Bomberos voluntarios y el silencioso trabajo de rescatar a personas desaparecidas

.

“Hay que tenerle respeto a la montaña”, dice a EL DIARIO Jorge Ledezma, jefe de operaciones del SAR La Paz, quien el 3 de julio de 2023, junto a sus compañeros recibió la alerta sobre la desaparición de Jonathan Díaz, en el trayecto del camino precolombino Sillutinkara, que antiguamente servía de tránsito entre la región de los Yungas y la urbe paceña, a una distancia aproximada de 27 kilómetros.

El recorrido inicia cerca de la localidad de Unduavi y finaliza en Chairo, no sin antes reunirse con el camino precolombino del Choro, ubicado en la provincia Nor Yungas de La Paz, en el ingreso a la Amazonía.

Los voluntarios se enteraron poco más de 48 horas después de la desaparición de Jonathan. Fueron los guardaparques del Parque Nacional Cotapata los primeros en comunicarles lo sucedido, horas después lo hizo la familia.

Para la búsqueda de Jonathan coordinaron con personal de otras instituciones como bomberos voluntarios Estrella de Vida, Socorro Andino Boliviano y los guardaparques de Cotapata. Entre todos conformaron una patrulla conjunta con 21 personas, quienes desde las primeras horas del martes 4 de julio iniciaron el recorrido, buscando y revisando el Sillutinkara.

A las 14.30 horas del miércoles 5 de julio, la radio, operada por personal del Socorro Andino Boliviano, informaba que encontraron una mochila. Compararon el hallazgo con la foto de la persona desaparecida y confirmaron que era suya.

Cinco días después, el trabajo realizado por los voluntarios daba certezas de que la persona desparecida se encontraba con vida y en movimiento.

El viernes 7 de julio, la patrulla conjunta de búsqueda y rescate ya había recorrido 150 kilómetros, en varias direcciones de un área de unos 35 kilómetros cuadrados.

A los tres días de búsqueda, los voluntarios detuvieron sus labores porque necesitaban proveerse de agua, alimentos, ropa, equipamiento individual, radios, etc.

A la espera de los refuerzos, los voluntarios delimitaron un área clave en la que todavía había que buscar y entregaron cartografía, coordenadas, información sobre distancias, accesibilidad y condiciones del terreno a las unidades de bomberos, canes y funcionarios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), quienes continuaron con las tareas de búsqueda.

A las 15.30 horas del viernes 7 de julio, mediante llamada telefónica toda la gente que se encontraba en la comunidad de Chairo se enteró que Jhonatan Díaz había sido encontrado vivo por Daniel Coos, un poblador del lugar.

La persona extraviada estaba en el área que los voluntarios habían marcado para que se continúe con la búsqueda.

“Como en toda escena de emergencia los actores que participan son muchos más que los ya mencionados. Entre estos cuentan mucho los comunarios, mujeres y varones que nacieron, viven y trabajan en estos lugares. Cuando estas situaciones nos llevan a visitar sus comunidades siempre nos reciben con hospitalidad y cariño”, dice José.

El voluntario, con nueve años en el SAR, reitera que la familia de Jonathan jugó un papel muy importante, porque no solo colaboró con recursos materiales y económicos, sino también con su paciencia, comprensión y actitud.

José manifiesta que el rescate de Jonathan tuvo mayor cobertura mediática, empero algunos medios cometieron errores al momento de transmitir la información, situación que afectó, principalmente, la sensibilidad y el ánimo de todos los implicados en el rescate.

Explicó que tanto en el desarrollo como en la conclusión de una situación de emergencia es común que los bomberos y rescatistas realicen reuniones para comunicar las cosas que salieron bien y las que deben mejorarse, ello realizando un análisis de desempeño individual y colectivo, asignación y utilización de recursos, tiempo de respuesta, organización, planificación, comunicaciones y maniobras operativas efectuadas.

“Los miembros de la patrulla conjunta y las instituciones a las que representamos; quedamos comprometidos para trabajar y mejorar más aún nuestra respuesta ante cualquier tipo de contingencia. Esta vez tuvimos la oportunidad de demostrar que actuamos con pertinencia y responsabilidad. Que nuestra trayectoria e historia desembocan en un trabajo esmerado y profesional para ayudar a quien más lo necesita, y con la única premisa de continuar para que otros puedan vivir”, apuntó.

José recuerda la frase: “hay que tenerle respeto a la montaña”, misma que considera debe aplicarse a los caminantes de la cordillera para que profundicen su consciencia sobre el espacio que están transitando y tomen las acciones debidas para conservar su seguridad.

“Considero que este contexto debería aplicarse a todos los lugares y destinos que nos sean ajenos, o que sean grandes y alejados. De igual modo se debería tener el mismo cuidado con destinos que tengan algunas consideraciones importantes como su meteorología, vegetación, fauna silvestre y relieve. Los Caminos del Inca notoriamente forman parte de este contexto”, advierte.

Asegura que es importante que todos los que quieran transitar por esos caminos dediquen el tiempo necesario a la planificación y preparación, antes de emprender el viaje ya que se debe colectar y adquirir equipamiento necesario que van desde la vestimenta, implementos y complementos que servirán tanto de noche como de día, para días secos y húmedos.

“Sentirse bien físicamente y estar dispuesto a someter el cuerpo a condiciones poco habituales y a esfuerzos mayores es también parte de la preparación que se debe poner en práctica. Planificar hará que la experiencia sea llevadera y disfrutable. Debemos ser conscientes que nuestro paso por estos lugares genera un impacto en el ambiente, no sólo porque generamos residuos de todo tipo, sino también porque nuestro tránsito puede estar cargado de ruido innecesario que altera la armonía del lugar”, dice.

Asegura que debe ser parte de la planificación incluir insumos y buenas prácticas para dejar el lugar tal cual lo encontraron, o incluso mejor.

//FUENTE: EL DIARIO//