Colombia y la perspectiva de la ‘izquierda democrática’

LUIS ANTEZANA

El nuevo gobierno de la nación colombiana ha enunciado –según analistas– una línea política novedosa, diferente a la que, en tiempos recientes, estuvo circulando en países de la región. Propone, en efecto, una línea de izquierda democrática, a diferencia de la izquierda anarquista-populista, lo que es una posición política interesante, tanto para Colombia como para países vecinos.

Concretamente, el nuevo gobierno de Bogotá anunció, con base en un diagnóstico más realista, que Colombia es un país en vía de desarrollo, dependiente de intereses extranjeros, que le dan carácter semicolonial, al mismo tiempo poco desarrollado. Subraya que desarrollará el capitalismo, eliminando grandes saldos feudales y lo que padecería, por tanto, no es de capitalismo, sino falta de desarrollo capitalista.

Al respecto, se puede anotar que el nuevo mandatario, Gonzalo Petro, tiene un programa mínimo de acción que descarta, en forma transparente, absurdas ideas anarco-populistas sobre la realización de una revolución socialista, régimen que no será posible en su país por el poco desarrollo económico y el reducido nivel de conciencia y organización de las masas, así como de la clase proletaria, condiciones que hacen imposible la liberación de la clase obrera.

Petro insiste, a la par, en que desconocer el contenido de la revolución democrática que se desarrolla en su país, Colombia, sólo podría ser fruto de desbocado optimismo de las izquierdas ingenuas e infantiles que no toman en cuenta el nivel de las masas de trabajadores y su conocimiento acerca de los objetivos y procedimientos parar conseguirlos. Y es que esas teorías no consideran, ni mucho menos, que la liberación de los trabajadores sólo será posible por obra de ellos mismos, pues su nivel de conciencia y organización confirman que, en Colombia, no se puede hacer la revolución socialista.

De ahí que a los utópicos optimistas que piensan que en esa forma se posterga la revolución, se les debe responder que su discurso es incorrecto, y que, al contrario, la única medida acertada, la más posible, y única correcta es la revolución democrática. Desconocer esa determinación de llegar al socialismo por otra vía que no sea el democratismo político, es caer inevitablemente en extremismos reaccionarios, tanto desde el punto de vista económico como político.

Es posible remarcar que las masas de obreros, en gran proporción, –como en otros países de la región, incluyendo Bolivia–, son ajenas al socialismo, pues aún están saturadas de espíritu democrático, así como confundidas en cuanto a conservar y aplicar arcaicas ideas anarco-populistas muy extendidas, que conducen a flagrantes fracasos, al desprestigio del objetivo socialista y, como arma secreta de fuerzas oscuras, tender la cama para el retorno de la contrarrevolución, como ocurrió en todos los casos en América Latina.

En síntesis, los nuevos conductores de Colombia han puesto los puntos sobre las íes, han corregido sustancialmente el orden lógico y político al eliminar el oportunismo rampante de tóricos venidos a menos que confunden la realidad con sus ideas y quieren montar a caballo sin tener caballo.

Consecuente con la realidad, –dicen los analistas—, la izquierda democrática colombiana, honrando sus palabras de que no va a repetir el ejemplo venezolano, no tiene planes anarco-populistas y seguirá una línea de izquierda democrática, eliminando con prioridad los resabios esclavistas, feudales y coloniales. Por ello, el nuevo gobierno colombiano tendría que dictar una Constitución de izquierda democrática, poniendo fin a las ilusiones de anarco-populistas, tanto teórica como prácticamente y obtener amplio apoyo popular y consiguiente gobernabilidad.

Esa actitud realista debería desembocar en una nueva Constitución, mas, para ello sería necesario elegir con las más amplias libertades una Asamblea Constituyente del pueblo, que no sólo establezca la democracia, sino la más amplia para erradicar las absurdas abstracciones psicodélicas, a decir de los analistas.

LUIS ANTEZANA ERGUETA

Escritor e Historiador

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21