Bolivia: zona de alto riesgo

HUGO BALDERRAMA

El último trimestre del 2023 empezó con muy malas noticias para Bolivia, pues la calificadora Standard & Poor’s subió el riesgo bancario del país. El informe, titulado: América Latina, panorama bancario por país, específicamente, dice lo siguiente:

  • La medida del Gobierno de «intensificar» el otorgamiento de créditos reduce los márgenes entre los bancos del país.  Esto se debe a que la ley regula el techo de las tasas sobre los créditos y requiere que los bancos cumplan con cuotas mínimas de créditos dirigidas a los compradores de vivienda de interés social y a los sectores productivos, entre ellos, agricultura, minería, manufactura y turismo. Esa medida gubernamental alienta el crecimiento del volumen del crédito y la concentración en sectores cíclicos con préstamos grandes y duraciones más largas para que los bancos cumplan sus objetivos, lo que podría aumentar los riesgos crediticios en el sistema.

Traducido al sencillo, el Gobierno al usar dineros que no son suyos para comprar conciencias de ciertos sectores de la clase media está poniendo en riesgo a todo el sistema financiero nacional.

Sin embargo, esa no fue la única nube negra sobre la economía nacional, ya que, según un índice de Bloomberg, este año, los bonos bolivianos han generado pérdidas de más de 17% a los inversionistas, el peor desempeño de la deuda soberana en el mundo en desarrollo. Al respecto, Mauricio Ríos García, economista y asesor de inversiones, afirma:

  • A pesar de que Bloomberg afirmó que el anuncio de la candidatura del cocalero provocó un «desplome» de los bonos soberanos 2028 en los mercados internacionales, en realidad el hundimiento de más de un 40% desde máximos de la cotización de deuda, comenzó mucho antes, por lo menos desde el 2020.

Concuerdo plenamente con Ríos García, puesto que la economía está “impajaritablemente” ligada a la propiedad privada, pues una nación donde el Estado usurpa y expropia está condenada a la miseria, por ejemplo, Chile durante el periodo de Allende, o la Cuba de Castro.

Empero, las cosas se ponen peor, veamos.

Los departamentos de Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca enfrentan graves sequías. La falta de lluvias y de agua en las reservas ha incrementado las enfermedades de niños en las zonas rurales de esos departamentos, pues se ven forzados a consumir agua estancada para combatir la sed.

La sequía también está secando las fuentes de agua potable para el ganado y destruyendo los cultivos, por lo que afecta a la producción agrícola de más de 10.200 hectáreas de tierras cultivables y pone en peligro la vida de más de 130.000 cabezas de ganado, según datos del Ministerio de Defensa de Bolivia.

Hasta el emblemático Lago Titicaca marcó su mínimo histórico producto de la feroz sequía que afecta al altiplano de Bolivia. Además, las comunidades que dependen de la pesca luchan a medida que los bajos niveles de agua se suman a problemas crecientes, entre ellos, la disminución de las poblaciones de peces debido a la contaminación y la sobrepesca.

Según, Sixto Flores, director en Puno del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú (Senamhi), existen más de tres millones de personas que viven alrededor del lago y dependen de sus aguas para pescar, cultivar y atraer turistas, hoy toda esa gente ha quedado en un total estado de vulnerabilidad.

Note lo paradójico, hace exactamente veinte años, Evo Morales, Felipe Quispe, Carlos Mesa y otros bandoleros, bajo la excusa de defender los recursos naturales, perpetraron un golpe de Estado contra el presidente Sánchez de Lozada. Hoy, esos mismos protagonistas miran de palco como Bolivia va perdiendo su biodiversidad a pasos agigantados.

El primero, en un intento desesperado de regresar al poder, se encuentra celebrando su concilio delincuencial en el Chapare cochabambino; el segundo falleció sin responder por sus fechorías, y el tercero volvió a aparecer para decirnos que es el «único» que puede derrotar al cocalero Morales en las elecciones del 2025.

¡Pobre país!

HUGO BALDERRAMA FERRUFINO
Economista, Master en Administración de Empresas y PhD. en Economía
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21