Contra la economía ortodoxa

La Real Academia de la Lengua española define “ortodoxa” como “Conforme con hábitos o prácticas generalmente admitidos”, en economía esto se traduce como aquellas corrientes o escuelas del pensamiento económico generalmente admitidas por la academia como las mejores prácticas posibles en su estudio, entre ellas podemos señalar: la economía clásica, el keynesianismo y sus diferentes variantes, el institucionalismo, etc, etc.

En el último tiempo, una de las mayores prácticas que actualmente se promueven en el mainstream de este campo, es el uso extensivo de la matemática y la estadística traducida en lo que se denomina: econometría, esta rama de la economía busca modelar el comportamiento humano y el funcionamiento de nuestros sistemas económicos para entender y de ser posible predecir su comportamiento, esta hábito en la actualidad es tan común que cualquier aporte que pueda hacerse en economía debe ser respaldado por un modelo econométrico, de no ser así suele ser desechado sin mayor consideración.

En las universidades bolivianas como: la Universidad Mayor de San Andrés, la Universidad Católica Bolivia, la Universidad Privada Boliviana, etc, se acostumbra obligar a los tesistas a desarrollar modelos econométricos en sus trabajos de licenciatura, puesto que sin ellas se consideran incompletas, este ejemplo, nos permite avizorar la excesiva matematización que sufre la economía, consecuencia de la influencia de la revolución que significo la física newtoniana, haciendo creer de manera tajantemente errónea que la economía es una ciencia exacta, y no así, una ciencia social.

La teoría del caos, campo que busca explicar modelos complejos, dinámicos y con una gran cantidad de variables, diferencia dos tipos, en el caso de la economía se la considera de tipo 2, como toda ciencia social o que conlleve algún estudio relacionado con las sociedades humanas, los casos de tipo 2, son aquellos campos que reaccionan a las predicciones sobre sí mismas y que pueden cambiar el resultado una vez se realiza la llamada predicción, por ejemplo, si un grupo de científicos de datos hubiese desarrollado un software capaz de prever revoluciones, podría poner esta solución al servicio de un dictador, ayudándolo a adelantarse a estos acontecimientos, estos matemáticos podrían decir que en el 2030 habrá una convulsión generalizada, con ello el dictador en cuestión tomaría los recaudos suficientes para evitarla, debido a este accionar, dicha revolución no sucedería, cambiando el resultado final, por lo cual probablemente nuestro dictador acusaría de mentirosos a sus científicos, a lo que estos últimos dirían que la revolución no sucedió porque la predijeron, pero en última instancia el resultado predicho se consideraría erróneo.

Con este ejemplo se puede ver la dificultad e incluso la imposibilidad de prever todo acontecer social y económico de manera exacta, con ello estimado lector, debo aclarar que mi objetivo no es oponerme al uso de la matemática la economía y en los campos sociales, sino, hacer notar que su uso en exceso puede ser contraproducente en el avance de estos campos.

Cuando uno revisa los tratados más importantes sobre economía antes del siglo XX, se encuentra en su gran mayoría con libros con pocas o ninguna ecuación, en cambio, ahora, están llenos de ecuaciones y gráficas, muy difíciles de leer para el common sense de la población, esto se debe a la influencia que significo la física newtoniana y el uso del método científico en las ciencia consideradas exactas, las cuales brindaron avances exorbitantes en estos campos, dando la sensación de que las ciencias sociales estaban estancadas y que un poco de matemática podría darles el mismo impulso que le dio a ciencias cómo la física, la matemática y la química.

Este intento de brindar “rigor científico” a la economía va en desmedro del estudio concienzudo de materias clave como son: historia económica, historia del pensamiento económico, etc, lo cual tiene como consecuencia que los econometristas desarrollen sus modelos basados en supuestos carentes de sentido común frente a la realidad y solo procuren confirmas sus preconceptos forzando a la matemática a brindar los resultados que ellos consideran correcto, hecho que es muy alejado de la ciencia y del mismo método científico.

Redescubrir métodos mejor adaptados a las ciencias sociales, como la lógica, podrían ser alternativas interesantes frente al excesivo cientificismo del que adolece el mainstream moderno de la economía, tanto en Bolivia, como en el mundo, pues siempre debemos recordar una y otra vez, que la economía es un campo social y no una ciencia exacta.

  • ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO
  • Director Ejecutivo Generación Bicentenario
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