Digitalización, comercio electrónico y presencia en las redes; la estrategia de todos

CAROL CANALES

Aproximadamente el 85% de los 7 billones de habitantes de este planeta habían realizado compras por internet para fines del 2020. La pandemia generó el impulso necesario para el crecimiento de esta forma de venta al consumidor.

El comercio electrónico o e-commerce, tiene sus inicios desde la venta por catálogo, y es que ese tipo de venta fue lo que rompió esquemas, porque hacía que el mercado vaya hacia donde está el consumidor y no de manera inversa. Se empieza a acuñar la idea de que el consumidor no debe salir de su hogar para comprar productos.

Sumado a los catálogos, la evolución de las tarjetas de crédito y los servicios de telefonía, han sido elementos importantes en el desarrollo del e-commerce. Es más, el elemento clave ha sido el desarrollo de EDI (Intercambio Electrónico de Datos), ese mecanismo que permite que se intercambie datos e información en formato electrónico y estándar, lo que facilita el intercambio de documentos entre equipos. Desde una orden de compra, cotizaciones, facturas, hasta pedidos de clientes pueden ser generados en un equipo electrónico y ser enviados a otro.

Hacia finales de siglo XX, es que estos elementos comienzan a digitalizarse. El boom que significó Internet en el mundo entero permitió que las comunicaciones, las conexiones y el flujo informativo crezcan de manera exponencial. Con todos estos antecedentes, el surgimiento del comercio electrónico sólo necesitaba tiempo para germinar y nacer. Aunque esta historia feliz, tiene sentido en los países desarrollados, donde las condiciones descritas inicialmente siempre existieron, en el caso de Latinoamérica y por consiguiente nuestro país, tiene otros matices.

Después del continente africano, Latinoamérica es la región que menos operaciones de compras por internet al por menor ha realizado durante el año 2020. Sin embargo, porcentualmente el crecimiento de las ventas digitales a nivel retail es importante. Ese crecimiento representa la mayor cifra que se ha alcanzado, aunque los motivos fueron por la pandemia y las restricciones y limitaciones aplicadas en los países.

Muchos factores han determinado ese crecimiento y es, sin lugar a dudas, el acceso y desarrollo de la tecnología el elemento clave de esta explosión. No por nada la región de Asia es la que triplica a Estados Unidos, en el número de ventas y en el valor de las mismas. Los países asiáticos son los que mejores índices de competitividad han tenido, y es que el mundo digital requiere de un cimiento estructural para que pueda fluir.

Ahora bien, aterrizamos en la realidad de Bolivia, la cual cómo siempre muestra sus peculiaridades. En los últimos 10 años se han visto mejoras en cuanto a la cobertura de redes de telecomunicaciones, telefonía móvil, televisión y radio principalmente, todavía el acceso a Internet es limitado. Según los datos de Agetic, para el 2017 la situación de acceso y dispositivos utilizados en Bolivia mostraba el siguiente comportamiento.

En Bolivia el mayor dispositivo utilizado es el celular, incluso a nivel rural. Sin embargo, sólo el 64% de esos dispositivos utiliza internet móvil. Y las cifras bajan drásticamente al momento de hablar del acceso a dispositivos e internet móvil, y mucho más al momento de hacer una comparación entre el área rural y urbana.

Dentro de las conexiones a internet con las que se cuenta, los usuarios bolivianos utilizan su tiempo navegando con mayor frecuencia Google y YouTube. En cuanto al manejo de las redes sociales, para Enero de 2020 la que se mayormente se utilizaba era Facebook, aunque en estos últimos 2 años la tendencia de uso está en TikTok e Instagram, especialmente por el público más joven.

Un aspecto que resalta de las redes sociales, son los espacios de Marketplace, donde muchos emprendedores han encontrado, un espacio donde promocionar sus productos, sin restricciones de espacios físicos y con un contacto más directo con el cliente. Esa flexibilidad de los Marketplace, es sin duda un elemento que puede ser aprovechado no sólo a nivel nacional, si no que puede ser visto cómo una estrategia de internacionalización.

En realidad las redes sociales han adoptado en sus páginas, una opción de negocio, que varias empresas digitales han identificado, y es la venta por internet. Los e.commerce no tienen fronteras en cuanto a la llegada de clientes, tienen pocas restricciones de ingreso y cuántas más ofertas se tengan mucho mejor. Todo esto combinado con una estrategia digital de promoción y difusión, hacen que los Marketplace representen la opción más accesible para productos especializados, con poca capacidad de generar volumen, pero de alto valor, es decir muchos productos de la oferta exportadora boliviana.

Pensar en un chocolate boliviano, hecho con cacao orgánico de Baures, relleno con dulce de locoto de la localidad de Locotal, con un envase compostable y biodegradable, pueda llegar a un consumidor Suizo que no tendría problemas en pagar por un producto único en el mundo, a través de una plataforma de e.commerce, hoy en día si es posible. Si bien en Baures o Locotal no se cuenta con una conexión de internet o sus productores saben mucho o poco de estrategias digitales, con el comercio electrónico se les está brindando la posibilidad de generar desarrollo y crecimiento, individual y de sus comunidades.

Conectar las cadenas de suministro con este pensamiento, nos puede aliviar los trágicos efectos de la Pandemia en la logística, cuando hoy es más difícil transportar todo un contenedor de soya a USA con un precio individual muy bajo, pero costos logísticos altísimos, que un producto diferenciado de alto valor en pocas cantidades y contemplando una logística aérea rápida y efectiva.

Es momento de abrir nuestros negocios a la digitalización, cómo una oportunidad más real hacia la internacionalización. Conectado a los productores con los consumidores, a través de una logística efectiva, que salga de los patrones del comercio tradicional. No tenemos que inventar la pólvora es sólo cuestión de abrir la mente hacia el mundo digital.

CAROL CANALES VILLARROEL

Licenciada en Comercio Internacional, Mgr. en Dirección en Comercio Internacional, Consultora en Comercio Internacional y Estrategias Comerciales, Docente Universitaria.

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de Visor21.