Bolivia, del miedo al MAS a la reconstrucción de la República

Bolivia arrancó la primera semana de noviembre 2025 con dos hitos muy importantes: 1) un renovado parlamento y 2) un nuevo poder Ejecutivo a cargo de Rodrigo Paz. Llegamos a este punto después de un intento de permanencia indefinida en el poder por parte del cocalero Morales; de un gobierno de transición fallido de Jeanine Añez; de una desastrosa gestión de Arce Catacora, y de unas elecciones inéditas, que incluían una segunda vuelta.

Más de dos décadas de dictadura han afectado la psiquis colectiva de gran parte de la población boliviana. Por ende, el debate político fue reemplazado por el miedo y la desesperación. En las últimas cinco elecciones presidenciales (2009, 2014, 2019, 2020, 2025) la oposición funcional (Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina y Manfred Reyes Villa) jugó con la estrategia más fácil: el antimasismo.

«El voto útil» o «es lo menos malo» eran opciones sostenidas en el miedo al masismo. Después de todo, las personas aterradas siempre claman por salvadores. Sin embargo, esa etapa ya quedó atrás. De hecho, intentar sostener esa narrativa, en especial, en sectores urbanos de clase media y media alta, fue una de las causas del fracaso de Tuto Quiroga en el balotaje del 18 de octubre.

Rodrigo Paz, que arrancó la campaña muy atrás en las encuestas, resultó ganador de ambas rondas electorales. Pero, más que ganar el proceso eleccionario, su desafío más importante es otro: mantener todo el sistema criminal que Cuba y Venezuela han montado en Bolivia, u optar por restituir los elementos centrales de la democracia. Al respecto, Carlos Sánchez Berzain, en una entrevista a www.infobae.com, afirma:

  • La causa de la crisis en Bolivia es la destrucción institucional a partir de la constitución del Estado plurinacional y todos los atropellos que eso genera. Que la crisis económica, la ausencia de dólar, el vaciamiento de los recursos del Estado, el entreguismo de los recursos naturales, el hecho de que Bolivia sea un narcoestado, el hecho de que Bolivia sea una base de Irán y de Cuba, la falta de diésel y gasolina, el camino de la pobreza, la miseria. Todo eso está determinado por un sistema que hay que eliminar recuperando la República. Y entonces se puede hablar de política económica. Y la política económica obviamente está marcada por el rumbo del mundo, que quiere decir respeto a la propiedad privada, inversión, tecnología, capacidad de los bolivianos, que la tienen, transparencia, lucha contra la corrupción y, obviamente, alejarse del narcotráfico y del narcoestado.

Es decir, el presidente Rodrigo Paz puede ser aquel hombre que recupere la República o, simplemente, el cuarto jefe del narcoestado. Esa decisión está en sus manos, pero también se requiere mucha responsabilidad ciudadana, pues la ciudadanía tiene una enorme tarea pendiente: reconstruir los partidos políticos.

Los partidos políticos son importantes por tres cosas: 1) doctrina y educación política, remedio contra la improvisación, la compra de candidaturas y el transfugio, 2) oferta de políticas públicas y modelo de gestión del Estado, cosas hoy ausentes en frentes como LIBRE o Comunidad Ciudadana, y 3) representación ante el poder, elemento fundamental para frenar las ambiciones totalitarias.

Por azares del destino, y su propia pelea interna, el MAS dejó el poder luego de veinte años. Eso nos abrió una oportunidad a quienes aspiramos a la carrera política y a nuestro proyecto, por cierto, muy ambicioso: poner a Bolivia en la ruta de un mundo capitalista, globalizado y en revolución tecnológica. En conclusión, es hora de pasar a la acción.

  • HUGO BALDERRAMA FERRUFINO
  • ECONOMISTA, MASTER EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y PHD. EN ECONOMÍA
  • *NDE: LOS TEXTOS REPRODUCIDOS EN ESTE ESPACIO DE OPINIÓN SON DE ABSOLUTA RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO COMPROMETEN LA LÍNEA EDITORIAL LIBERAL Y CONSERVADORA DE VISOR21