El Gobierno del presidente Rodrigo Paz plantea, a partir del Decreto Supremo 5503, un nuevo modelo económico para el país, sostuvo el ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, dónde el Estado dejé de ser visto como un benefactor y pase a ser facilitador para la generación de ingresos para las familias bolivianas.
Esa posición fue ratificada, sin tenerlo en cuenta, incluso desde el ala de oposición radical en el Chapare, donde el jefe cocalero Evo Morales se encuentra autorecluido hace más de un año, por una orden de aprehensión que pesa en su contra.
«Aquí, prácticamente eliminan (al) papá Estado. Yo digo, tiene que haber papá Estado, para eso es el Estado, pero aquí no hay Estado. El Estado ni siquiera regula, hemos demostrado», opinó Morales desde la radio de los cocaleros.
Espinoza remarcó que el nuevo modelo económico para Bolivia busca precisamente anular al Estado tranca, que representó el régimen del MAS por 20 años, con corrupción y burocracia generalizada.
«El Estado deja de ser un obstáculo y pasa a ser un facilitador. Producir, invertir y trabajar formalmente vuelve a tener sentido», manifestó a los medios de cobertura.
Una de las características centrales del DS 5503, según reporta el portal Brújula, es que combina medidas de estabilización macroeconómica con un “escudo social” diseñado para proteger a los sectores más vulnerables. “No hay política social sostenible sin estabilidad, y no hay estabilidad legítima si no protege ingresos, empleo y dignidad”, argumentó Espinoza.
Entre las medidas de protección social destacan el incremento de la Renta Dignidad, el fortalecimiento del Bono Juancito Pinto y la creación de transferencias extraordinarias focalizadas en los sectores más vulnerables. “Aquí no hay ajuste ciego: hay priorización”, enfatizó el ministro.
El nuevo modelo redefine la relación entre el Estado y la producción mediante la eliminación de autorizaciones innecesarias, la introducción del silencio administrativo positivo, la creación de ventanillas únicas y el establecimiento de plazos claros para trámites.
Esta transformación busca abandonar “la lógica del control asfixiante” para apostar por “la confianza regulada”, según las palabras del ministro.
En el ámbito energético, el decreto ordena el sistema de precios de los combustibles y elimina distorsiones que alimentaban el contrabando, protegiendo al consumidor durante un periodo de transición. Espinoza fue claro al señalar que “los subsidios mal diseñados no son política social, sino un drenaje regresivo de recursos públicos”.
El decreto sienta las bases de lo que Espinoza denominó “un capitalismo para todos”, basado en reglas claras, competencia, seguridad jurídica y previsibilidad, en contraposición a un modelo de privilegios y contactos.
La promoción de inversiones estratégicas, con contratos estables y mecanismos de resolución de controversias, busca reinsertar a Bolivia en los circuitos internacionales de financiamiento y producción.
“Este decreto no es el final del camino. Es el inicio”, concluyó Espinoza, quien calificó la medida como “un cambio de dirección” y “un acto de responsabilidad histórica” para un país que, en sus palabras, “llevaba años avanzando hacia el precipicio”.


