Globalización y globalismo, precisemos las diferencias

A principios de los 90, luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración administrativa de la Unión Soviética, el mundo empezó un proceso de integración comercial jamás visto. Los mercados se empezaron a llenar de productos fabricados en los Tigres y Dragones asiáticos. Las naciones de Sudamérica orientaban su geopolítica en busca de más acuerdos comerciales e integración económica, en esa época nació el MERCOSUR. Los adolescentes y jóvenes de esos años empezábamos a escuchar de algo llamado internet. Nuestros profesores, quizás golpeados por la velocidad de los cambios, nos regañaban por usar computadores para hacer tareas. Había que darle un nombre a ese fenómeno, lo llamaron Globalización.

Palabras más, palabras menos, los libros de texto se referían al fenómeno globalizador en los siguientes términos: «La globalización es un proceso económico, social, político, tecnológico y cultural a escala planetaria, caracterizado por una progresiva integración e interacción entre los países, las personas y las instituciones».

El proceso de globalización aún continúa, pues el mundo de hoy es globalizado y en revolución tecnológica, ¿no le resulta sorprendente que el dinero físico es cada vez menos utilizado?

Como alguien que creció viviendo ese mundo, puedo decir que la globalización es una maravilla, pues pertenezco a una de las primeras generaciones que usó el internet para realizar sus proyectos de grado universitarios. Además, nos abrió un mundo de posibilidades para capacitarnos en muy diversos campos. Fuimos, por decirlo en sencillo, los últimos en usar una maquina de escribir y los primeros en navegar por la web. Fuimos pioneros en conocer personas por redes sociales y los últimos en usar líneas telefónicas fijas. Sospecho que seremos los últimos en usar dinero de papel.

Sin embargo, de la misma manera que vi el crecimiento del comercio y la revolución tecnológica, con el advenimiento de la pandemia observé otra cosa.

Los cierres de fronteras, la cuarentena masiva, la censura de voces disidentes, el autoritarismo de los médicos y la anulación de los derechos de locomoción, incluso algunos se atrevieron a hablar del adiós definitivo al contacto físico, no parecían medidas para cuidar la salud ni proteger a la ciudadanía. En realidad, nos trasladaban a las páginas de la distopía de George Orwell, 1984, un estado de vigilancia y controles permanentesCasi de manera paralela, empezamos a leer y escuchar conceptos como biopolítica y globalismo. Para muchos, simples teorías de la conspiración, para quienes tenemos espíritu crítico, interrogantes a responder.

A media década posterior al COVID, no sabemos si en coordinación con la dictadura China, las grandes corporaciones farmacéuticas y los magnates como Bill Gates nos dejaron algo muy claro: la pandemia fue el embrión de un régimen globalista. Al respecto, Agustín Laje, en su libro: Globalismo, explica:

  • El globalismo es una nueva modalidad de dominación política sobre los hombres que pretende posicionarse por encima del Estado nacional. La primacía que las instituciones globalistas se arrogan frente al Estado se cifra como la superioridad de una voluntad global, pretendidamente universal, frente al particularismo de la voluntad de las naciones, consideradas a nivel individual. El tiempo de las naciones estaría terminado; toda su potencia de antaño se estaría reduciendo a meras cuestiones decorativas, turísticas, consumistas y lúdicas.

Estamos hablando de un poder global que está presente en todo lado y, al mismo tiempo, en ninguna parte. Un poder que, a nombre de la humanidad, puede eliminar de un plumazo nuestros derechos fundamentales, como lo vimos el 2020, y hasta borrarnos del mapa, en caso de ser necesario.

La gobernanza global, que incluso ya se ofrece en posgrados de universidades, es una dictadura que asume que los filántropos y tecnócratas saben lo que es mejor para ese abstracto llamado: humanidad. Es decir, para usted y para mí, que somos simples pedazos de plastilina en sus manos.

  • HUGO BALDERRAMA FERRUFINO
  • ECONOMISTA, MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA
  • *NDE: LOS TEXTOS REPRODUCIDOS EN ESTE ESPACIO DE OPINIÓN SON DE ABSOLUTA RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO COMPROMETEN LA LÍNEA EDITORIAL LIBERAL Y CONSERVADORA DE VISOR21