En Cochabamba hay 38 internos en cárceles con problemas psiquiátricos

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Gerónimo (nombre cambiado) es un interno del área de Psiquiatría del penal de El Abra. Él tiene un trastorno de esquizofrenia paranoide con retraso mental. Viste una polera y una especie de overol hecho de un gangocho. Él se muestra tranquilo, aunque está tras las rejas; mira desde adentro.

La Dirección Departamental de Régimen Penitenciario tiene un registro de 38 personas privadas de libertad diagnosticadas con problemas psiquiátricos en las siete cárceles de Cochabamba. De los 38, veinte están en El Abra, en la denominada Área 28. Es el único recinto con ambientes específicos para estas personas. En los demás penales, están en población general. Además, hay 22 “por confirmar”, se les hacen estudios.

La psicóloga del Régimen Penitenciario Eliana Hurtado explica que estas personas tienen desde esquizofrenia simple hasta paranoias más severas, varios tipos de trastornos de personalidad, algunos derivados de consumo de drogas y otros que ya ingresaron con una condición psiquiátrica.

En El Abra, el Área 28 es una construcción de ladrillo y cemento. Tiene celdas con rejas. Hay baños privados y no hay hacinamiento, según el personal de Régimen Penitenciario. Si alguna de estas personas tiene ataques, habilitan una celda individual.

Pocos salen a población general. Las personas con casos más severos se quedan en ese pabellón.

“Algunos casos son crónicos; esto quiere decir que sin la medicación y sin la debida atención psiquiátrica, ellos desbordarían”.

LOS DELITOS

Estos internos llegaron a la cárcel por procesos por diferentes delitos, como robo agravado, toques impúdicos, intentos o violaciones, violencia familiar y también el manejo de sustancias ilícitas. Estos últimos fueron procesados por haber sido encontrados con más de 10 gramos de droga y, ahora, están en este pabellón porque llegaron a tales niveles de consumo que afectaron su salud hasta tener condiciones psiquiátricas.

Gerónimo está en El Abra más o menos desde 2015. Tiene una sentencia de 15 años de privación de libertad por un hecho de violación.

En la actualidad, como varios, está abandonado. Ya no tiene familia que le visite ni se haga cargo de él.

“Cuando ingresó todavía venía la hermana, la mamá, que era mayorcita (…). Han desaparecido. Ahora, se encuentra en estado de abandono, él solo depende del Régimen Penitenciario y de las buenas almas”, expresa Hurtado.

FALTAN ESPECIALISTAS

De acuerdo a norma, los pacientes con este tipo de problemas, no debieran estar en centros penitenciarios. Sin embargo, los jueces, al no contar con personal especializado, juzgan a estas personas como a cualquier otra; no tienen un médico psiquiatras de cabecera.

“No vamos a decir que son pacientes que no hayan cometido ilícitos; pero, el cómo demostrar que lo han hecho en un periodo donde no había juicio de realidad, por la enfermedad mental, hace que no puedan defenderse o defender su impunidad porque en sí ellos serían inimputables”, explicó la psicóloga.

Son necesarios los psiquiatras forenses. En la actualidad, no existe uno en el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), “y las valoraciones forenses particulares son caras”.

ANSIEDAD Y ANGUSTIA

Al tratarse de trastornos mentales, estas patologías, en muchos casos, pueden derivar en actitudes violentas, porque existe ansiedad y angustia,

“Está comprobado que el cerebro no funciona de la misma manera; es un cerebro que sufre. No tiene la misma tolerancia a la frustración que otras personas, y van a actuar de manera agresiva, unos de manera agresiva y otros, de manera altamente agresiva, con conductas delictivas y demás”.

Hurtado expresa que se trata de una enfermedad mental, una patología que presentarían desde niños.

Resalta la importancia de atender casos, como ejemplo, de depresión, buscando ayuda psicológica; ya que este problema puede derivar en el consumo de drogas y alcohol e, incluso, cuando se da una depresión mayor, episodios psicóticos que pueden generar paranoia o esquizofrenia.

