De wawas, cyborgs y llantos

SAYURI LOZA

Esta semana, las redes sociales y los medios de comunicación, se han visto invadidos de noticias que más parecen salidas del programa “Confidencias” que de lo que uno consideraría la realidad. No voy a referirme a las mismas porque sin duda son de dominio público; se ha escrito, se ha comentado, se ha posteado y se ha peleado hasta el cansancio sin llegar a conclusión alguna, como es costumbre en nuestra sociedad, cuya existencia inauténtica -diría Heidegger- le lleva siempre a navegar en su entusiasmo por la novedad.

Con esto, no quiero decir que esté mal entusiasmarse con estas cosas, yo más que nadie me he reído con el candidato que, usando una mascarilla animal-vegetal, presentó sus papeles para postular, pero en medio de la risa, me he preguntado cómo y por qué esa noticia se ha compartido tanto, lo mismo que la de la “wawa” de Choquehuanca, pero otras noticias de mayor importancia y que sí afectan al país más allá de lo simbólico, pasan casi desapercibidas.

Me explico: por ejemplo, el 22 de marzo, en este mismo diario se publicó que la directora de la AJAM, denunciaba el ingreso de grupos armados de la minería ilegal al área protegida del Madidi, y que no había posibilidad de sacarlos; es una noticia alarmante, porque si esto continúa, si no se hace algo y no pasa de la denuncia, en ese lugar se puede armar una republiqueta que bien fácilmente podría expandirse; es un tema delicado pero sólo ha tenido 135 reacciones y se ha compartido 23 veces.

Mientras tanto, en el mismo periódico, el día 23 se publicó un video del famoso Chuñoman llorando por el matrimonio de Adriana Salvatierra, y obtuvo casi 3.200 reacciones y fue compartido más de 300 veces. Aclaro que no quiero decir que el vídeo no sea divertido, nos hace falta pasar un buen rato, pero no podemos negar que estas noticias faranduleras, son una cortina de humo a la hora de enfrentar la realidad del país.

Eso me lleva a recordar, ya que también anduvimos desfilando por el día de mar, que tenemos siempre fama de despistados; escucho a menudo decir que perdimos el mar por festejar carnaval cuando Chile invadía Antofagasta. Por supuesto es una gran mentira, las tropas habían sido enviadas desde mucho antes del 14 de febrero, pero tardaron en llegar debido a la distancia.

Lo que sí es verdad,  es que en 1873, el presidente Adolfo Ballivián, al ver clara la amenaza de invasión, pidió al congreso comprar dos buques de guerra y armamento en caso de que la contingencia llegara a suceder. El congreso, que se había ensañado con él por cuestiones políticas, le negó la aprobación de la solicitud y años después, el país entero se arrepintió de no haber invertido para prevenir la guerra que tanto costó y que resultó en derrota.

¿Tendrá que ver con que vivimos de símbolos? ¿Nuestra ideología es más importante que nuestra realidad tangible? ¿El sistema educativo ha caído tan bajo que no nos permite discernir correctamente entre las prioridades y lo secundario? En todo caso, esto siempre les viene bien a los gobernantes, quizás por eso sacan siempre a colación el tema del mar cuando las cosas se les salen de las manos. Algunos culparán a las redes, otros a los medios, pero quiero recordarles que los bolivianos siempre hemos dejado temas importantes por cuestiones insustanciales, dimes y diretes de los famosos de turno, que lanzan tonterías para después, sacarles rédito político.

Yo sé que de nada sirve lo que les digo, que al final del día olvidarán todo y se irán a bailar la canción de María Galindo, y me temo que yo también.

Agur.

SAYURI LOZA

Historiadora, Diseñadora de modas, políglota, artesana. 

*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21