El legado de Francisco, a 10 años de convertirse en Papa

En los libros de la historia contemporánea global quedará escrito que un 13 de marzo de 2013 sucedió un hecho nunca antes visto: un cardenal latinoamericano se transformaba en el nuevo Papa. Francisco reemplazaría a Benedicto XVI tras su renuncia.

Francisco es Jorge Mario Bergoglio, un cura argentino nacido el 17 de diciembre de 1936 en el barrio de Flores en la Ciudad de Buenos Aires, capital de ese país. Un religioso que desde muy pequeño se crió en un ambiente católico, rodeado de su familia y al que lo recuerda hasta el día de hoy.

“A él le encantaba caminar por todo el barrio y por toda la ciudad. Alguna vez ha dicho, ya siendo Papa, ‘para mí Buenos Aires es la mejor ciudad del mundo’”, relata ante la consulta de la Voz de América, Sergio Rubín, periodista especializado en el Vaticano quien escribió dos libros sobre el Papa, “El Jesuita” y “El Pastor”.

Alguna vez el propio Francisco pidió públicamente “No reniegues la historia de tu familia, no niegues a tus abuelos, busca en las raíces, busca en la historia y desde allí construí el futuro”. Los que lo conocen aseguran que es algo que cumple en la actualidad, y por tal motivo su pasado es tan rico para ser estudiado.

Bergoglio, o el papa Francisco, es descendiente de italianos y el mayor de cinco hermanos. Se crió en una familia de fuertes valores católicos, aunque fue su abuela Rosa la que tuvo mayor influencia religiosa sobre él.

Durante un día de la primavera, un 21 de septiembre caminaba hacia el encuentro con amigos en su querido barrio de Flores cuando se cruzó con la basílica San José de Flores.

“Entró a confesarse y tuvo una iluminación, una conversión, sobre su vocación sobre qué quería ser de la vida y se dio cuenta que quería hacer todo de Dios”, relata Guillermo Marcó, quien fue su portavoz mientras fue Arzobispo de Buenos Aires.

Finalizada la escuela secundaria, Jorge Bergoglio ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires, donde se ordenó sacerdote en 1969. Estudió y se capacitó en distintas provincias de la Argentina como así también en Chile y España. Siendo uno de los líderes jesuitas más importantes del país, tuvo un rol muy activo durante los años más oscuros de la historia reciente argentina: los de la última dictadura militar de 1976.

Tras un paso por la provincia argentina de Córdoba, que muchos lo consideraron un “exilio”, en 1992 el por entonces papa Juan Pablo II lo nombra obispo auxiliar de Buenos Aires. Hecho que fue aumentando su influencia dentro de la Iglesia hasta convertirse en Arzobispo de Buenos Aires en febrero de 1998, el cargo más alto en el país y que ocupó hasta el día que fue electo Papa.

Una larga vida y carrera católica en la Argentina que, según los expertos, refleja las acciones y decisiones que el papa Francisco tomó en sus primeros 10 años de papado.

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