Colón y los pueblos originarios

RODOLFO FAGGIONI

Acercándose la fecha del 12 de Octubre, los Pueblos Originarios de América hacen conocer al mundo entero la tragedia en la que viven desde hacen 530 años. Desde Alaska, Cánada, Estados Unidos, Centro y Sud América todos tienen una historia que contar: el “hombre blanco” ha destruído culturas casi perfectas y milenarias como la Incaica, la Maya y la Azteca, los han despojado de sus territorios donde habitaban desde miles de años, han alterado el ambiente natural que los circundaba y sobretodo los han exterminado casi completamente y el genocidio en algunas regiones todavía continúa.

Los esquimales de Alaska y Cánada no pasan de los 40.000, la mayoría de los cuales alcoholizados, tienen una vida media de 35 años. Los Boroboro del Mato Grosso, una vez numerosísimos, actualmente se han reducido a pocos centenares. Un famoso científico tomó como ejemplo de cultura indígena a los Boroboro, la estructura social que tenían era uno de los ejemplos más nobles de convivencia humana, la civilización los ha casi exterminado.

En la selva amazónica el problema de la sobrevivencia del indo-americano es más grave, la civilización que avanza los relega en territorios siempre menos adaptos para la caza, la pesca, los únicos medios que conocen para su sustentamiento.

Entre las violencias padecidas, la religiosa ha sido tal vez la más desatinada, “adorábamos al dios de la luz, ha explicado un “Chayanne”,  al dios del calor y del frío, al dios de la lluvia y del trueno. Por miles de años hemos creído en todo esto y por miles de años hemos respetado la naturaleza que nos circundaba, la naturaleza que respetaba junto a nosotros, a todos los grandes espíritus del cielo. Con el “hombre blanco” ha venido la civilización, nos han hablado de un dios para nosotros incomprensible y todo ha cambiado, el búfalo ha desaparecido de la pradería, el ciervo ha escapado de la selva, los peces han muerto en los rios, han destruído la vida misma”.

La Asamblea de los Pueblos Originarios ha condenado a los invasores “kharas venidos de España, Inglaterra y Norteamérica (sic) que han saqueado durante estos 530 años, en forma desmedida, las riquezas naturales que nos pertenecen por derecho. ¡No al sometimiento, fuera los invasores, no queremos ni conquistadores ni gringos, abajo los kharas!”. Este es el grito de protesta al rechazo de la conmemoración del descubrimiento de América por Cristóbal Colón y de la presencia hispana en los países de América. “No tenemos nada que festejar porque durante cinco siglos fuímos sometidos, vejados y oprimidos, pero ahora estamos listos para iniciar la resistencia” han concluido.

Estas son las principales acusas lanzadas por la mayor parte de los Pueblos Originarios de América y lo hacen, la mayoría, en modo dignísimo y pacífico. Otros lamentablemente no. Mientras estos movimientos de contestación a las celebraciones colombianas que se realizan en todo el continente americano el 12 de Octubre de cada año se va extendiéndo siempre más, en Europa se está todavía discutiendo si fue “descubrimiento” o “conquista”, o como dicen actualmente los españoles “encuentro de dos mundos”.

Cierto es que Cristóbal Colón cuando desembarcó por casualidad con la “Santa María”, la “Pinta” y la “Niña” en la isla de San Salvador –pensando de llegar a las Indias- no imaginaba minimamente a los problemas que se iba a crear cinco siglos después.

Mucha responsabilidad de esta autocrítica póstuma es debida al trabajo sutil de muchos intelectuales del famoso Instituto Smithhoniano de Washington que tiene como único objetivo la “criminalización” del “hombre” Cristóbal Colón y naturalmente todo lo relacionado a sus cuatro viajes al “Nuevo Mundo”. El problema se hará siempre mas complejo con el pasar de los años porque los acontecimientos históricos pueden ser vistos desde muchos puntos de vista, procesando en modo distinto a los protagonistas de la historia.

Cristóbal Colón no fue un santo como querían hacerlo aparecer algunos exaltados del siglo pasado. Fue un hombre de sus tiempos, un hombre nacido entre el oscuro Medio Evo y el brillante Renacimiento, con todos los defectos de los hombres de esa época. Una época donde las religiones, todas, enseñaban a los creyentes que no era malo exclavizar a gente de otras religiones. Colón fue un pésimo político y se ha visto en que condiciones estaban sus relaciones con los reyes de España, pero fue un grandísimo marino y sobretodo hombre de gran coraje y esto no puede ser puesto en duda alguna. En tiempos de pequeño cabotaje tuvo el valor de realizar un viaje interoceánico abriendo los ojos a un mundo que estaba todavía ciego.

La historia no se cancela: en 1492 un marinero genovés tuvo la genial idea de pensar que el mundo no era plano, el mundo era redondo y partiendo del Puerto de Palos –no tenía intenciones de descubrir un Nuevo Mundo- navegando hacia Occidente podía llegar al mismo lugar circumnavegando los mares. Este hecho ha cambiado la historia y el destino de la humanidad. Usar en este caso el nombre de Colón y al “descubrimiento” para acusarlo del exterminio de centenares de tribus indígenas que fueron en algunos casos canceladas de la faz de la tierra nos parece poco generoso hacia un hombre que no obstante todo ha cambiado el mundo.

RODOLFO FAGGIONI

Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21