“Después, terminan con un trastorno mayor, y va a ser medicado para toda la vida”.

UN PSIQUIATRA AL MES

“Sin la medicación, las alucinaciones, episodios psicóticos, pueden incrementar” en los pacientes del Área 28.

En El Abra, cuentan con la atención de un psiquiatra que visita el pabellón una vez al mes. El profesional hace seguimiento a los tratamientos de cada uno de los pacientes.

Régimen Penitenciario no cuenta con este médico especialista; pero, trabaja con el hospital San Juan de Dios para este cometido.

“Hemos conseguido que venga un psiquiatra, para no estarlos movilizando (a los privados de libertad). Movilizarlos a ellos, nos cuesta bastante”, dice Hurtado.

Los trastornos “no son planos”; evolucionan y cambian. Además, dependiendo de la medicación suministrada, se debe hacer seguimiento al funcionamiento de los órganos de cada persona.

En los centros penitenciarios de Cochabamba existen áreas de sanidad. Cuentan con médicos generales. Son ellos quienes a diario se encargan del suministro de medicación y de hacer la valoración de estos internos.

Entretanto, las psicólogas también cumplen funciones. Evalúan la conducta de las personas privadas de libertad del área de Psiquiatría, ven si sufren angustia u otros síntomas.

“Ya tener uno o dos pacientes es difícil; pero, tener 20 pacientes es mucho más complicado”.

La medicación es especializada y, dependiendo del paciente, a veces, es necesario darles tabletas molidas.

El traslado de pacientes al Instituto Nacional de Psiquiatría Gregorio Pacheco, en Sucre, implicaría la necesidad de recursos humanos y económicos con los que no se cuenta.

Cuando uno de estos privados de libertad requiere internación, es posible, en Cochabamba, si sus familiares corren con los gastos en el hospital San juan de Dios. Si esto se da, luego de la atención y estabilización, retornan al penal y ahí continúan con el tratamiento ambulatorio.

El director departamental de Régimen Penitenciario, Tito Gonzalo Arze, explica que entre los más de mil internos de El Abra hay personas privadas de libertad que son pacientes psiquiátricos, otros drogodependientes, y también hay personas con discapacidad.

“El compromiso es que cada uno tenga su espacio, su área, donde ellos puedan desenvolverse”.

Reconoce que los recursos económicos y humanos son limitados. Pero, pondera las gestiones y cooperación de iglesias y personas que ayudan a esta población.

Régimen Penitenciario cuenta con trabajadores sociales, psicólogos, médicos y abogados.

UN HUERTO COMO TERAPIA

Al ingreso al pabellón de Psiquiatría, en el patio, hay un pequeño huerto de plantas ornamentales. Se trata de la actividad a la que, en la actualidad, se dedican las personas privadas de libertad del Área 28.

La psicóloga Eliana Hurtado manifiesta que, al estar interactuando con las plantas, se desestresan.

“Empiezan a trabajar bastante el tema de la paciencia; otro, empiezan a generar para que se sientan con mayor autoestima sabiendo que están generando su propio dinero”.

El dinero les permite pagar ayudar a pagar los medicamentos que necesitan ya que, muchos no tienen más apoyo que el de Régimen Penitenciario porque sus familias ya no se hacen cargo de ellos.

En días recientes, las autoridades de Régimen visitaron estos ambientes y conocieron el trabajo. Estas plantas se venden en la nueva tienda del penal, a 3, 5 y 10 bolivianos.

Mientras se desarrollaba la visita, varios internos del área caminaban en el patio, observado el recorrido.

Cuando los tratamientos tienen resultados positivos, es posible que estos internos vuelvan a población general del recinto penitenciario. Pero, en muchos casos, hay quienes recaen, sobre todo, quienes tuvieron problemas de drogas.

//FUENTE: DIARIO OPINIÓN//