El costo de la “estabilidad” económica boliviana

ALEJANDRO FERNANDEZ CASTILLO

Muchos medios hablan sobre el exitoso modelo económico boliviano y la estabilidad que tiene el país, pero pocos se cuestionan cómo es esto posible o al menos cuál ha sido una de las variables que ha permitido a Bolivia mantenerse relativamente “estable”.

Para esto es importante remarcar que Bolivia, como país, ha tenido ingresos muy altos por la exportación de materias primas y que ésta también coincidió con el alza de precios internacionales de distintos comodities, como lo es el caso del petróleo que llegó a cotizar sobre los 100 USD el barril y del año 2010 al 2014 fue cuando las reservas del país se llenaron de divisas extranjeras debido al superávit comercial que se tuvo. Para este primer escenario analizaremos el comercio exterior del país desde el año 2000 al 2022.

Como vemos los años 2010, 2011, 2012 y 2014, fueron años enteramente dominados por las exportaciones, con una tendencia similar a las importaciones hasta el año 2014. Cabe recalcar que un país necesita de divisas (moneda extranjera) para poder importar bienes y servicios que éste no produce; en este caso se tenían los ingresos necesarios para seguir importando dicho volumen y también seguir financiando las políticas sociales y públicas promovidas por el gobierno de turno con deuda interna y externa.

Esto se facilitó con otra de las variables que trajo estabilidad al país que fue el tipo de cambio fijo establecido, pero el manejo ineficiente y las políticas de gobierno como las subvenciones dadas a distintos sectores, entre ellos los hidrocarburos, no hizo más que mermar las Reservas Internacionales Netas del país. A continuación, se presenta su evolución desde el año 2000 al mes de junio de 2022.

Como vemos en el gráfico las reservas internacionales en divisas, dejan al país con menos cantidad de las que se tenía el año 2007; si bien el Gobierno sigue subvencionando a distintos sectores para mantener una “inflación baja”, estas son medidas a corto plazo, que a la larga tendrán una gran consecuencia, ya que no son sostenibles en el tiempo.

En su desesperación para obtener más divisas, el Gobierno ha optado por dos caminos que no necesariamente son los más adecuados: en primer lugar se piensa aplicar un modelo de sustitución de importaciones, el cual ha probado siempre ser un fracaso en los países en los que se lo ha aplicado, y en segundo lugar emitir más deuda ya sea mediante la impresión de moneda, lo que irónicamente generará mayor inflación ya que no contará con un respaldo, y también mediante la deuda extranjera por la que el país a inicios de 2022 ya emitió bonos para pagar la deuda de los bonos emitidos el 2012. En otras palabras, se está pagando la deuda con más deuda, lo que igual se ha demostrado, incluso a nivel personal, nunca es viable.

Por eso no es de extrañar que Bolivia haya incrementado su riesgo país, lo cual también ha llevado al país a tener una calificación B2 por parte de la agencia de calificación de riesgo Moody’s.

Si bien Bolivia en la actualidad goza de una “estabilidad” económica, el largo plazo no augura la misma situación, como mencionó el economista Hugo Balderrama: “La economía boliviana es como el vino con agua”.

ALEJANDRO FERNANDEZ CASTILLO

Ingeniero en Comercio Internacional, Especialista en Marketing Internacional, Gerencial, Estrategia Corporativa y Negociación.

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21