Bicentenario: nacimiento de una nueva Bolivia

Se cumplen ya dos siglos desde el nacimiento de nuestro país. Es una fecha única que debe celebrarse y debe ser el punto de partida para una “nueva Bolivia”. No recibimos al Bicentenario en las mejores condiciones; es más, se puede decir que actualmente estamos en uno de los momentos más críticos de nuestra historia.

Lo triste es que Bolivia tiene todas las capacidades para convertirse en una gran potencia regional. Somos un país que ha nacido con una gran cantidad de recursos y que cuenta con gente trabajadora. Pero por uno u otro factor, jamás hemos podido “despegar”, estancándonos y siendo uno de los países más pobres de la región.

Este Bicentenario debe ser un punto de inflexión, un “nuevo inicio” para nuestro país. Debemos cambiar nuestra mentalidad y, sobre todo, el curso de la historia; dejar el rol de subalternos para pasar a ser protagonistas. Pero también debemos enfocarnos en grandes problemas estructurales que no hemos podido resolver en estos 200 años de existencia. Es cierto que vivimos una crisis muy fuerte y la incertidumbre hoy está en un punto muy alto. Pero debemos salir fortalecidos de esta situación.

Entre los problemas a resolver, el más importante es terminar con los discursos de odio y división. Debemos, de una vez por todas, aceptar que Bolivia nace con base en el mestizaje y que es nuestro deber consolidar a la nación boliviana. Una que ha sido debilitada y dividida por políticas socialistas que han favorecido el enfrentamiento entre bolivianos. No podemos seguir fomentando enfrentamientos entre diferentes grupos de la sociedad o regiones. Debemos dejar de lado estas posturas y enfocarnos en consolidar la nación boliviana y darle un nuevo Estado, uno que sí pueda proteger a todos los bolivianos.

Al igual que la generación del Chaco buscó esto hace muchas décadas, las nuevas generaciones deben hacerlo también, con la gran ventaja de que hoy existe un sentimiento mayoritario de pertenencia a Bolivia. Solo necesitamos políticas correctas y, sobre todo, la voluntad de todos de construir una patria grande y fuerte.

Consolidemos a la nación boliviana, fomentemos una identidad nacional y creemos una unidad nacional fuerte en el tiempo, que supere de una vez por todas los discursos de resentimiento, regionalismo y confrontación. Estamos en la época perfecta para marcar el inicio de una nueva era en Bolivia, una que deberá traer paz y prosperidad.

Otro gran problema que debemos resolver es el tema del orden. Por años nuestro país ha vivido en condiciones de caos y anarquía. El ciudadano no tiene seguridad ni bienestar. Por si fuera poco, en las últimas décadas muchos grupos imponen la voluntad de minorías sobre mayorías y se encargan de aterrorizar a la población, si es que sus caprichos no son cumplidos. Este es un problema que debe ser resuelto rápidamente. Debemos contar con un Estado capaz de proteger a los ciudadanos bolivianos y terminar de una vez con la figura de Estado fallido que ha primado en gran parte de nuestra historia. Debemos traer paz y orden a Bolivia. Si resolvemos este problema, estoy seguro de que el boliviano vivirá en mejores condiciones en todos los aspectos y podrá, por fin, tener libertad y paz.

Finalmente, en términos económicos, debemos adoptar un modelo liberal nacional, que se encargue de fomentar las empresas y emprendimientos nacionales. Opto por un modelo donde empresas privadas nacionales tengan todas las ventajas para producir y expandirse. El Estado debe implementar las leyes correctas para fomentar la producción, ser un facilitador y no un extorsionador. Tanto el nuevo Estado nacional como las empresas privadas nacionales deberán enfocarse en un bien mayor, el cual es Bolivia.

Son tiempos grises, pero estamos en el momento correcto para dar un nuevo giro a nuestra historia e iniciar una nueva era de prosperidad. Bolivia sobre todas las cosas.

  • FABIÁN FREIRE
  • Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
  • *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21