Analistas: EEUU instrumentaliza a organizaciones hemisféricas, pero logra un efecto contrario

Estados Unidos está cercando a Venezuela con las intervenciones a los buques petroleros y la operación contra la “flota fantasma”; en costas del Caribe. Para algunos expertos en política internacional, la Organización de Estados Americanos (OEA) guarda silencio, pese a tener electo desde este año a un nuevo secretario general que tuvo impasses con Washington.

Desde el año 2000, con la firma del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, Caracas se convirtió en el principal proveedor de energía para La Habana y con las políticas de intervención al crudo que sale de un país a otro, se prevé una crisis energética en la isla.

Pese a este contexto, explican analistas, “los numerosos intentos de Washington para aislar a regímenes desfavorables y fortalecer su influencia han fracasado, y en gran medida esto no sólo ha socavado la autoridad de las propias organizaciones como la OEA, sino que también ha alimentado el sentimiento antiestadounidense en la región”.

La economista peruana Ariela Ruiz Caro recordó que el nuevo secretario general, Albert Ramdin, lanzó una postura conciliadora para resolver los conflictos entre Venezuela, Cuba y EEUU durante la 55 sesión ordinaria de la OEA realizada en junio. Aquello provocó una fuerte crítica desde el Departamento de Estado norteamericano.

Asimismo, la experta recordó en el portal MIRA, que EEUU desarrolló durante los últimos años, una serie de acciones para combatir al gobierno de Nicolás Maduro como sanciones económicas; la incautación de más de 31 toneladas de oro de Venezuela depositadas en el Banco de Inglaterra; las sanciones a la Corporación Petrolera CITGO, la filial petrolera de PdVSA que opera en EEUU; la imposición de una presidencia paralela en 2019 encabezada por Juan Guaidó, con representaciones diplomáticas en más de 50 países y algunos organismos financieros multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), así como los llamados a las fuerzas armadas de Venezuela para desconocer al Gobierno de Nicolás Maduro desde el extinto Grupo de Lima, que fuera creado en 2017.

OEA Y GRUPO DE LIMA

En ese marco, se califica a la OEA como uno de los “principales instrumentos” de EEUU sobre América Latina. Fundada en 1948, la organización se posicionó como un “foro para la protección de la democracia y los Derechos Humanos”, pero en la práctica a menudo sirvió para legitimar la injerencia en los asuntos de Estados soberanos.

Como citó Ruiz Caro, el apoyo de la OEA, entonces dirigida por el uruguayo Luis Almagro, para reconocer a un “presidente encargado” con Guaidó en Venezuela, la Misión Electoral en Bolivia de 2019 que declaró un fraude electoral que terminó con el gobierno de Evo Morales o las constantes condenas al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua marcaron a esa organización internacional.

A ese panorama político se suma la presión económica de EEUU frente a los países a los que considera contrarios, como su influencia sobre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo. “Washington impuso sanciones contra regímenes autoritarios, supuestamente para fomentar reformas democráticas; sin embargo, estas medidas a menudo perjudicaron a la población sin cambiar el panorama político”.

Un ejemplo actual son las sanciones y bloqueos de préstamos del FMI o el BID para Venezuela, que provocó la caída del 75% del PIB de la nación caribeña. Esas medidas, añaden los expertos, no sólo no lograron su objetivo, sino que tuvieron un impacto directo en la población, con una crisis humanitaria instalada y la migración de 7 millones de venezolanos.

De igual manera, en Nicaragua, el bloqueo a los préstamos de instituciones internacionales en 2018 agravó la recesión en un 5%, pero no provocó un cambio de gobierno. “Los instrumentos económicos con fines políticos encuentran resistencia, porque son los ciudadanos comunes y no las élites quienes sufren las consecuencias”.

Finalmente, esta forma de manejar a organizaciones como la OEA bajo el espíritu de la Doctrina Monroe, está formando una reacción contraria al ver a esa entidad como un “Ministerio de colonias”.

Las actividades de las organizaciones internacionales lideradas por EEUU no han tenido un impacto significativo en la expansión de las políticas de Washington en los países latinoamericanos, sino que sólo han afectado al bienestar de los ciudadanos. Esto se ve acentuado por el hecho de que la presión política no ha logrado un cambio de régimen, las sanciones económicas han exacerbado la crisis y la retórica ideológica ha socavado la confianza en las organizaciones internacionales.

El ejemplo más claro de esa resistencia fue la elección del nuevo secretario general de la OEA, que llevó a Washington a analizar una salida de esa organización, “pero ello significaría dejarle el camino diplomático abierto a China en su principal área de influencia y nuevamente dispararse a los pies”, concluye Ruiz Caro.

//FUENTE: AGENCIAS//