Banco Central de Bolivia, entre contradicciones e incoherencias

Las instituciones gubernamentales sufrieron durante los últimos 20 años del gobierno del MAS, una desinstitucionalización virulenta a manos del prebendalismo y el tráfico de influencias, de las cuales participaron los altos cargos y trabajadores que se sometieron al juego del poder político, llevando a nuestro aparato gubernamental al borde del colapso, puesto que la crisis actual en todos sus niveles no solo es consecuencia de una mala praxis, sino también es sistemática.

Una de las instituciones más dañadas al presente es con seguridad: el Banco Central de Bolivia, quien perdió todo norte, el cual es liderado de manera interina por: Roger Edwin Rojas Ulo, por nada más y nada menos que 5 años.

Quien revise las páginas en redes sociales de esta entidad, puede ver con facilidad que la independencia de esta institución fue violada en todos los niveles, dado que comparte las publicaciones del actual gobernante como si tuviera como una de sus responsabilidades el hacer campaña por el presidente de turno, y sus trabajadores comentan frases predeterminadas felicitando una supuesta buena gestión de la entidad.

Uno de los hechos más enigmáticos de esta institución es su incoherencia práctica, lo cual puede ser fácilmente evidenciada al ver la evolución de su comportamiento frente a los activos digitales, hace un par de años el Banco Central condenaba este tipo de activos, indicando de que eran una herramienta de blanqueamiento de capitales y utilizados en su mayoría para evitar los controles gubernamentales, en cambio, a la presente fecha, esta misma institución se jacta de ser “pionera” en el uso de criptoactivos y buscan venderse a si mismos como un ente renovador y a la vanguardia de la tecnología.

Esta retórica totalmente contradictoria no responde a una actualización de los avances financieros que el mundo digital pone a nuestro alcance en la actualidad, sino que es un discurso político que busca adaptarse a los gustos y preferencias de la población, hecho que es sumamente preocupante.

En el caso particular del BCB, misma que insisto, debería ser una entidad independiente, debería verse alejada de las campañas políticas y sumirse en su función técnica, la cual actualmente incumple de manera garrafal, y este hecho evidencia la lógica actual de una institución clave que nos esta llevando a fuerza de galope hacia el precipicio por la incompetencia de sus operantes.

Si las decisiones del Banco Centra de Bolivia responden a interés políticos fácilmente podemos inferir que sus componentes también lo hacen, las contrataciones de sus burócratas actuales no tienen por prioridad el contar con los mejores técnicos, sino invadir con llunkus de turno que comenten frases prefabricadas en sus redes y también pagar favores políticos, dejando a Bolivia huérfana de una de sus entidades más importantes.

El próximo gobierno no puede mantener las plantillas actuales de trabajadores en estas entidades, las cuales están colmadas de mercenarios y de los que claramente por sus resultados, no cuentan ni con la preparación y menos con la voluntad para revertir la actual inflación y fortalecer la moneda nacional, porque hay que recordar que el BCB, sus funcionarios y sus activos existen sólo para una sola razón, mantener el valor del boliviano y claramente no lo están haciendo bien.

Por todo ello sólo me queda decir: ¡Qué se vayan todos y que no quede ninguno!

  • ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO
  • Director Ejecutivo Generación Bicentenario
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