Atrapados en la red. Tercera y última parte

SAYURI LOZA

Aunque durante las dos primeras décadas del siglo XXI el internet paulatinamente se fue haciendo sumamente necesario, es durante la pandemia de 2020 que se volvió indispensable.

El periodo entre 2010 y 2020 vimos el crecimiento del internet y de las redes sociales: la plataforma de YouTube dio paso a un nuevo vocablo: youtuber, un personaje que subía videos que se volvían “virales” y cobraba fama, el youtuber y el influencer y en menor medida el blogger (cuyo periodo protagónico fue breve), se constituyeron en un nuevo tipo de celebridad que no salía de los medios tradicionales.

En efecto, YouTube se hizo muy popular en primera instancia debido a los videos musicales que otrora los jóvenes veían en canales de cable como MTV o TeleHit pero que para el siglo XXI podían descargar o reproducir en dicha plataforma, y en segundo lugar porque también se podía crear canales propios y subir contenidos y la popularidad ya no dependía del marketing o de cuán popular fuera el canal donde se emitía, sino del ingenio del creador. Así nacía un nuevo tiempo en los medios de comunicación.

Y es que la TV y la radio quedaron deslucidas ante la avalancha de “canales de YouTube”, Podcasts y transmisiones en vivo que capturaron la atención de los jóvenes que cada vez entendían menos tener que esperar para ver un programa en determinada hora y se sentían más cómodos viendo lo que quisieran cuando quisieran.

La pandemia les vino de maravilla a los creadores de contenido online, pues además de que la gente se refugió en las redes durante las cuarentenas que tuvieron lugar en todo el mundo, el surgimiento de una nueva plataforma: TikTok, nos obligó a repensar la comunicación. Menospreciada al principio, la aplicación creada en China inicialmente sirvió como entretenimiento light con bailes, retos y filtros, pero poco a poco se convirtió en sitio donde se podía comunicar noticias, lanzar mensajes o incluso enseñar.

Y cómo no, la publicidad también dejó de ser exclusiva de medios tradicionales. Puesto que Facebook y luego TikTok (que a enero del presente año llegó a tener 884 millones de usuarios) llegaron a tener mayor alcance que los canales de TV, los publicistas rápidamente convocaron a TikTokers e influencers para dar a conocer sus productos y servicios, provocando una nueva crisis en los medios tradicionales, algunos de los cuales están logrando solucionarla incursionando también en TikTok y otras redes sociales.

El camino ha sido largo y hoy, la banca por internet, el pago por QR, los trámites virtuales, el teletrabajo, la educación online (puedes hacer maestrías y hasta doctorados en universidades de todo el mundo sin moverte de tu casa) que iban desarrollándose de a poco, han visto su revolución durante la pandemia y todo parece indicar que después de ella seguirán avanzando.

Hemos ganado mucho pero también estamos perdiendo. El pago del internet ya es una necesidad básica para todos, así que no deja de preocupar qué pasaría si en algún momento la red cae, nuestra privacidad, nuestra identidad y nuestros datos están al alcance de quien pague por ellos: desde nuestras operaciones bancarias hasta nuestras fotografías subidas a las redes, todo está disponible para empresas, hackers y para los gobiernos.

Hace un año hubo un escándalo de un banco cuya protección falló y muchas cuentas online fueron hackeadas y robado el dinero de sus propietarios; como no hay legislación al respecto, el banco no hizo nada y el dinero simplemente se perdió. Otro neologismo es cibercrimen, que ha surgido debido a la captación de menores para la prostitución, robo y estafas vía WhatsApp y por último las fake news, que afectan al mundo político, a la farándula y a las coyunturas que vivimos a diario. Todos conocemos estos peligros, ¿pero sabremos cómo evitarlos?

SAYURI LOZA

Historiadora, Diseñadora de modas, políglota, artesana. 

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21