En Italia hacen falta artesanos

RODOLFO FAGGIONI

Los migrantes regulares en Italia, en quince años, han crecido de diez veces y no han quitado trabajo a ningún italiano. Así lo afirma un estudio de Bankitalia, (Banco de la Nación). En otras palabras, los casi cuatro millones de  migrantes “extracomunitarios”  (no pertenecientes a los países de la Unión Europea)  y no, son un medio importante para la economía del país itálico.

El informe dice que los migrantes son mucho más jóvenes que los italianos, representan una clase obrera nueva y de este modo mantienen una  “fuerza-trabajo” no indiferente.

En las regiones centro-septentrionales, el 75% de los migrantes son ocupados como obreros, un porcentaje doble al de los italianos. En el centro-sur la mayoría son pequeños empresarios y trabajan en la agricultura. A fines del 2018 eran 240.000 las empresas con un titular migrante.

“Nuestros estudios”, han explicado los investigadores del Banco de Italia, “evidencian la existencia complementaria entre los migrantes y los italianos”.

No obstante exista en Italia un partido xenófobo y racista, que se opone y es contrario a cualquier tipo de emigración, en Italia no todos piensan de ese modo. “En primis” el Vaticano, la Conferencia Episcopal Italiana, casi todos los partidos y los  sindicatos, que defienden la emigración por su importancia para la economía italiana. “Si queremos mantener cierto nivel de producción en nuestro país, los migrantes son necesarios, la migración regular es un recurso precioso hacia una Italia que tiene que realizar una integración completa”, han declarado sea personajes importantes de la política sea varios empresarios.

Según un estudio de las Cámaras de Comercio Italianas relativa al 2020, ha llegado a la conclusión que siempre menos jóvenes deciden aprender  un oficio artesano y de este modo aumenta la lista de las profesiones “imposibles de hallar” para personas  o pequeñas empresas que encuentran dificultad en conseguir mano de obra.

Carpinteros, hidráulicos, albañiles, ascensoristas, electricistas,  mecánicos, peluqueros, zapateros, etc. son éstas las profesiones “imposibles de hallar”. El motivo es simple: los hijos de los artesanos han estudiado y actualmente  son médicos, ingenieros, abogados, etc., y en muchos casos, los italianos prefieren ser empleados públicos.

RODOLFO FAGGIONI

Periodista y Corresponsal en Italia. Miembro efectivo de Prensa Internacional

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21