible, la venta de entradas. Joao Havelange sucedería en 1974 al inglés introduciendo la política en su discurso y propuesta, para entonces el Apartheid fue la causa noble que termino por conmover a los dirigentes de las federaciones africanas, particularmente. Una vez en el cargo encarga a un joven Sepp Blatter la difícil tarea de crear un nuevo esquema de marketing que permita generar recursos a la FIFA. El suizo no dudo en aceptar el desafío cerrando el contrato con el enorme Coca Cola como principal espónsor de la máxima competición (1976) para luego acercarse a Adidas, una reconocida marca deportiva alemana, escenario que permitiría a Havelange tener estrechos vínculos con el dueño alemán de la marca, Horst Dassler.

La estrategia propuesta e implementada posteriormente por Dassler consistió en la creación de una empresa que “monopolice” los derechos de transmisión de los principales eventos organizados por la FIFA, Mundiales, para su posterior venta a cadenas de televisión dispuestas a adquirir esos mismos derechos. La empresa International Sport and Leisure (ISL) permitió no solo a Havelange sino posteriormente a Blatter incrementar los ingresos por concepto de marketing hasta su bancarrota el año 2001.

Tanto Havelange como Blatter utilizaron la misma estrategia para salir victoriosos en las elecciones de la FIFA, de las 211 federaciones que forman parte estas conforman 6 confederaciones que asumen su representación en el comité ejecutivo. Havelange apelo al apoyo de la Confederación Africana de Futbol (CAF) con 54 miembros y Blatter sumó a la Confederación de Centroamérica y el Caribe de Futbol (CONCACAF) con 41 miembros con promesas de apoyo económico para llevar adelante proyectos que permitan fortalecer la práctica del futbol en países de escasos recursos que carecían de canchas, instalaciones o sedes que permitan institucionalizar el futbol. Blatter nombro estos proyectos como GOAL generando simpatías y cerrando el apoyo de nada menos que 45% del total de federaciones. Nada mal para asegurarse una victoria cómoda en las elecciones generales.

El apoyo se recompensa con populismo, recursos para las federaciones, sin ningún tipo de fiscalización una vez esos recursos salen de la FIFA, el crimen perfecto se ha consumado al tratarse de una entidad, eminentemente “privada” pero con una influencia tal que trasciende en lo político. La magia del futbol y colorido espectáculo que obnubila a millones de aficionados distrae convenientemente la atención de los Comités Ejecutivos y las decisiones que emanan de estos, entre las que destaca la elección de las próximas sedes de las Mundiales.

Tal cual sucedió con Catar y años antes con Sudáfrica, la postulación sola como sede para albergar una nueva edición del Mundial va más allá de una excelsa presentación de la propuesta ante el Comité para su posterior deliberación y voto respectivo. La búsqueda de votos a cambio de “inversiones generosas” en pos del futbol no fueron ajenas a Hassan Al Thawadi, máximo representante de la delegación catarí, quien de acuerdo con Phaedra Al Majid (traductora), realizo pagos por 1,5 MM de dólares americanos a los presidentes de la Federación de Camerún (Hayatou), Costa de Marfil (Anouma) y Nigeria (Adamu) en el marco del Congreso Africano de Futbol patrocinado por el gobierno de catarí.

Paralelamente el Emir de Catar, Hamad Bin Khalifa al Thani, tuvo una reunión con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en la que negociaron inversiones sumamente necesarias en Francia a cambio de un respaldo contundente mediante su principal representante en la UEFA, Michel Platini.  Entre esas inversiones se tiene la compra del paquete accionario mayoritario del Paris Saint Germain, club que en el 2011 paso a manos del Fondo de Inversiones de Catar como parte de Qatar Sports Investment (QSI) así como los derechos de televisación de la Ligue 1 francesa, esto sin mencionar la compra de aviones de combate y participaciones en industrias energéticas.

Misma estrategia fue replicada en una visita oficial a Brasil, donde el entonces presidente, Luis Ignacio Lula da Silva, llegó a términos similares con el fin de viabilizar la postulación de Catar como sede para 2022. Es decir, en el caso de Catar las millonarias inversiones de su fondo valuado en 360.000 MM de dólares americanos (mediados de 2022) alrededor del mundo tienen intereses que ven más allá del futbol, carteras de inversiones con entrada a las principales economías del mundo y objetivos de largo plazo que buscan constituir a Catar no como un país más para hacer turismo. Catar es el país de Medio Oriente que mira al Mundo Occidental como una oportunidad para construir su transición más allá del petróleo, industria, tecnología, entretenimiento, comunicaciones, es una clara demostración de prever hacia los próximos 25 o 30 años.

En el mundo de los negocios, no existe espacio para las improvisaciones o las casualidades, Messi o Mbappé, ¿acaso importa? Ambos son parte de los activos de Catar y sus intereses no se ven comprometidos por el resultado de una final de futbol. El valor de ambos jugadores, son excelentes noticias para Catar.

Mientras el mundo se paralizaba con las incidencias del Mundial, Catar facturaba y se reservaba un lugar preponderante en la geopolítica internacional. Futbol, no es solo un deporte, es un poder más.

CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA

Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Presidente de la Fundación Lozanía

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21