El “Che” en Bolivia y su caída inevitable

Ernesto Guevara de la Serna nació el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, en el seno de una familia de clase alta. Estudió medicina, pero sus viajes a lo largo de América Latina fueron determinantes para que optara por los “caminos revolucionarios”. Es apropiado mencionar que el “Che” estuvo en Bolivia en 1953, durante la época de la Revolución del 52 y presenció eventos históricos como la reforma agraria.

Por su visión marxista radical se une al movimiento 26 de Julio liderado por Fidel Castro. Su más grande éxito se daría con este movimiento, con la caída del régimen de Fulgencio Batista y la instauración de un modelo dictatorial socialista en Cuba, que persiste hasta hoy. Al llegar al gobierno, ocupó cargos dentro del Estado, pero más se destacó en perseguir opositores y en mandar a “fusilar” a los que pensaban distinto.

El “Che”, pese a sus vínculos con Fidel Castro, empezaría a distanciarse del régimen, sobre todo al ver la cercanía adoptada hacia la Unión Soviética. Vale la pena recalcar que siempre fue crítico al comunismo soviético, lo que hizo que sea una piedra en el “zapato” para el régimen, por lo que llegado el momento tuvo que partir de La Habana. El “Che” se encaminó a llevar las ideas marxistas por el mundo, siendo su primer objetivo el Congo, donde fracasó de manera estrepitosa, lo que lo llevó a organizar una nueva campaña guerrillera, esta vez en Bolivia.

Guevara llegó a nuestro país en noviembre de 1966 y se instaló en Ñancahuazú para iniciar las operaciones guerrilleras. La campaña estaba destinada al fracaso: no se contemplaron muchas variables, como, por ejemplo, no contar con apoyo local. Los campesinos fueron los primeros en denunciar la presencia de fuerzas extranjeras en nuestro país. De igual forma, el Partido Comunista Boliviano dejó a su suerte a los guerrilleros y ningún tipo de apoyo les brindó; esto, sumado al rechazo del campesinado, fue letal. Otro pésimo cálculo fue no tomar en cuenta las reformas estructurales llevadas a cabo en 1952 e ignorar el pacto militar-campesino a la cabeza del entonces presidente René Barrientos. El último clavo en el ataúd del “Che” fue la elección del lugar para instalar la guerrilla.

Una fecha clave dentro de la guerrilla de Ñancahuazú fue el 18 de abril, cuando nuestro Ejército Nacional capturó a miembros del grupo del “Che”, donde se encontraba el periodista francés Régis Debray. Por los testimonios de los prisioneros, el Estado boliviano se entera de que la guerrilla está siendo liderada por el “Che”, lo que automáticamente se tradujo en gran expectación mundial y en el apoyo inmediato de Estados Unidos.

Con todo en su contra, la caída del “Che” era inevitable. Un valiente batallón patriota, liderado por el general Gary Prado, logró la captura del guerrillero el 8 de octubre de 1967, que después pasaría a ser ejecutado por el sargento Mario Terán, el 9 de octubre del mismo año.

Para mí, el “Che” no fue más que un invasor que buscaba desestabilizar al Estado boliviano, por lo que las acciones del Ejército Boliviano deben ser aplaudidas. Tanto derrotar la guerrilla como ejecutar al líder guerrillero fue lo correcto. Bolivia debe ser respetada, y si alguien quiere venir a desestabilizarla, pues debe atenerse a las consecuencias. Este fue uno de los mayores èxitos de nuestro ejército, y se lo debe celebrar. Que sepan que en Bolivia se “sepultó” al comunismo.

Es triste que hoy se glorifique al “Che” en nuestro país y que muchos lo tengan como modelo a seguir. Que nuestras Fuerzas Armadas sean obligadas a gritar “patria o muerte”, es una de las peores humillaciones jamás hechas. Los socialistas deben entender que el “Che” no es un héroe, sino un invasor que fue neutralizado para garantizar la soberanía de la nación. Bolivia significa para el “Che” su tumba y su más grande fracaso.

  • FABIÁN FREIRE
  • Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
  • *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21