Ucrania, terror nuclear

RODOLFO FAGGIONI

“Ucrania y Rusia son un mismo pueblo y los Occidentales, anti-Rusia, nos amenazan con armas nucleares” declaraba el nuevo “zar” de Rusia, mientras sus aviones lanzaba bombas al centro atómico de Zaporiyia, el más grande de Europa a orillas del río Dnipro.

Rusia, como es su costumbre, ha negado haber atacado la central atómica y ha denunciado que el incidente en esa instalación fue una provocación llevada a cabo por un grupo de saboteadores ucranianos.

La OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) ha señalado que las autoridades ucranianas no han detectado cambios en los niveles de radiación tras el ataque de la aviación rusa. Desde el punto de vista de la estrategia de guerra, es comprensible, que el objetivo haya sido tomar el control de la planta como suele ocurrir en las acciones militares, ya que el objetivo principal es controlar los centros neurálgico. El ataque fue el máximo de la irresponsabilidad y ha sonado como un desvelar sobre los riesgos dramáticos, vinculados al conflicto, lo que lleva al mundo a pretender medidas concretas para garantizar la seguridad en las centrales nucleares.

La situación en el terreno está destinada a empeorar, después de las declaraciones del pequeño zar de Rusia que advirtió que “la operación especial” continuará hasta alcanzar todos los objetivos.

A medida que los tonos se hacen más amenazantes, las conversaciones se reanudarán en una tercera ronda en una localidad secreta de los bosques de Belovezhskaya, en la región de Bielorussia. No es un lugar como cualquier otro, especialmente para Rusia, que ha vivido dos hechos muy importantes, el primero en 1918, con la firma del armisticio de la Primera Guerra Mundial, el tratado de Brest-Litovsk de hecho fue la rendición de la nueva Rusia liderada por los bolseviques.

Después de dos meses de negociaciones, el 3 de marzo de 1918, Moscú firmó un acuerdo con el Imperio Alemán, el Imperio Austrohungárico y el Imperio Otomano. En el Cuartel General del Ejército Alemán en Brest-Litovsk, que en esos tiempos formaba parte de Polonia, los rusos fueron obligados a ceder Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Georgia, Ucrania y algunas áreas de Polonia, casi un cuarto de terrenos agrícolas y el sistema ferroviario del Imperio. Y el segundo la disolución de la URSS. Momento en el cual el Presidente Mijaíl Gorbachov anunciaba su dimisión el 25 de diciembre de 1991 La bandera roja con la hoz y el martillo fue arraigada de la torre del Palacio del Kremlin el 26 de diciembre de 1991 para ser remplazada por la tricolor, blanca, azul y roja. Habían pasado 69 años desde la Constitución del Estado Multinacional Soviético y 74 de la toma del poder por los bolseviques.

RODOLFO FAGGIONI

Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de Visor21.