El MAS perdió la elección, pero su calma preocupa

Las elecciones del 17 de agosto del presente año han marcado el fin del dominio político del MAS. Por 20 años, este partido impuso su voluntad y moldeó a Bolivia bajo una visión de país decadente, mediocre y poco ambiciosa. Lo peor que han hecho, sin dudas, además de su manejo paupérrimo de la economía, es dividir a la nación boliviana creando el nefasto Estado Plurinacional.

Mis perspectivas para la última elección no eran buenas; estimaba un fraude monumental por parte del MAS. Contra todo pronóstico, las elecciones se llevaron de manera transparente y en un ambiente de tranquilidad. Me parece muy extraño que un partido socialista y violento como el MAS esté actuando de forma tan tranquila en estos momentos, pese a que están a semanas de perder todo su poder. De igual forma, la tranquilidad de Evo me es aún más extraña y preocupante.

Hay dos teorías que manejo para explicar este extraño comportamiento pasivo del masismo y sus vertientes.

La primera es que el plan siempre fue entregar el poder, para de esta forma reorganizarse internamente y, ante el primer signo de conflicto, no dejar gobernar al nuevo gobierno. La idea pasa por recuperar el poder en tiempo récord con base en la convulsión y conflictos sociales.

Con la salida del MAS del gobierno también muchos movimientos sociales y sindicatos dejaron el poder. Por años, organizaciones como la COB o la misma CSUTCB han sido responsables de movilizaciones multitudinarias que han puesto en jaque a muchos gobiernos. No olvidemos que en la era “neoliberal” estas organizaciones se enfrentaron con dureza a los gobiernos, siendo el momento clave octubre de 2003.

Hoy la situación del país es tensa, estamos atravesando una gran crisis y me temo que no hará más que empeorar. Para estabilizar la economía son necesarias medidas de shock, que evidentemente abarcarán un gran costo social. Estas medidas de shock, que no serán del agrado de las grandes mayorías, serán el pretexto perfecto para convulsionar el país y tumbar al gobierno entrante.

Me temo que el MAS jugará al conflicto y al caos, causando un fracaso prematuro del nuevo gobierno. Con la nueva administración derrotada, pedirá un acortamiento de mandato y volverán con fuerza para las siguientes elecciones. El masismo y sus vertientes no han muerto; siguen contando con un voto duro entre 25 a 30% (sumemos el nulo y a los candidatitos masistas) y, pese a que están debilitados, no han sido vencidos.

La segunda teoría que barajo es que los dos candidatos en segunda vuelta son cómplices del MAS y les ofrecerán las condiciones necesarias para la obtención de impunidad.

La gente de LIBRE ha contagiado en gran parte del electorado opositor con la idea de que el PDC es el nuevo MAS. Si vamos a entrar a ese juego, entonces Quiroga y su gente también han sido cómplices del masismo de una u otra forma. Aquí se debe jugar a los dos con la misma dureza, no dando preferencias. Es blanco o negro, no gris.

Tuto, por años, fue cómplice del MAS y con sus polémicas acciones fortaleció al régimen socialista. Fue él, con su gente, quienes apoyaron la nefasta CPE que tenemos. Fue él quien, como dice Sánchez Berzaín, dejó a Evo Morales impune y no lo llevó ante la justicia por sus actos terroristas cuando fue presidente. Fue él quien le facilitó el escape a México de Evo y quien después se vio beneficiado por una amnistía por un caso que le pasó factura, sin ir lejos, a Sánchez de Lozada. Además, fue él junto con el arcismo quienes se unieron para dar de baja a Samuel.

Si vamos a decir que Paz y Lara son “masistas”, entonces Tuto, quien está respaldado por el FRI (extrema izquierda) y DEMÓCRATAS (socialdemocracia), también es “masista” por sus comportamientos controversiales.

Es posible que, viendo que los dos candidatos en segunda vuelta los dejarán impunes a cambio de posiblemente gobernabilidad moderada, el masismo esté tranquilo.

En lo personal, me decanto por la primera teoría.

  • FABIÁN FREIRE
  • Escritor. Estudiante de Ciencias Jurídicas. Columnista en El Diario.
  • *NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21