Trump: la izquierda reemplaza la democracia por una tiranía woke

El candidato a la presidencia de los Estados Unidos en 2024 por el Partido Republicano será Donald Trump. Esto quedó claro con las declaraciones del propio exmandatario durante su presentación la noche del sábado 26 de febrero en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que tuvo lugar en Orlando, Florida.

Ya lo había insinuado sin aceptarlo en ocasiones anteriores, pero ahora lo hizo de una forma más contundente, sin dejar lugar a dudas. Trump estará en la competencia por la presidencia en 2024, elecciones que, dijo, tienen que ganar, igual que las de este año, las intermedias. No hay margen para errores. De lo contrario, Estados Unidos se encaminaría a un declive mayor en manos de los demócratas.

No se equivoquen: a diferencia de lo que algunos imaginaron, Donald Trump no se mostró a favor de Vladimir Putin, sino del pueblo de Ucrania, en el conflicto emprendido por Rusia. “Estamos orando por la orgullosa gente de Ucrania, que Dios la bendiga”, dijo.

Con esta postura, las pinzas se van cerrando, la derecha internacional luce unificada, ya que los líderes de Hungría y de Polonia, así como Santiago Abascal, líder de Vox en España, entre otros importantes, han mostrado su rechazo a la invasión emprendida por Rusia.

No obstante, la buena relación que sostuvo Trump con Vladimir Putin durante su mandato –y que alentó inventos sobre supuestos apoyos recibidos de Rusia para ganar las elecciones de 2016- pudo haber hecho pensar a muchos que el estadounidense había tomado partido por el autócrata ruso, pero no es así.
De esta manera, Rusia se va quedando cada vez más sola, aislada financieramente al ser excluidos sus bancos del sistema SWIFT de intercambio financiero, con una Alemania que ha dado un giro y envía armas a Ucrania, y el presidente Xi Jinping llamando a Putin a resolver las cosas con diálogo, dejando atrás su mentalidad de la guerra fría.

Para Trump, Putin –a quien considera inteligente- sólo pudo tomar la decisión de invadir Ucrania tras advertir la salida desastrosa de Estados Unidos de Afganistán, que dejó muertos militares y civiles, y millones de dólares en armamento y equipo para los talibanes. El problema no es que Putin sea listo, aunque lo es, sino que nuestros líderes sean tontos, dijo Trump.

Luego explicó una de las ventajas para Putin al hacer esta guerra. Se trata del incremento del precio del petróleo, que está por las nubes. Para Rusia, dijo el neoyorkino, el costo de la guerra es más barato -son cacahuates-, comparado con el alza de ese combustible.

Cuando Trump dejó la presidencia el barril de crudo rondaba los 36 dólares. Hoy está rozando los 100 dólares y quizá llegue a 150, según su valoración. Nunca había ocurrido una situación así. Hay que tomar en cuenta lo correcto del análisis de Trump, si atendemos a que Rusia está exportando cerca de 4 millones y medio de barriles al día, y que posee 130.000 pozos petroleros, así como reservas de alrededor de 150.000 millones de barriles, algo similar a Irak.

“Con los republicanos, obtienes independencia energética y dominancia energética”, dijo Trump, ovacionado por su público. Tiene razón: aún se necesitan combustibles para movilizar la economía nacional de Estados Unidos, no se puede hacer la transición a energías renovables de la noche a la mañana, porque esto sólo convendría a China.

Incluso, dijo el líder de MAGA, si se quiere bajar la inflación, hacer una sola cosa sería suficiente: reducir el costo de la energía.

El exmandatario se refirió durante su conferencia a una vasta cantidad de temas importantes, fijando su posición en cada uno de ellos. En especial la situación interna de Estados Unidos, dominada por la inflación, serios problemas migratorios, y una embestida del socialismo y su perniciosa agenda de género.

Importante que Trump haya manifestado una vez más su apoyo al movimiento de truckers de Canadá, así como al de los Estados Unidos. Sin duda será un factor de influencia en las elecciones intermedias de noviembre.

En México los traileros no tardarán en formar su propio movimiento, de manera que en los tres países adscritos al Tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (NAFTA, o T-MEC), estos transportistas se unan para oponerse a las políticas erróneas de Trudeau, de Biden y de López Obrador, tres izquierdistas globalistas que hostigan al conservadurismo, a la inversión privada, y a las pequeñas y medianas empresas, de una forma y otra.

El líder por quien votaron 75 millones de personas en las elecciones de 2020 consideró en Orlando que los peores enemigos de Estados Unidos no están en el extranjero, sino que son los de adentro. Los que hacen el proyecto de nación insostenible.

Lo dijo en referencia a esa izquierda radical que “está tratando de remplazar la democracia americana por una tiranía woke”. Esto se muestra en la cancelación que hacen en todos los frentes, contra los conservadores, en el uso de la Teoría Crítica de la Raza (CRT) como reinterpretación histórica base del supremacismo socialista negro, y en la ideología de género.

Trump lamentó que los radicales de izquierda estén adoctrinando a los niños para odiar a sus progenitores. Y propuso poder profundizar en el concepto de “Derechos de los padres”. Derecho a autorizar lo que aprenden nuestros hijos, que no se les pueda enseñar ideología de género sin el consentimiento de los papás. Tenemos que defender estos nuevos derechos.

Sin duda, Trump sigue siendo un gran y necesario ícono de la defensa de los valores occidentales en oposición a la dictadura del marxismo posmoderno, una figura que cohesiona a las derechas en todo el orbe y articula los esfuerzos contra todas las izquierdas. Por eso es indispensable que gane con su partido las elecciones de noviembre, pero sobre todo las presidenciales de 2024.

//RAÚL TORTOLERO / PANAM POST//